Día 2

429 31 4
                                    

Furihata Kouki, un chico de brillantes ojos chocolate y sedoso cabello del mismo color, caminaba por el parque con una gran sonrisa en el rostro y una cámara colgada a su cuello.

Amaba esa época, las calles cubiertas de blanco y decoradas con luces. Como cada año, salía a tomar fotografías, había un lugar en especial, la azotea de un edificio. Por alguna extraña razón le agrada la perspectiva del lugar para sus fotos.

Como siempre, saludó a las personas que se encontraba, tomó el ascensor y subió al ultimo piso. Camino tranquilo, dejó la mochila que cargaba en una de las bancas que se encontraba ahí, y se acercó al barandal, apreciando la vista, sonrió sintiendo la fría brisa en sus mejillas, cerró sus ojos aspirando el aroma del ambiente. Lagrimas empezaron a descender por su rostro, un dolor en su pecho apareció y le hizo aferrar su mano a su camiseta.

Amaba el invierno, siempre lo hizo. Era la época en que lo conoció… pero le causaba un intenso dolor, pues en esas fechas también fue cuando lo perdió. Seis años habían pasado desde entonces, desde que la persona que amaba había muerto, no pudo evitarlo.

Akashi Seijuuro, un atractivo chico de ojos y cabellos color fresa y piel blanca. Lo conoció cuando tenia 15 años. El chico era arrogante y frio, era aterrador a los ojos de Furihata, eso hasta que una noche, un año despues de conocerlo, en esa misma azotea confesó estar enamorado de él. ¡Dios, quien iba a creer que ese chico se fijaría en él! Aunque al incio pensó que era una broma, Sei no se rindió y día a día se esforzaba en enamorarlo, cosa que finalmente logro cuando ambos tenían 17.

Su relación, a la vista de todos era hermosa, y claro que era cieto. Seijuuro siempre lo mimaba y demostraba cuanto lo amaba, y Kouki correspondía esos mismos gestos, durante 3 años todo parecía ir bien. Eso fue hasta que el pelirrojo empezó a actuar distante, y distraído. Un dia, Kou le preguntó si lo seguía queriendo “Kouki, te sigo amando incluso más que antes, y te amaré incluso despues de la muerte, en esta y en mis siguientes vidas” fue su respuesta. Esa misma noche se demostraron cuanto se amaban y se prometieron amor eterno.

Durante la madrugada, Kouki sintió oa falta de calidez de su pareja, al despertar notó su ausencia, lo buscó por el apartamento sin hallarlo. Intentó llamarlo, pero no respondía, su teléfono sonó, vio el mensaje, solo era una dirección que conocía bien. Tomo su abrigo y corrió a ese lugar. Al llegar, no pudo evitar dar un grito desgarrador, lleno de dolor. Su novio se encontraba en medio de la carretera, rodeado de sangre, sin vida.
-¿Por qué Sei?- susurró al viento, aún no entendía la razón de Seijuuro de acabar con su vida, tal vez si lo hubiera sabido, solo tal vez estaría ahí con él, a su lado.

Extrañaba su calidez, sus sonrisas al despertar, su mirada divertida cuando le hacía sonrojar, sus besos, las veces que solían simplemente observar el cielo invernal en ese lugar acompañados del té favorito de Sei.. Rosas... Me gustaría ir contigo...  Fueron sus pensamientos, en más de una ocasión pensó seriamente en terminar con su vida y poder reencontrarse con la persona que amaba. Pero no podía, todavía tenía una chispa que le mantenía con ganas de vivir, un nuevo amor, una persona a la que amaba y por la cual estaba dispuesta a vivir con dolor.

Su pequeño Seishiro, su lindo hijo de cinco años. Supo de su embarazo dos semanas antes del incidente. Planeaba decírselo, nunca pensó lo que el futuro le tenía preparado. Su hijo era una copia exacta de Sei, su cabello y su piel, hasta su personalidad. Y lo amaba con fervor, era producto de su amor. Por el vivía, y haría que Sei también viviera en su corazón.

Volteó hacia la puerta que conducía a la azotea, vio a su pequeño llegar y correr hacia él. Despidió a Tetsuya y Taiga con una sonrisa, ellos asintieron y se retiraron.

-¡Papi!- gritó emocionado el niño, siendo cargado por su padre al instante -¿Lo trajiste?- cuestionó el pequeño pelirrojo ladeando su cabeza
-Claro que si cielo- respondió el castaño dirigiendo al lugar donde había dejado sus cosas con anterioridad. El niño emocionado, abrió la mochila de su padre y de ahí sacó tres tazas y un termo, vertió el contenido en ellas y sonrió mientras de su propia mochila sacaba una fotografía, una foto que su tío Tetsuya le había regalado ese día, era su padre. Puso una taza frente al portaretrato y jalo a su papá con él.
-Mira papi, hoy papá nos acompañará- Kouki no pudo evitar llorar nuevamente y con dulzura abrazó a su hijo. Esa noche, realmente sintió que Sei se encontraba ahí con ellos, "en esta y en mis siguientes vidas te amaré, solo esperame". Fue su pensamiento esa noche...

31 Días de Akafuri (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora