Día 10

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Akashi tenía un gusto peculiar, y ese era la comida. Le encantaba comer, sé divertía probando nuevos platillos desde los más finos, hasta los más peculiares. Muy pocos sabía de esto, solo sus amigos cercanos como Midorima o Murasakibara, al cual le pagaba con dulces para que guardara silencio. Y es que llegaba a comer exageradas cantidades, que al verlo nadie lo imaginaria. Pero lo que más le gustaban, y un gusto culposo, eran las galletas, ricas y deliciosas galletas con chispas de chocolate. Justo como las que había probado aquel día, eran sumamente deliciosas.

...

En la cocina de aquel instituto, se encontraba un lindo doncel castaño con un mandil rosa, cubierto de harina, y con una gran sonrisa en su rostro. Furihata Kouki trabajaba medio tiempo con la cocinera de su escuela, más que nada por mero gusto, adoraba cocinar y sobretodo ver cómo los demás se deleitaban con su comida. Se asomó levemente al comedor donde se encontraban ya los alumnos y sonrió orgulloso al ver qué todos apagaban las galletas que con esmero horneó.

-Vaya, si sigue esto así, pronto me reemplazaras- dijo la cocinera
-No diga esas cosas Hikari-san, su cocina es única y deliciosa, yo apenas estoy aprendiendo- respondió el castaño con una leve sonrisa y un sonrojo en sus mejillas. Regresó a la cocina y se preparó para regresar a clases, pues el descanso ya estaba por terminar.

Durante el camino logró escuchar lo alagos que hacían sobre el postre de ese día y su sonrisa no hacía más que crecer.

-Furihata-kun, realmente cada día me sorprendes- el castaño dio un brinco y un pequeño grito nada masculino salió de sus labios, pues si pequeño y lindo amigo peliceleste le había dado un susto como siempre.
-¡Kuroko! Deja de aparecer así por favor. Y, ¿De qué hablas?- preguntó curioso
-Yo siempre estuve a tu lado, me hiere que no me hayas visto- dijo inexpresivo como siempre pero con un deje de diversion- obviamente hablo de lo que preparaste hoy, Taiga quedó prendado de esas galletas- Kagami Taiga era el novio de su amigo-/.
-Gracias Tet, aunque...-suspiró- reglamente me gustaría escucharlo también de otra persona- discretamente dirigió su mira a aquel pelirrojo que hablaba con un alto peliverde.
-¿Por qué no simplemente te acercas y le hablas?-
-No es tan fácil, cuando estoy cerca me pongo nervioso y empiezo a temblar y a, a tartamudear, ¡Aahh! Ayúdame, Akashi-senpai se graduará y no, no he podido confesarme- habló con tristeza, llevaba casi dos años enamorado de aquel chico. Sus ojos, cabello y todo, todo de él le había cautivado. Pero no sé atrevía a hablarle, pues se sentía poca cosa a su lado, pues Akashi era considerado el chico más perfecto del instituto, y para él, del mundo.
-Simple, Furihata-kun, una sola palabra: comida.- dijo tranquilamente Kuroko
-¿Ah?- miró extrañado a su amigo, a que se refería... Oh
- Exacto, se corrió el rumor que Akashi-san tiene gusto por la comida, en especial por los postres, llega a su corazón empezando por su estómago- fue lo último que le dijo antes de irse.

Justo su fuerte, Furihata vió por última vez al chico de sus sueños y preparó todo mentalmente, al día siguiente daría inicio su plan de conquista.

Akashi cada día desde hace casi un mes, encontraba en su casillero postres caseros, era extraño pero no negaba que estos eran los más deliciosos que hubiera probado en su vida y casualmente, tenían parecido a los que preparaban en la cafetería de su escuela. Poco a poco, la incógnita de quién era la persona que los prepara invadió su mente, volviéndose un anhelo conocerle. En especial, por qué creía que eran la misma persona. Observaba a cada una de su alrededor, incluso empezó a recibir los dulces que le regalaban las chicas y algunos chicos, con tal de encontrarle.

Furihata se percató de ello, pero malinterpretó esa acción y su ánimo empezó a decaer. No soy nada en comparación a esas lindas chicos y chicos. Así que dejó de hacer esos pequeños detalles. Seu estaba abrumado, ¿Dónde estaban esos dulces? De un día a otro, ya no había más, ¿Le habría pasado algo? ¿Estará bien? Fueron las preguntas que se hizo, y durante una semana tampoco halló consuelo con los postres de la cafetería. Fue hasta el lunes siguiente que lo probó nuevamente, esas ricas galletas. Sonrió y espero al final del almuerzo. Dijo a sus amigos que se adelantaran y con toda discreción se dirigió a la cocina, y ahí lo vió, un lindo y tembloroso doncel castaño con un mandil y camisa con manchas de harina y chocolate sacando del horno una charola de exquisitas galletas. Esas galletas. Reconocía al chico, era el más tímido que había conocido y siempre le llamó la atención principalmente sus rostro, pues la pequeñas y lindas pecas que le adornaban parecían chispas de chocolate.

Kouki vio con orgullo sus galletas, las dejó sobre la mesa y se dio media vuelta, quedó estático ¿¡Qué rayos hace Akashi Seijuuro en la cocina!? Se puso a temblar como gelatina, sus piernas estaban flaqueando.

Akashi se dirigió a paso lento hacía él, estiró su brazo y tomó una de las galletas, la mordió.

- Exquisito- susurró al oído de Kouki, este se sonrojo - Así que eras tú, Furihata Kouki- dijo con una sonrisa , acercándose más, suavemente tomó el mentón del menor con una mano y con la otra su cintura

-Aka.. Akashi-senpai- susurró con voz temblorosa el castaño, estaba cerca demasiado cerca de él. Empezó a dar pasos hacia atrás hasta que sus espaldas chocó con la barra, estaba acorralado.

-Me pregunto si...- la pregunta quedó en el aire, lo siguiente que sintió Furihata fue como sus labios eran aprisionados por los contrarios, cerró los ojos y torpemente correspondió, segundos después sintió como el pelirrojo delineaba sus labios con su lengua, abrió su boca y profundizaron el beso estaba jadeante. Akashi tomó sus muslos y lo cargó para dejarlo sentado en la barra de la cocina, continuando con el beso. Cuando la falta de aire se hizo presente, se separaron. El pelirrojo acarició los labios contrarios con su pulgar.

-Estaba en lo correcto, tú eres aún más delicioso- dijo Akashi para nuevamente besarlo.

Ahora sí, la cocina sería por siempre su lugar favorito.





31 Días de Akafuri (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora