🌻•Capítulo 96•🌻

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La señora Huang se había encerrado en el cuarto y sus lamentos se escuchaban si pasabas cerca de su puerta.

Jaemin quería hacer lo mismo, pero pensando en que debía ser fuerte para hacer sentir mejor a Renjun, borró sus lágrimas camino al cuarto.

Al abrir la puerta, encontró a Renjun, envuelto en una toalla para que su húmedo cabello no mojara su pijama, tenía la mirada baja y perdida.

El rubio alzó la vista cuando entró, mirándolo con sus lindos y brillantes ojitos.

Y Jaemin quiso llorar de nuevo.

Con lentitud, se sentó sobre la cama donde Renjun dormiría, el chico se irguió un poco, sentándose de piernas cruzadas junto a él.

Jaemin tomó la mano de su novio, besando su dorso, una sonrisa penosa apareció en sus labios.

- ¿Por qué no me dijiste? - preguntó Jaemin, su voz sonó ronca, algo rota, Renjun bajó la vista, supo que ya no podría esconderlo.

- Tris-te. - dijo, bajito, señalándolo. - Como ma-má.

El labio de Jaemin temblo con ganas de llorar.

- Renjunnie, hay cosas, que por más tristes que sean, deben saberse. - murmuró.

Renjun negó, parpadeó varias veces para despejar las lágrimas que comenzaban a crecer en sus ojos, aunque eso no impidió que comenzara a llorar.

- No... Quiero.-murmuró. - Yo q-quiero ser fe-liz, s-sin de-cir eso, ssin pen-sar eso... - habló entre sollozos e hipidos.

Y Renjun se rompió, desbordando en lágrimas.

Jaemin lo abrazó con fuerza, como si así pudiera arreglar las cosas, acomodando a Renjun contra su cuerpo.

- Renjun.. Tú mereces toda la felicidad del mundo. - murmuró el castaño carcomido por la injusticia.


Mute || RenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora