31 Días de Akafuri (Cancelada)

Día 8

Si algún día le preguntaran a Akashi quien es su héroe, el sin dudarlo diría que Furihata Kouki merecía ese título. Y es que aquel castaño había llegado a su vida de la manera más rara, justo el día en que había decidido terminar con su monótona y aburrida "vida", este le impidió saltar de aquel puente, con el cuerpo temblando, los ojos llorosos a tan solo un par de metros de distancia. Cómo ignorar a un chico que le miraba preocupado y aterrado sin conocerlo y que además temblaba como un chihuahua, ¡Já! Un chihuahua, eso lo hizo sonreír.

- Tú... No de-deberias hacer eso... La vida es muy hermosa como para terminar con ella- le dijo con la voz entrecortada, las mejillas y nariz rojas por el frío. Se veía adorable.

-Ya no le encuentro sentido, todo se ha vuelto rutinario, monótono y aburrido, ya no tengo razones para seguir en esto que llamas vida-
El castaño le observó detenidamente, cerró los ojos y pareció analizar algo, sé estaba exasperado y dio un paso más para acabar con ello de una vez.

-¡Espera!- él se detuvo y volteó a ver al chico -Hay muchas razones para vivir, cada día es una oportunidad que puedes aprovechar para estar con tu seres queridos o amigos, seguro tienes personas que te aman.-

-Mi madre murió cuando tenía 8, mi padre solo me ve como el heredero, mis amigos me han dejado atrás y seguido con su vida, no hay nadie que...-

-¡Yo! ¡Yo seré ese alguien!- fue interrumpido por el grito del chico

-¿Cómo puedes decir eso? Ni siquiera me conoces- eso le molestaba, pero algo en su interior se sintió feliz de ver qué al menos, a alguien le importaba.

-¡Furihata Kouki! ¡Yo seré la persona que te dará razones para vivir! ¡Dame una oportunidad!- volvió a gritar, haciendo una reverencia.

Raro, fue lo que pensó Seijuuro al escucharlo, pero, ¿Qué le impedía darse otra oportunidad?

Suspiró -Correcto, entonces, dame razones para vivir- dijo con una sonrisa de autosuficiencia, quería ver qué le respondía.

Una gran sonrisa apareció en el rostro del Furihata, una hermosa sonrisa pensó el pelirrojo.

-Dame un mes, en un mes te demostraré lo valiosa que es la vida- dijo con determinación. El solo asintió en respuesta.

Desde aquel día y los siguientes 30, Furihata y Akashi se encontraban. El castaño siempre llevándolo a diversos lugares, que para nada imaginó Akashi, eran simples y sencillos, pero tenían cierta belleza cautivadora. Veía los atardeceres y amaneceres junto al castaño, una bella vista sin duda, ojalá pudiera verlos siempre contigo. Se sorprendió de esos pensamientos, pero no podía negar que aquel chico de linda piel bronceada y lindas pecas, estaba entrando poco a poco a su corazón.

El mes había terminado, y Akashi ahora podía decir que si quería vivir, vivir por y para él. Confesó sus sentimientos, siendo correspondido. Había encontrado más de una razón para vivir, y Kou le había dado dos más, sus hermosos gemelos. Año tras año, su vida estaba llena de amor y felicidad.

Kouki llegó a su vida como una luz al final del camino, su faro, su guía,aquel que lo sacó de la profunda agonía y sufrimiento que vivía. Sin duda, Kouki es, y siempre será el héroe que lo salvó de si mismo.