CAPÍTULO 9

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El chico de la imagen es Sam.

Para mi suerte al final no me había roto el pie, solo me había dado un calambre al apollarlo mal y me lo había torcido un poco. Pero podía caminar aunque cogeaba.

Como ya no tenía a donde ir ni donde quedarme, acabe acompañadolos hasta sus casas. Primero fuimos a la casa de Astrid que estaba a 10 minutos de allí.

Cuando llegamos y vimos que ni sus padres ni su hermano pequeño estaban en su casa. Buscamos a su hermanito pequeño por toda la casa buscando en todos los rincones posibles. No podíamos llamarlo porque según Astrid no respondería, porque era un niño autista profuno.

Pero de todas formas yo ya sabía donde estaría el niño. Si ellos supieran las catástrofes que ese pequeño inocente causaría...

Al final nos rendimos de buscarlo por la casa.

--Sigamos -- aconsejó Sam -- Astrid, no te preocupes por el pequeño Pete, lo encontraremos.

-- ¿Lo dices para tranquilizarme o te comprometes?  - Preguntó ella.

-¿Perdona?

-- No, perdoname a mi. Quiero decir que... ¿Me ayudarás a encontrar a Petey?

Al ver que él, no sólo no le respondía sino que también se puso rojo, me dispuse a hecharle una mano.

-- Pues claro que sí. Te ayudaremos a encontrarlo. Tu también nos has ayudado, queremos devolverte el favor.

Ella asintió y salimos de la casa.

Seguimos nuestro camino hasta la casa de Sam.

Por el camino mi hermano, que iva agarrado de mi mano, se cansó de caminar e intenté cogerlo. Pero perdí el equilibrio por mi pie aun dolorido y me caí al suelo bruscamente.

Sam y Astrid se agacharon de inmediato para ayudarme. Me levanté un poco dolorida por la caída y vi como Sam cogía a mi hermano.

--Mejor lo llevaremos nosotros-- dijo -- No deberías forzar mucho el pie.

Yo asentí y seguimos caminando. Michael no tardó en quedarse dormido en sus brazos.

Perdida en la saga olvidados (En Pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora