La chica de la imagen es Astrid.
Ya llevábamos un rato andando.
-- Ese camión...-- señaló Sam -- Otro choque.
Un camión de FedEx había arrasado un seto y chocado contra un jardín de la casa de alguien. El motor estaba al relantí.
Nos topamos con dos niños. Uno de ellos, el más mayor, tendría unos 9 años y el otro era una niña más pequeña. Los dos jugaban sin ganas a pillar en su jardín.
-- Nuestra madre no está en casa-- explicó el mayor-- Se supone que tengo que ir a clase de piano esta tarde. Pero no se como ir.
-- Y yo tengo claqué. Vamos a comprar los disfraces para el recital.-- explicó la menor. -- Yo iré de mariquita.
--¿Sabéis como legar a la plaza? ¿Lo sabéis? ¿A la plaza de la ciudad?-- les preguntó Sam.
-- Creo que sí.
-- Deberíais ir hasta allí.
-- No debo salir de casa-- protestó la pequeña.
-- Nuestra abuela vive en Laguna Beach-- pensó el mayor.-- Podría venir a buscarnos. Pero no consigo hablar con ella por teléfono.. El teléfono no funciona.
Sam agarró mejor a mi hermano, que se le habia escurrido un poco en sus brazops, y este se removió inquieto.
-- Ya lo sé. Podríais bajar a esperar a la plaza, ¿no?-- Dijo Sam, pero cuando el niño se limitó a mirarlo fijamernte, él trató de tranquilizarlo.-- Oye, no te pongas así, ¿vale? ¿Tienes galletas o helado en casa?
-- Creo que sí.
-- Bueno, pues no hay nadie para decirte que no te comas unba galleta, ¿verdad?. Tus padres vendrán pronto. Pero, mientras tanto, cómete una galleta, y luego baja a la plaza.
-- ¿y esa es tu solución? ¡Comerese una galleta!-- exclamó Astrid.
-- No deverias prometer cosas imposibles.-- murmuré.
Lo dije muy bajito, pero Sam devió de escucharme porque me miró sorprendido por mi comentario.
-- ¿Que has dicho?-- Preguntó como si no uviera oido bien.
--Nada... Yo...-- Empecé, pero el llanto de mi hermanito, que se acababa de despertar,me interrumpió.
Sam se sobresaltó y se puso nervioso, aparentemente sin saber que hacer. Estaba claro que nunca antes había tratado con niños pequeños.
-- Dámelo, lo calmaré-- Le dije, pero él negó con la cabeza.
-- Te caerás otra vez.-- Dijo mientras acunaba a mi hermano en sus brazos, un poco torpe, en un intento de calmarlo sin éxito.
Mierda tiene razón. ¿Y ahora que hago?
Se me ocurrió una idea. Me senté en el suelo y extendí los brazos en dirección a Sam.
-- Dámelo.
Sam me miró sorprendido por mi gesto, pero se agachó y me entregó a mi hermanito.
Yo lo arrullé cariñosamente, allí sentada en el suelo.
--Ya, ya... Ya está. No pasa nada, yo estoy aquí. No pasa nada pequeño.-- Lo mimé. -- Shhh... Ya, ya...
Al cabo de un poco Michael se quedó dormido. Levanté la vista, que hasta entonces no la había apartado de mi hermano, y me di cuenta de que los otros dos niños ya se habían ido.
-- Bueno, ¿seguimos andando?-- Preguntó Sam dirijiéndose a mi.
Yo asentí y él volvió a agacharse, pues hacía ya un ratillo que se había incorporado, y cojió de nuevo a mi hermano en brazos. Luego lo agarró con una mano y con la otra libre me ayudó a levantarme. Y seguimos caminando hasta su casa.
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Perdida en la saga olvidados (En Pausa)
FanfictionViolet es una niña apasionada de la lectura, le encantan los libros y las historias de ciencia ficción y macabras. Así pues su libro favorito o mejor dicho su saga favorita es la de olvidados de Michael Grant. Ella siempre quiso estar en la histori...