cold cold cold

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Hace bastante tiempo Johnny no había escuchado el particular tono de llamada de Ten. Aún recordaba cuando el menor pasaba horas pegado al móvil, escribiendo o recibiendo llamadas que normalmente respondía en coreano.

Nunca tuvo la oportunidad ni mucho menos creía que tenía el derecho de preguntar quién era esa persona o cómo es que Ten sabía hablar coreano si era Tailandés.

Sin embargo, a diferencia de los meses anteriores, Ten dejó que los maullidos de gatitos —su tono de llamada— pasaran de largo.

Ambos estaban en la cocina compartiendo el almuerzo, Johnny seguía avergonzado por lo sucedido el día anterior y Ten parecía restarle importancia. Sin embargo, a veces se daban efímeras miradas cómplices que finalmente delataron lo que ambos podían sentir. Discretamente Ten estiraba levemente su mano y rozaba sus nudillos con los ajenos riendo al apartarla.

Pero cuando el tono de llamada nuevamente inundó sus oídos Johnny suspiró y le dió una mirada al menor para que conteste. Ten no necesitó más y se levantó de la mesa, caminando lejos de él.

Johnny mordió su labio inferior y dejó su espalda esparcida en el respaldo.

¿Quién sería esa persona? Ten antes solía hablar animadamente con ella o él a tal punto que llegó a pensar que era su pareja. También pensó en sus padres y amigos. Pero cuando Ten dejó de contestar sus llamadas o miraba con mala cara el celular, una cierta parte de él decía que su teoría era cierta.

Cuando un par de cosas desaparecieron Johnny no les tomó atención, estaba concentrado en lo que el tailandés le brindaba y los grandes pasos que habían tomado. Ten se había fijado en él.

Por eso, Johnny abrió los ojos.

Se levantó abrumado de la mesa con una sensación rara en el pecho ¿Ten estaba con alguien más? Entonces, respiró profundo y caminó con grandes zancadas hasta el cobertizo, donde el menor hablaba por teléfono.

Ten era una persona muy gestual, su cara siempre le decía todo. Sin embargo está vez no supo leerlo, él parecía confundido pero algo más abundaba en las expresiones del menor.

Tomó una gran bocanada de aire y la soltó con la ansiedad corriendo por su cuerpo. Tenía cosquillas en el pecho y su garganta molestaba. El tailandés le debía muchas respuestas; Johnny podía estar enamorado pero no era un baboso.

Cuando la figura delicada del más bajo se mostró frente a sus ojos, no dudó en acorralarlo contra la puerta, tomando uno de sus brazos para dejarlo al costado de su rostro mostrándole la pantalla del celular.

—¿Tienes una relación, Ten? ¿Estás con alguien más?

Vió al menor abrir su boca, poniendo una mueca de asombro. Tosió un poco y negó, un tanto eufórico, rápidamente se soltó de su agarre frunciendo su entrecejo.

—Realmente creí que ibas a follarme contra la puerta, eso hubiera sido increíble— Soltó con una inusual ironía. —Pero solo te dedicas a hacer preguntas imbéciles.

Johnny puso su mejor cara de ofendido, le había dolido. —¿Eso soy para ti? ¿Un juguete sexual, alguien que puedes ocupar para calmar tus ansias?

—¿No es acaso eso lo que quieres, John?— Preguntó Ten, acercándose peligrosamente al perfil del más alto. —Llevas meses deseando esto ¿no es así?

—No es eso— Refutó Seo, formando un puño.

—¿Ah, no? Entonces dime que es ¿por qué finges tener interés en mi vida cuando solo quieres sacarme l...

El golpe resonó por toda la habitación. Los ojos de Ten se abrieron al mismo tiempo que sus labios, su respiración se volvió irregular en cuestión de segundos y podía sentir como el corazón estaba en sus oídos. El resto fue puro silencio.

—Chittaphon...

𝘄𝗲𝗶𝗿𝗱 ─ johntenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora