Día 11

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-Sei... Ah, ¡Sei! ¡Si ahí!- sentía aquellos largo y blancos dedos en su interior haciendo presión en aquel lugar que le hacía delirar de placer, nunca se imaginó estar en esa posición con el dueño de sus fantasías (y tal vez después, de su corazón). Soltó un jadeo cuando sintió su interior vacío, trataba de regular su respiración esperando que algo más entrara, alzando la mirada al ver qué no pasaba nada. El pelirrojo le miraba con lujuria, sonriendo ante la vista que tenía, Kouki tendido en la cama con las piernas abiertas y su rosado agujero húmedo por el presenten y el lubricante de chocolate que estaba usando, las mejillas sonrojadas, ojos llorosos y oscuros de lujuria, sus suaves y esponjosos labios hinchados pintados de rojo. Su miembro se removió aún más dentro del boxer negro que traía puesto. Pero aún así,quiso seguir jugando.

Tomó de las caderas al castaño y lo jalo, posicionando los tobillos contrarios en sus hombros, dejando el trasero de Kouki muy pero muy cerca de su rostro, sonrió ladino cuando vio la mirada castaña atemorizada.
Dio un par de mordidas y lamidas a esos firmes glúteos, llegando y tentando cerca de su entrada. Lentamente introdujo su lengua en aquel suave orificio sintiendo el dulce olor y sabor de chocolate. Movía su lengua en círculos y después empezó a meterla y sacarla, escuchando los gemido y jadeos contrarios, era tan excitante. Siguió con aquel beso negro un par de minutos más hasta hacer correr al castaño.

Acomodó nuevamente el cuerpo contrario dejándolo en cuatro, tomó sus caderas alzando su trasero, dándole un par de palmadas que resonaron en la habitación e hicieron gritar a Kouki quien no se recuperaba de su anterior orgasmo. Liberó su pene de aquel ajustado boxer y lo acercó a la entrada del chico, rozandolos y de una sola estocada entró en él. No espero a que se acostumbrara, e inició con las embestidas de manera fuerte y salvaje, recostó su cuerpo en la espalda de Furi mordiendo en el proceso la bronceada piel.

- Mío, solo mío Kouki- grupo en su oído. Aquel que era sometido no podía articular palabra alguna debido al fuerte ritmo que llevaban y por la lujuria que lo embargaba. Se limitaba a gemir y jadear, disfrutando de aquel gran pene que lo llenaba y le daba placer. El pelirrojo abandonó el interior del castaño para sentarse sobre el colchón y poner en su regazo al chico. Sin perder el tiempo, el joven de mirada castaña se autopenetro empezando a montar a Akashi en un ritmo que los enloquecía, el pelirrojo no dudo en lamer y morder los botones color canela hasta dejarlo rojos e hinchados.

-Sei~, más~- gimió

Las embestidas aumentaron, la oscura habitación estaba lleno de sonidos lujuriosos y del choque de piel contra piel, el calor era presente.

-¡Seijuuro!-
-¡Kouki!-

Ambos exclamaron al mismo tiempo, el castaño sintió como su interior se llenaba de un tibio líquido y vio su propia esencia producto del placer manchando su abdomen y el contrario. Sintió nuevamente el vacío en su interior, Akashi se deleitó y excitó nuevamente al ver su propio semen salir de la rojiza entrada de su amante.

-¡Ah!- con los ojos abiertos Kouki jadeo alto al sentir el gran pene de Seijuuro nuevamente en su interior.

-Oh Kouki, no sabes lo duro que me pones al gemir así con tu dulce voz- dio una estocada en aquel punto dulce -No pararé hasta que te llene completamente de mi semen y que todo tu cuerpo quede marcado, porque eres mío Kouki-

-Tuyo, solo tuyo Sei~- gimió el castaño.

Esa noche Kouki descubrió cuáles son las consecuencias por querer provocarle celos a su pareja. Sin duda, lo haría más seguido.

31 Días de Akafuri (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora