Capitulo 3.

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Me sentía realmente estúpida. ¿Cómo diablos dejé que las palabras de Sebastian me afectaran?

Cuando lo escuché decir que era bonita...algo se rompió en mí. La última vez que alguien me llamó bonita fué mi papá, minutos antes de morir.

Cuando salí del salón me fuí a encerrar en uno de los baños y me hize un nuevo corte. Sebastian me recordaba a mi papá por la manera en la que me hablaba y eso me hacía sentir nostálgica.

Al sonar el timbre salí del baño, me tocaba historia, tendría que pasar por el salón de quimica.

Esperé a que se vaciaran un poco los pasillos y luego caminé con mi característica tranquilidad por el mismo. Antes de llegar a mi salón, el profesor Johnson, el encargado de química, me detuvo. Sabía lo que iba a pasar.

-¿Podemos hablar sin que me envie al carajo, jovencita? -no sonaba enojado, eso era un alivio.

-¿A su oficina o a dirección?

El profesor Johnson sonrió, y luego me tomó del brazo para guiarme hasta su oficina.

La ofinina era pequeña pero cálida, dentro estaban un escritorio, y un enorme librero, tenía varios libros interesantes, la mayoría era literatura inglesa. También tenía varias fotos personales, con su esposa e hijos, ellos sin dudas eran la familia perfecta. Por eso no me gustaba ir.

-Ya que estamos en confianza... -comenzó a hablar con un tono dulce- ¿podrías decirme que pasa Althea?

El profesor Johnson era el único profesor al que le tengo cierta confianza, yo podria hablarle de los problemas con Anabella, de mis cortes, de mi padre. Pero silo hiciera tendría que desenterrar el pasado, y eso es algo que he estado evitando hacer.

-Insomnio. -contesté como si la palabra lo explicara todo- Suelo tener mal humor cuando no duermo buuen.

Johnson me quedó viendo fijamente, cono analizando si mis palabras eran ciertas. Al parecer me creyó, ya que me dedicó una sonrisa comprensiva y me recomendó unas pastillas para dormir. Luego, me dió una nota para entrar al salón de historia.

Al llegar al salón entregué la nota y fuí a mi asiento, al fondo, al lado de la ventana.

La profesora era una de esas señoras mayores, elegantes y hablantinas. Comenzó dando la introducción y fijé la mirada en la ventana. Poco a poco fuí sintiendo como mi cuerpo me cobrara las 0 horas de sueño que le dí. Estaba a punto de quedarme dormida cuando una bola de papel cayó sobre mi pupitre. Al alzar la vista ví que Kimberly me sonreía maliciosamente.

Con cierto temor abrí la nota, su contendido me dejó atónita:

[¿Se puede saber qué quieres con Sebastian? Respóndeme.]

¿Qué quería yo con Él? Negué con la cabeza para responderle.

[Quiero que me deje sola.]

La ví fruncir el ceño. Tal parece que no cree mis palabras. Me devolvió el papel.

[¿Por qué debería creerte?] Vaya y era desconfiada.

[Por que sería meterme en tu camino] al momento en que ella leyó la nota parecía satisfecha.

No me dí cuenta de nada mas ya que me quedé dormida.

En mis sueño, mi papá estaba conmigo y de pronto desaparecía, yo quedaba con Anabella, la cual me gritaba, no podía escuchar bien las palabras, no lograba entenderlas, de vez en cuando me pegada, el no saber el motivo me hacía llorar en silencio.

Desperté al sentir que alguien sacudía mi hombro.

Aún seguía en la clase de historia, la profesora estaba al frente viéndome con preocupación, lo sé, era la mirada que tenía Deborah cuando no dormía bien. Sentía las mejillas humedas, debí llorar por el sueño. Al ver a mi lado me encontré con Sebastian.

Su mano aún yacía sobre mi hombro. Lucía preocupado. Sus labios se movían , pero no podía esuchar nada de lo que decía.

Mi vista se tornó borrosa y lo ultimo que ví fué el la camiseta de Sebastian en frente mio.

Y llegaste Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora