Capítulo 22

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Pov de Sebastian.

Hoy me desperté con cierta inseguridad, como si algo malo fuera a pasar. No sé si tenía que ver con Althea, y espero que no sea así, pero era una sensación extraña.

Desde la mañana, cuando mis padres me preguntaron por ella me he sentido así, no he podido quitarme la sensación de preocupación de encima, es algo así como un sexto sentido que me dice que algo va a pasar y no me va a gustar, la última vez que me sentí así fue la mañana que nos dijeron que mi abuelo había muerto, y rezo al cielo que eso no me pase con Althea.

Tan pronto como las clases terminaron fui al hospital, tal vez no habrá noticias pero me conformo con verla, con saber que está ahí.

Cuando llego al hospital la enfermera me lleva a la  habitación, pero noto algo de tristeza en su rostro y eso me preocupa. Le pregunté si algo pasaba, pero ella ignoró mi pregunta y siguió el camino. Al llegar a la habitación me encontré con una camilla vacía y mi pulso se aceleró. ¿En dónde estaba Althea? ¿Habrá despertado ya? Volteé a ver a la enfermera y sus ojos húmedos por las lágrimas me examinaban con nostalgia. Empezaba a sentirme nervioso, comencé a hacerle un millón de preguntas pero no me respondió ninguna. Por último, exasperado la tomé por los hombros y le rogué que me dijera algo, necesito a Althea, necesito a esa pequeña antisocial que llena mi vida de gracia. Necesito a mi chica. Al parecer se compadeció de mí, se acercó a la camilla y tomó de entre las sábanas una carta que no había visto y me la extendió, al agarrarla la enfermera salió murmurando un “espero que eso te responda”. No es de mucho consuelo.

“Sebastian Jones,

Honestamente eres el chico más exasperante que he conocido, pero eso también te hace único. Me encantó estar contigo, sentirme apreciada, sentir que tenía amigos. Todo ha sido por ti, y no sé que hubiera sido de mí si no te hubiera conocido.

La primera vez que te vi fue cuando chocamos, pensé que eras un chico lindo, y con el paso del tiempo que compartí contigo me han hecho ver de que no tan solo eres un niño de cara linda, sino que también eres alguien especial, alguien especial para mí. Al inicio, cuando nos conocíamos me llamaste bonita, cosa que no creo que soy, pero al estar a tu lado me has hecho sentir que sí lo soy, que soy bonita al menos para ti. No tienes ni idea de lo bella que es esa sensación.

Algo que siempre recordaré con mucho cariño va a ser nuestro beso, mi primer beso en realidad. Agradezco que hayas sido tú.

Pero ahora debo de hablarte de otra cosa, pude recordar lo de papá, recuerdo lo que pasó gracias a ti, pero no estoy culpando, más bien te agradezco. Mientras estuve inconsciente conversé con papá, supongo que mi mente lo inventó, pero al hablar con él me di cuenta de lo mucho que tengo y no he apreciado. Tengo a Greg, quien junto al tío Alexander, son mi futura paterna, tengo a Damien, cuidando de mí como un hermano, y tengo a los dos enanos, Jared y Braulio, a quienes amo con toda el alma. Tengo grandes amigos. Y sobre todo…te tengo a ti. Tú has sido una luz en mi camino, tú me has guiado a ver las cosas como son realmente y me has enseñado a amarte.

Te amo Jones, y ahora no me da miedo admitirlo.

Pero justo en este momento debo de estar tomando un avión para ir a Grecia, a mi hogar. Tengo cosas por hacer, hablé con mamá y decidimos empezar de cero. Y ese cero significa alejarme de ti.

Lo siento.

Te ama,

Tu Althea.”

Con el corazón en la garganta salí corriendo al aeropuerto. Cuando llegué estaban anunciando la salida del vuelo a Grecia, haciéndole caso omiso a las azafatas y guardias de seguridad salí hasta la plataforma del avión, pero este ya estaba arrancando, corría lo más rápido que mis piernas permitían para alcanzarlo mientras gritaba su nombre una y otra vez, no quiero dejarla ir, no puedo. Hay un dicho “si amas a alguien déjalo ir”, pero esa es una maldita mentira. Si amas a alguien luchas para conquistarla, yo amo a Althea y no la quiero dejar ir.

Al final el avión despegó y yo sólo pude ver cómo se alejaba a un destino inalcanzable para mí en esos instantes.

Acabo de perderla.

Sentí que el pecho se me estrujaba. Ahora sé lo que dicen las chicas que es sentir el corazón partido. Es horrible. La única chica que me ha gustado a un punto de decir que la amo acaba de irse en un estúpido avión, dejándome solamente con una carta confesando que realmente me ama. Maldito sea el día que se crearon las cartas de despedida. Caí derrotado al suelo, sé que es un cliché de película, pero desesperado comencé a golpear el asfalto con los puños, estaba enojado y triste.

Solamente me detengo cuando siento una mano en mi hombro, al voltear me encuentro con Kimberly.

-Va a volver. –dijo como si supiera con qué consolarme.

-Eso no lo sabes. –repuse enfadado.

-Sí lo sé. –Repuso ella con determinación –Te ama idiota, sólo espérala.

(…)

Estoy en mi casa, les conté a mis padres lo que pasó con Althea, ambos me dijeron que no tenía por qué deprimirme, que había más chicas en esta tierra como para preocuparme por una sola chica. Error de padres. Honestamente todo mundo piensa que los varones tenemos menos sentimientos que las mujeres, que no lloramos y que somos el género más fuerte, pero es mentira. Cuando nosotros nos enamoramos de una mujer, somos más débiles de lo que creen, un hombre enamorado es más sumiso que Anastasia en Cincuenta Sombras de Grey. Entregamos todo porque no sabes lo que es amar, porque cuando sentimos que es la chica correcta dejamos que vean todo de nosotros, como un cristal. Sé que estoy pasándome de gay, pero Althea me ha visto como soy, sin la careta de chico popular, ella ha visto al real yo. Desde que la conocí no me junté con los más populares para aparentar ser uno de ellos o meter chicos al basurero para demostrar que soy rudo, nada que ver. Me importó un comino todo eso. Solo quería demostrarle que era un buen chico para ella.

Sé que es estúpido enviarle un mensaje, debe de estar a kilómetros de distancias, pero igual lo intenté.

[¿Mi chica volverá a mí?]

Esperé varios minutos y ninguna respuesta llegó. Desanimado tiré el teléfono a la esquina de la habitación.

De pronto escuché el tono de mensajes y como alma que lleva el diablo corrí hasta el. Gracias a Dios, era un mensaje de ella.

[…Sólo si tienes paciencia…]

Sonreí.

[Sólo porque se trata de mi diosa, esperaría todo la eternidad.]

No hubo respuesta.

Pero tengo una esperanza.

La esperaré.

[Te amo Althea Kana.]

Otra vez no respondió.

Y llegaste Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora