Hormonas

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Jin ya se estaba haciendo la idea de que cualquier relación a parte de la de ser padres del carajito sería imposible en estos momentos... o en cualquier otro.

Lo que lo llevó a esta conclusión fue algo muy simple, una pregunta, una inocente pregunta que hizo sentar cabeza al embarazado.

— ¿Puedo invitar a Irene? — Eso es lo que había preguntado el moreno que aún seguía convencido con la idea de que el supuesto brillo que tenían mis ojos era producto del embarazo y por alguna razón quería enseñárselo a todas las personas importantes para él los cuales, por sus propias palabras se resumen el su familia y el amor de su vida.

En cuanto Jin escuchó la pregunta deseo mentalmente que el moreno lo siguiera ignorando como lo hizo durante la mañana.

Si, era mejor ser ignorado que tener que contestar una pregunta que no quiere contestar.

Es que Nam tenía que ser un descarado como para preguntar eso. ¿Cómo va a querer llevar a su novia a la casa de Jin?

Para Jin la simple pregunta la sentía como una falta de respeto pero a la vez su propia cabeza lo contradecía, es que...

¿Cuál sería la escusa a la respuesta negativa? ¿Que no quería a "la otra" en su hogar? No, él no podía decir eso, claro que no, primero que nada Jin solo fue un acostón que tuvo consecuencias.

Además... si nos ponemos a hablar teóricamente; Jin sería "el otro" y no Irene.

Pero, ¿en serio tenía que tener una excusa?

Él simplemente no quería a esa mujer en su casa, no.

Siempre fue resguardado con quien entraba y quien salía de su casa y eso no iba a cambiar por unos hoyuelos tentadores ni una mirada anhelante.

No, ni tan siquiera esos labios apetecibles lo harían cambiar de opinión.

O al menos eso quiere creer el embarazado que estuvo la respuesta positiva en la punta de la lengua.

—No. — Sentenció de forma severa, quizás un poco más severa de lo que tenía pensado.

Al menos eso logró que el moreno no cuestionara su respuesta y se marchó con un "ok" desanimado.

¿Tan malo fue preguntar? se cuestionaba el moreno que se sentó al lado de Yoongi, aunque se sintiera un poco avergonzado con este...

Para Nam, mientras hubiera otra persona en el círculo, podía disimular o intentar enfocar su mente en otro asunto que no sea el recuerdo de el pálido preparando trago tras trago mientras el moreno sacaba todas sus cartas de conquistas, incluso las más vergonzosas, para atrapar a su actor favorito.

Yoongi presenció todo (menos la creación del carajito claro está) y por la mueca burlona que le tira en ocasiones se podría apostar que lo recuerda claramente y que en cualquier momento iba a soltar un comentario al respecto.

Namjoon no esperaba llegar tan lejos, nunca se imaginó el siquiera rozar por casualidad a su hyung. Solo quería jugar a la suerte y si todo salía bien, quizás podía salir del bar con una foto junto a el famoso Seok Jin y luego restregarle la foto en la cara a su hermano menor.

Quien diría que tendría una de las noches más candentes de su vida y que solo obtuviera de esta deliciosas marcar alrededor de su pectoral, incontables lagunas mentales y un bebé en camino.

Namjoon se lamentaba.

No de haberse acostado con su amor platónico y mayor inspiración, no, claro que no.

No es mío, es tuyo°• Namjin •° MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora