014

170 30 6
                                    

Ya había pasado casi las dos semanas desde que Hoseok había comenzado a "entrenarme", y no hubo día que no fuésemos a la sala de ensayo después de clases.

Estaba orgulloso de mí mismo porque había conseguido mejorar muchísimo desde el primer día, o al menos eso fue lo que dijo Hoseok. Igualmente no me sentía con la confianza suficiente para presentarme frente a tantas personas. Menos frente a Jisoo. Me asustaba muchísimo olvidar algún paso o tropezar con mis propios pies y caer.

Tan solo faltaban dos días para la muestra.

¿Acaso no podía dejar de ser tan negativo?

A pesar del tiempo que había pasado, mi cuerpo todavía no terminaba de acostumbrarse y dolía peor cuando me levantaba por las mañanas, aún más cuando tenía que bajar escaleras. Nunca había hecho ningún tipo de ejercicio más allá de educación física en la escuela y sólo porque era obligatoria.

—¡Vamos, Jin, nos queda poco! —animó Hoseok mientas aplaudía un par de veces.

—Eso dijiste hace una hora. —bufé desplomándome en el suelo con la respiración agitada—. Agua. Necesito... agua...

El castaño tomó una de las botellas que reposaban frente al gran espejo y me la extendió mientras me miraba con preocupación.

—Oye, ¿estás bien?

¡Recién ahora se daba cuenta que estaba muriendo! Antes no había querido ni que nos tomáramos cinco míseros minutos de descanso. Llevábamos dos horas ensayando de corrido. Según él esa era la única forma de que lograra aprenderme todo en menos de dos semanas. Y lo cierto era que había funcionado, porque ya me sabía la coreografía de memoria por lo que mucho no podía quejarme.

—Fíjate que estoy perfecto. —le arrebaté la botella para luego arrastrarme hasta una pared así pudiendo apoyar mi espalda en algún lugar.

—¡Entonces podemos seguir!
—dijo sin haber captado mi sarcasmo—. La repasamos dos veces más y nos vamos, anda. Lo estás haciendo bien. Solo tengo que corregirte un par de cosas, como la posición de tus pies en el coro. ¡No perdamos tiempo!

Mientras hablaba me acabé todo el agua. Realmente estaba sediento y con ganas de tirarme en una cama a dormir más de doce horas, cosa que hace muchos meses no podía permitirme.

—¿No podemos dejarlo aquí? Estoy cansado. Además creo que hoy nos tomamos más tiempo y debo volver a casa a ducharme para reunirme con Tae y Lisa.

Hoseok se acercó a su mochila la cual estaba colgada en uno de los percheros y sacó de esta su teléfono.

—Son casi las seis. —dijo haciendo una mueca—. Sí que nos hemos pasado... pero debía hablarte de eso.

—¿Hablarme sobre qué? —pregunté tirando mi cabeza hacia atrás provocando que chocara cotra la pared.

—Que vamos a necesitar quedarnos más tiempo. —hizo una línea recta con sus labios—. Tenemos solo dos días y debemos aprovecharlos al máximo. Yo creo que estará bien hasta las ocho. Y si podemos más, mejor.

—¡¿Hasta las ocho o más?! —abrí mis ojos como platos y me incorporé casi que de un salto—. ¿No crees que es demasiado tiempo? Tengo tarea, tengo que estudiar, ¡no puedo quedarme tanto!

—¿Y qué? Yo también debo hacer lo mismo. —se encogió de hombros restándole importancia—. Es sólo durante estos días porque pronto será la muestra. Luego podrás volver a tener las tardes libres. Ademas de el número de Jisoo. —terminó su frase apuntándome con sus dedos como si fueran una pistola y guiñándome un ojo.

La situación me tenía harto porque solo quería descansar, pero ahora que estaba tan cerca de la muestra no podía echarme hacia atrás.

Andaaaaa. Aunque sea una última y te dejo libre.

Se acercó a mí y estiró mi brazo de manera insistente hasta que accedí. Podía quedarme un poco más y aún tendría tiempo, aunque luego debería de apurarme.

Hoseok se acercó al reproductor de música para ponerle play mientras yo me preparaba para empezar, hasta que mi mirada se desvió a la enorme ventana que estaba a nuestro costado debido a algo que me había llamado la atención

La ventana en cuestión no tenía rejas y daba directamente al jardín del Instituto, donde habían varios bancos en los cuales los alumnos, los enamorados en su mayoría, se sentaban a charlar o pasar el receso.
Estaba un lejos del suelo, pero no lo suficiente como para matarte si saltabas por ella.

Aunque eso fue lo último que quise hacer cuando vi lo que vi al acercarme.

Era Jisoo, estaba seguro. Estaba sentada en uno de los bancos junto a un chico que me pareció demasiado familiar, pero debido a la distancia no pude reconocerlo. Lo que más me desconcertó fue que ciertamente estaba demasiado cerca de ella, a la par que reían.

Me apoyé en el marco de la ventana asomándome cada vez más y más. No... yo había visto mal. Tenía que ser otra chica.

El chico se acercó peligrosamente a ella posando una de sus manos en su mejilla.

No podía ser.

Pude escuchar a Hoseok llamarme detrás pero todo parecía ocurrir en cámara lenta. Como si fuese una película, como si no fuese real.

—¡Seokjin!

Hoseok pegó un grito tan fuerte que me asustó tanto como para que perdiera por completo el equilibrio al tener casi la mitad de mi cuerpo atravesando la ventana. Entre tanto desconcierto, no pude atinar a sostenerme de alguna forma.

Y lo que pasó después fue inevitable.

Cómo Conquistar a Kim Jisoo | JINSOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora