Capítulo 16

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A la hora de receso estuve con Layla y Erika, esas dos son un desmadre total juntas, me sorprendió mucho el hecho de que nunca antes se habían hablado. También llegó Kimberly y comenzó a maldecir a las chicas, motivo por el cual me enfadé con ella y la mandé a freír espárragos, Kim podrá haber sido mi vecina y amiga, pero no tiene ningún derecho de venir a  decirles tonterías a mis amistades. Todo iba a súper alegre hasta que llegó Damien con una cara de pocos amigos y maldiciendo por lo bajo. Cuando le preguntas por qué andaba así dijo que la había arruinado con Althea y comenzó a dramatizar su dolor, todos nos reímos al verlo tan desesperado, todos creíamos que ella iba a perdonarlo. Le envié un mensaje preguntándole si estaba bien pero no me respondió, supuse que no estaba de humor.

El receso terminó nos tocaba Educación Física, clase en la que todos estábamos juntos. Althea tampoco se mostró, y también Xavier estaba desaparecido.

Volví a textearle, pero no me respondía y, como todo buen amigo, me preocupé. Y así pasé los otros dos períodos de clases, cada no sé qué cuanto le enviaba mensajes a Althea y no me respondía.  Pensamos que tal vez se había sentido mal y fuimos a su casa, nos topamos con Greg y él dijo que ella no había regresado, y ya eran las tres, casi las cuatro de la tarde. Por último la llamé, el timbre sonó tres veces y finalmente me contestó, estaba tan enojado que le grité, y pude ver que todos los chicos se apartaban como si es fuera a arrancar la cabeza, y no estaban tan alejados de la realidad, pero el momento en el que sí me enfadé fue cuando dijo que estaba con Xavier, ¡se escapó de clases con XAVIER! Por Dios, le digo que no le conviene y sale con él. No entiendo la lógica femenina.

Damien y yo esperábamos en la puerta cuando los vimos aparecer.

Me anticipé a ellos y cargué a Althea sobre mi hombro, ella protestaba que la bajara y como todo el caballero que soy la ignoré. Damien, por su parte, arrastraba a Xavier del cuello de la camisa. Entramos a la casa y los sentamos en los sillones separados y Damien, Greg y yo nos cruzamos de brazos esperando la explicación de ambos.

Althea suspiraba mientras Xavier se tapaba la paternidad.

-Está bien. Explíquennos por qué desaparecieron. –exigió Greg.

Althea y Xavier intercambiaron miradas, parecían casi hablarse con ellas.

-Bueno… -comenzó Althea apenada- Damien tocó un tema delicado, me enojé, y luego me topé con Xavier y…simplemente me ayudó a sonreír.

Althea le sonrió agradecida a Xavier y sentí cómo se me estrujaba el pecho. Me dolió verla sonreírle con tanto cariño, en mi mente resonaban las palabras de Erika, que a Althea le gustaba Xavier. No podía seguir viendo eso. Rápidamente salí de la casa hecho una furia, estaba preocupadísimo mientras ella disfrutaba un día súper alegre con uno de mis amigos. Seré idiota. Casi corría por la calle y me detuve al sentir una mano pequeña y un tanto fría cogerme de la muñeca.

-Espera, por favor… -rogaba Althea jadeando, al parecer vino corriendo detrás de mí- ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan enfadado?

Reí irónico. O ella es demasiado inocente o no me doy a notar. Me giré para verla y la abrasé, la abrasé tan fuerte como pude. Althea estaba sorprendida y tardó unos largos instantes en responder al abrazo. Un poco más calmado dejé reposar mi cabeza en el hueco de su cuello.

-¿Cómo no voy a estar enfadado? –Repuse algo cansado- Desapareciste todo el día, no respondiste mis mensajes, estaba histérico. No sabía si algo malo te había ocurrido.

-No tienes por qué preocuparte. –respondió abrumada.

-¡Claro que sí! –Grité exasperado- Althea, eres especial, sé que no te conozco bien, y también sé que tú no confías en mí, pero me preocupe mucho cuando supe de Damien que se habían peleado. Sé que tienes tus problemas y quiero ayudarte, pero de la nada desapareciste y ni siquiera contestabas los mensajes, ¡¿por qué diablos no pensaste en nosotros?!

Levanté mi cabeza para mirarla a los ojos, pero abochornada desvió su mirada de mí. Tome de su mentón y la obligué a mirarme. En sus ojos veía la pena y tristeza y se me encogió el corazón. Soy un idiota. Me pegué mentalmente.

Había olvidado que Althea tenía problemas con su familia, que nunca antes se había preocupado por lo que pensara su familia, no se preocupaba por los amigos porque no tenía, sólo estaba Erika y, a pesar de ser su única amiga no eran tan unidas. Entonces ahí es cuando me doy cuenta de la verdad, Althea nunca ha tenido a nadie, es cierto, están Braulio y Jared, e incluso Greg, pero no ha formado una relación íntima con ellos. Nadie puede ni quiere vivir solo, por eso ha querido acabar con su vida. Me sentí como el peor humano que alguna vez pudieron crear por gritarle. Me acerqué a ella y le di un beso en la comisura de los labios, un impulso.

-Perdóname, no tenía por qué gritarte. –me excusé apenado.

Althea negaba con la cabeza y puso su mano sobre mi mejilla. Un acto que me llenó el alma de júbilo.

-Perdóname tú a mí. –Repuso sonriéndome- Es cierto. No debí hacerte eso.

-No, yo no soy nadie para ti.

Althea me abrazó y sin dudarlo correspondí al abrazo. Quién diría que la chica solitaria y alejada de todos podría ser tan cariñosa. Althea podría esconderlo, pero es una chica frágil y muy tierna.

-Sí eres alguien… -decía ocultando su rostro en mi pecho- Alguien especial para mí.

Sentí que mi corazón se aceleraba tanto que creo que ella lo escuchó. Deshice el abrazo y me agaché un poco para mirarla a los ojos desde su altura, ella estaba sonrojada, gesto que la hacía quedar mil veces más adorable.

-Althea, no digas eso… -tartamudeaba nervioso- No sabes el peso de esas palabras.

-Es sólo que… -ella también tartamudeó- Hoy te escuché decirle a Erika que yo…    

Ella dejó en el aire su comentario y supe a lo que se refería. Genial, le estoy haciendo competencia al tomate más maduro que existe. Me acerqué aún más a ella y su rostro se encendió al rojo vivo. Estaba nerviosa. Yo la ponía nerviosa. Volví a sujetar su mentón.

-¿Te molesta? –Pregunté algo ansioso- ¿Te molesta que me gustes?

Ella desvió la mirada y se mordió el labio inferior. Mal movimiento. Con mi pulgar hice que soltara su labio y así volteó a verme.

-No. –susurró en voz baja.

-Entonces lo haré oficial…-respondí.

Lentamente acerqué mis labios a los suyos, ella no se alejaba y tampoco estaba tensa, así que corté la distancia entre nuestros labios. Era un beso inocente, estoy seguro de que era su primer beso, y esa idea de llenaba de alegría. Quiero ser el primero y también el último. Lentamente movía mis labios sobre los de ella y poco a poco me fue respondiendo, tal y como pensé era tímida. Puse mi mano sobre su cintura e hice más estrecho el espacio que quedaba entre nosotros, con mi otra mano, tomé la suya y la guié para que la situara en mi cuello. No sé si tan solo fue mi perspectiva, pero fue el beso más especial que alguna vez he llegado a dar.

Deshicimos el beso y la volví a abrazar y reposé mi cabeza sobre la suya, sentía sus manos aferrarse con fuerza a mi camisa.

-Me gustas Althea, y me gustas mucho.

Y sin permiso, volví a besarla.

Que me más me da si me matan Damien o Greg, me encantan sus labios y me encantó besarla. Volví a separarme  para ver sus mejillas color carmesí.

-Me gustas mucho, y te lo diré siempre.

Y llegaste Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora