-¿Por qué está así? -preguntó Nyx, observando el hilo negro, que parecía deshacerse por segundos.
-Lo rompiste. Tú mismo. Eligiendo. No te diré si errónea o sabiamente, porque, sinceramente, no sería imparcial. Pero elegiste, y esa elección rompió tu Hilo, y su corazón.
-Clover....-susurró Nyx, desviando la mirada. -No quería hacerle daño.
-Eso es lo que todos dicen. - sentenció una voz masculina, desde detrás de la puerta. Sam miraba a Nyx, con un gesto de rabia contenida. - Lástima que sea mentira.
Nyx pareció ponerse a la defensiva. Elle se interpuso entre ambos.
-Antes de que intentes matarlo, Sam, quizá quiera explicarse.
Sam apretó los puños hasta el punto de casi sangrar, pero, casi obligado por la firmeza de las palabras y la mirada de Elle, asintió, y se apoyó, con los brazos cruzados, contra la puerta que acababa de cerrar.
-Le doy dos minutos.
-¿Y por qué tendría que explicarme por nada? -alegó Nyx, altanero.
Los dos minutos que Sam le dio quedaron relegados al olvido. En un pestañeo, el hombre tenía a Nyx contra la chimenea, apretando su cuello con un brazo, mientras el resto de su cuerpo le mantenía inmóvil.
-Ha pasado estos últimos cuatro años encerrada, sola, en su habitación. Te ha dedicado cada día, cada pensamiento, a todas horas. Nos ha retenido a Alice y a mí todo este tiempo porque, créeme, si por nosotros fuese, no serías más que un puto mal recuerdo. ¿Y me dices que no debes una explicación? ¡¿Me lo dices, en serio?! -Sam le propinó un puñetazo en el rostro a Nyx. Elle trató de detener un segundo, sin éxito. -¡La depresión que le provocaste casi la mata, hijo de puta! ¡Ha dado hasta su voz por ti! ¡Eres tú el que tendría que estar en la mierda, no ella!
Aquellas últimas palabras parecieron hacer reaccionar a Nyx, que se quitó a Sam de encima, mirando a Elle.
-¿Es eso cierto?
Elle asintió. Nyx se dejó caer en otro de los sillones, apoyando el rostro entre sus manos entrelazadas, cerrando los ojos.
-Realmente, no quería hacerle daño. -susurró.- Por eso decidí acabar con lo nuestro. Merecía a alguien que sólo pensase en ella. Yo...la quería. Llegué a pensar que la amaba, pero...Cuando Mary volvió... Me di cuenta de que estaba equivocado. Creí estar equivocado. Por eso nos separamos. Porque yo quería estar con Mary.
-Me cago en tus muertos, y en los de Mary, ya que estamos.-sentenció Sam, iracundo.
Elle le silenció con un gesto. Nyx, ni siquiera le miró.
-Debí haber supuesto que algo pasaba cuando iba al bar con espectáculo y no estaba. Chantelle me dijo que llevaba meses sin aparecer, pero no creía...no quería admitir que era por no verme. Quería...mantener nuestra amistad, pese a todo. Supongo que me di por vencido antes de tiempo.
Miró su lazo roto, suspirando.
-Lo siento. Creí...quería que Mary fuese quien estuviese al final de esto.
Elle se le acercó, tendiéndole la mano, para que se levantase. Él le dedicó una sonrisa agradecida.
Ella le propinó una sonora bofetada.
-Éste es el trato. -susurró Elle, y a Sam y Nyx les sorprendió la carga de ira que teñía su hermosa voz. - Vas a dar la cara. Vas a escuchar, o leer, todo cuanto ella tenga que decirte. Vas a ser sincero con ella. Y, si todo sale bien, te aseguro que, pese a no merecerlo, Mary estará al final de tu hilo. Pero Clover necesita, y merece, cerrar este ciclo.
Nyx aún no salía de su asombro ante la firme reacción de la joven, así que sólo pudo asentir.
-Mañana, a las diez de la noche, en su casa. Sam y yo nos encargaremos de que esteis sólos. Si no apareces, o la cosa empeora, te aseguro que todos pondremos nuestro granito para que nunca, jamás, estés con Mary.
Sam, que estaba anotando la dirección de Clover en un folio, se lo tiró a Nyx a la cara, mientras se reunía con Elle. Ambos se marcharon, sin mediar una sola palabra más.
En el taxi de vuelta, Sam aún tardó un poco en hablar.
-Joder, Elle. Menudo genio te gastas.
Elle casi se rió. Le había costado mantener la fachada de chica dura, porque, lo que en realidad quería, era hacer que Mary se fuese con su lazo y que Nyx se quedase más solo que la una. Pero sabía que Clover se entristecería si eso ocurría.
-No te metas con una inglesa de metro cincuenta y seis. -bromeó. Sam rió.
-Siento haberme puesto agresivo, pero ese capullo ha sacado lo peor de mi.
-Lo entiendo, tranquilo.
De hecho, Sam le recordó a alguien, alguien con un carácter mucho mayor que el suyo que, tiempo atrás. había desaparecido. Se preguntó dónde estaría su querida prima Johanna.
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Cuentos de la Tejedora de Destinos
DiversosCuenta una antigua leyenda que todos estamos unidos a nuestra persona destinada a través de un hilo rojo. Es una leyenda que se repite, a lo largo del tiempo y las civilizaciones, pero de la cual nadie sabe su origen. Aunque Elle siempre creyó en el...