(Soneto blanco)
Apenas comenzó la lluvia helada,
cae despacio, de día y de noche,
es un cristal sin resistencia, pero
le causa daño al roble entre caricias.Lluvia de algodón sobre los tejados,
lluvia de estrellas en la oscuridad.
Tal parece que todo es complemento
y el sol ríe tras los días lluviosos.Por eso espero tu caricia, amante
mío, derrite el copo de la espera,
que se una dulce al mar de tu sudor.Tu silencio receloso, acumula
considerables gritos valerosos
y en tu palabra haré mi rebelión.Jorge Martínez C.
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