Games for drinking

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Las cámaras se apagaban a media noche tal y como decía nuestro contrato, por lo que cerca de esa hora todos estaban más que preparados para relajarse por una vez en el día. Al principio habían acordado ponerse algo elegante, celebrar una fiesta como tal, sin embargo, sería demasiado evidente y a quién íbamos a engañar, lo único que estábamos deseando era colocarnos bien el pijama y acurrucarnos en ese sofá gigante. Es más, eran cerca de las siete de la tarde cuando decidí tomarme una ducha para estrenar el suave pijama que me compré solamente para esta ocasión. Había muchos otros en el vestuario, demasiado caros para mi gusto, por lo que decidí seguir adelante con el mío, una camiseta larga azul cielo con un gatito gris en el centro y unos pantalones cortos dos tallas más que la que me corresponde porque de lo contrario, usar simplemente mi ropa interior tendría la misma función que esos pantalones.

Cuando el agua caliente rozó mi piel, los músculos se dejaron llevar, relajándose en el instante. No me había dado cuenta de las contracturas que se habían comenzado a acumular en la zona más cercana a los hombros, pero ahí estaban, doliendo como un maldito demonio. Los botes en la ducha eran incontables, demasiadas rutinas faciales y para el cabello, por lo que simplemente tomé el shampoo que aseguraba dejar aroma a melocotón junto a su mascarilla a juego. El bote tamaño viaje que había traído está llorando, abandonado en algún rincón de mi maleta, sin embargo, no podía perder la oportunidad de utilizar todos estos productos demasiado caros para mis ayudas monetarias.

-¿Te queda mucho?—grita alguien desde detrás de la puerta y reconozco la voz de Bonnie, la pareja de Hoshi con la que estuve hablando tras mi extraña situación con Jihoon en la sala de juegos.

-¡Sólo me queda vestirme!—había permanecido más tiempo del necesario disfrutando del vapor que se había originado en la habitación. Con una toalla tapando completamente mi cabello, sonrío al espejo, intentando ver si las cámaras obtendrán una buena imagen de mí recién duchada y cuando finalmente creo que me veo presentable, abro la puerta para dejar pasar a la chica, no sin antes recibir una alegre sonrisa de su parte.

-Los chicos están abajo, Jihoon está en la azotea, por si te interesa—dice, encajando la puerta, dejando ver solamente su rostro. Susurro un leve "Gracias" y respiro hondo, con toda mi ropa sucia en la mano bien acomodada para no dejar ver nada de ropa interior para llevarla a la zona de limpieza, donde las lavadoras y secadoras son más inteligentes que mi teléfono.

Una vez que no hay peligro, me dirijo hacia la azotea donde supuestamente Jihoon estaba y no se equivocaba en absoluto. Se encontraba acostado en un balancín de metal con cojines de color beige acomodando el lugar.

-¿Molesto?—Jihoon separa la vista de su teléfono para centrar su mirada en mí y dibuja una ligera sonrisa en su rostro.

-¡No! Pasa. ¿Quieres sentarte?—dice, incorporándose rápidamente.

-¡No, no es necesario! Prefiero sentarme en la hamaca, mi pelo está mojado y no quiero pasar frío—él asiente pero aún así permanece sentado en lugar de volver a recostarse. La tarde es agradable, está oscureciendo pero aún permanece los últimos rayos de sol y eso de cierta manera me alegra siempre. Siento el peso de la hamaca hundirse a mi lado y Jihoon está sentado allí, dejando un espacio libre entre nosotros pero al menos está acercándose.

-¿Qué tal si, qué tal si me hablas de ti?—la pregunta me pilla algo de sorpresa pero él se ve tan avergonzado que me hace reír, observándolo con alegría.

-¿Sobre mí? ¿Qué quieres saber?

-Como...¿qué haces? ¿Qué te gusta? ¿Por qué viniste aquí? No sé, quiero conocerte un poco más—su figura parece relajarse un poco a medida que va hablando y a pesar de la extraña situación que estoy viviendo—porque no todos los días apareces en televisión como pareja de uno de los miembros del grupo que está literalmente rompiendo casi todos los récords existentes—hablar con Jihoon cuando está así, tranquilo, sin preocuparse y sin mostrar ese genio algo frío, podría ser algo a lo que me acostumbraría sin problema.

Crush CultureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora