🌻•Capítulo 64•🌻

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En algún punto de su búsqueda por la rama más particular, Renjun y Chenle se habían alejado bastante del grupo, de Ji In y de aquel lugar donde se hospedaban, al punto en que los caminos también lo daban a entender, estaba más agrietados y varias veces, el chico mudo había tenido que apartar unas cuantas ramas y hojas para que Chenle pudiera avanzar.

A lo lejos, el chico de la silla vio una familiar cabellera pelinegra, acompañada por Jaemin, y un poco más lejos, el chico nuevo, Mark y una chica que desconocía de cabello rojizo.

—¿Podemos volver? —pidió Chenle sin ganas.

Renjun tardó un momento, hasta que vió también a aquellas personas, y comprendió la pregunta de Chenle.

El chico mudo señaló hacia Jisung, y luego hacia su compañero, preguntando qué pasaba. Chenle suspiró un poco.

—Estamos... —tardó un momento en buscar la palabra. —No puedo decir que peleamos, pero no estamos bien tampoco... En realidad no sé cómo estamos.

Renjun lo miró, pidiendo que siguiera hablando.

Chenle no quería hablar, pero la mirada de su amigo era insistente.

—Hace poco, descubrí que podía volver a mover los dedos de los pies. —dijo, y notó un brillo de emoción en los ojos de Renjun. —Es algo bastante especial, no muy común en gente de mi edad con esta condición, pero se vé que algo de médula espinal pareció regenerarse, o conectarse de nuevo, algo así me explicaron.

>> Por eso comencé a hacer terapia, de nuevo, en agua, y puedo moverme perfectamente... Sunggie me estuvo acompañando.

Chenle notó la alegría de Renjun en sus ojos, y por un momento quiso detenerse para no romperla.

—Aunque no signifique que pueda volver a caminar. Quizás pueda mover los pies, o la rodilla, pero no caminar de nuevo.

La pena se instaló en los ojos de ambos.

—Hay pocas probabilidades de que pueda volver a caminar, todo debería salir demasiado bien. —Chenle hizo una pausa, por un momento miró su regazo, con impotencia. —No soy de tener suerte.

Renjun tardó un segundo en borrar su pena, hasta que señaló a Jisung de nuevo.

—Él quiere que lo intente. —dijo Chenle, bajo. —Quiere que siga con las sesiones, pero son inútiles, son una pérdida de tiempo... Diría que de dinero, pero mi familia no la paga, recibo tratamiento de la misma organización que hace este campamento, pero aún así... Están gastando en mí, soy un caso perdido, prefiero que guarden eso para alguien que... No sé... Necesite una prótesis, unos aparatos para el oído... Es mucho dinero para nada.

Renjun lo miró, queriendo decir muchas cosas.

Había dejado su cuaderno dentro de la valija, se había acostumbrado a usar el celular y la aplicación de notas, así que casi no lo tocaba. Rebuscó en sus bolsillos, pero le habían quitado el celular para que se concentraran en conectarse con la naturaleza.

Resopló, aguantando las ganas.

—Deja. —pidió Chenle, sabiendo lo que el chico quería hacer. —No digas nada. ¿Podrías ayudarme a girar? Regresemos.

 ¿Podrías ayudarme a girar? Regresemos

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