027

351 42 79
                                    

El fin del primer período significaba el fin de limpiar aulas por dos semanas. El profesor se había mantenido amenazándonos con que nos haría venir hasta en Navidad sino hacíamos bien nuestro trabajo o continuábamos "portándonos mal", pero pareció satisfecho con nuestros esfuerzos y esa última tarde nos despidió deseándonos felices fiestas.

—Viejo imbécil. —murmuré cuando lo vi desaparecer por la salida, muy lejos de la puerta del armario de limpieza donde yo me encontraba.

—Si te escuchara te haría venir hasta después de graduarte.

El conserje se apareció de repente detrás de mí sobresaltándome.

—¿Y usted le dirá?

—No podría importarme menos. —se encogió de hombros y me hizo un gesto para que me corriera del camino, así pudiendo meter la llave en la cerradura y abrir el armario—. Supongo que por no haber sabido cerrar la bocota te castigaron.

—De hacerlo no me habrían castigado todo el año. Pero igual unas cuantas veces tendría que venir.

—Tienes pinta.

El señor estiró el brazo para bajar unas botellas de cloro que estaban hasta arriba en la estantería.

—Te castigan todo el año por insultar a un profesor. Eso me lo espero de ti. Pero, ¿y ella?

—¿Ella quién?

—Tu amiga.

—No es mi amiga.

—Pero si siempre estaban cantando, bailando...

—Solo fue una vez.

—Ah, ya entiendo. —se llevó al hombro el trapeador—. Es tu novia y pelearon.

—No.

El hombre suspiró.

—Bueno, chico, a ver. La cosa es, ¿por qué la castigaron? No parece de andar de rebelde como tú.

—No sé. Ya le dije que no somos amigos. Además, ¿por qué le interesa tanto?

—Me ayudan a limpiar hace un buen tiempo, pero no me dijeron cómo se llaman.

Señalé la tarjeta con mi nombre impreso dándole unos golpecitos al plástico que la protegía, la cual estaba enganchada a mi saco. El hombre entornó los ojos.

—No traigo mis lentes.

—Min Yoongi.

Asintió y salió del armario.

—Bueno, Min Yoongi. Toma lo que necesites, yo ahora tengo que ir a limpiar el gimnasio.

Se quedó mirándome durante unos segundos, y luego abrió los ojos con expresión de "ahora entiendo".

—¡Yo te conozco! Tú juegas en el equipo de basketball, ¿no es así?

—Jugaba.

—Ohhh... —asintió unas cuantas veces—. Como sea, hijo. Debo irme. ¡Buena suerte y felices vacaciones!

Me dio unas palmaditas en el pecho antes de irse y yo di un suspiro para luego entrar en el armario. Jennie me había pedido que le llevara más trapos de limpieza. Se había puesto a limpiar los bordes de las ventanas (cosa que nunca habíamos hecho, y al parecer nadie antes tampoco) y el suyo se había arruinado.

Las cosas entre nosotros seguían igual que siempre. Limpiar cada uno por su lado y de vez en cuando intercambiábamos alguna que otra palabra al respecto. Mentiría si dijera que a veces, solo a veces, sí me daban ganas de sacarle charla. Pero no sabía cómo se lo tomaría después de cómo le había hablado aquella vez. En las clases con Chaeyoung también permanecíamos igual.

Cómo Conquistar a Kim Jisoo | JINSOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora