Capítulo 14.

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Lo prometido es deuda. Este capítulo va dedicado a mi amigaza del alma @TaylingSta

Estaba nerviosa. Muy nerviosa.

Ayer pasé toda la noche en casa de Johnson, es decir, en casa de mi tío. No es una casa grande, pero si es acogedora, por lo tanto dormí en la habitación de Damien, y el durmió en el suelo. No tuve pesadillas y ese fué un progreso.

En la mañana Kendall me prestó una musculosa blanca, usé mis mismos jeans del día anterior y mis zapatillas converse. Desayunamos todos juntos en el comedor y luego el tío Alex me dijo que Damien iba a entrar a mi mismo curso. He ahí la razón de mi nerviosismo, Damien no se ha olvidado del mensaje de Sebastian, ni siquiera me dejó contestarle. El chico me envió más mensajes en la noche pero no pude responderle a ninguno.

Damien tiene moto, así que me tocó ir en ella. Pero eso sí, le robé su sueter, hacía demasiado frío como para ir sólo en una musculosa y en moto.

Al llegar al inatituto todos nos quedaban viendo fijo, estaba abochornada, nunca me ha gustado ser el centro de atención de nadie, y mucho menos de Kimberly y su séquito de oxigenadas. Kimberly fijó sus ojos en Damien desde el momento en que él se bajó de la moto, y vino, prácticamente corriendo a saludar a Damien.

-Hola guapo. -saludó en un tono chillón- Soy Kimberly, puedes llamarme Kim.

En un intento de parecer coqueta pestaño varias veces con sus postizas, aunque más bien parecía tener un tic en los ojos.

-Mucho gusto Kimberly. -respondió pasándome el brazo por los hombros- Con permiso.

Nos alejó de Kimberly y desde lejos la escuché resoplar, ojalá y no la agarre conmigo. Ambos teníamos el mismo horario y justamente me tocaba química. Mala suerte. Entré al salón y Sebastian ya estaba sentado en su lugar, Damien se sentó justamente enfrente mío y rezé, le rezé a los dioses para que Sebastian no dijera ni pio.

-Oye, ¿qué pasó ayer? No respondiste ni uno de mis mensajes. -comentó Sebastian haciendo pucheros.

-Sebastian, no es el mejor...-no pude terminar de hablar porque Damien se abalanzó sobre él.

Miraba atónita cómo Damien agarraba por el cuello a Sebastian, sentí mucho miedo y agradecí que no hubiera casi nadie en el salón. Corrí hacia ambos y aparté a Damien de Sebastian poniéndome enfrente de él, abrazándolo para evitar que se mataran entre ellos.

-Maldita sea Althea, ¡apártate! -rugió Damien muy enojado.

-¿Qué coño te pasa? -preguntó Sebastian enfadado- ¡Vienes de la nada y comienzas a apalearme!

Así una estúpida pelea de insultos, poco a poco el aula se iba llegando de más alumnos curiosos, y estos ya me tenían harta.

-¡Callese de una puta vez! -les grité a ambos y me mirando sorprendidos- ¡Si vas a armar algün relajo, hacedlo afuera! No son niños pequeños, así que los pres vamos a afuera a hablar como personas civilizadas o ambos no volveran a mirar la luz del sol. ¡¿Entendieron?!

Ambos tenían los ojos llenos de angustia y miedo.

Al ver que ninguno me respondía me cruzé de brazos y alzé una ceja, en carrera ambis tomaron sus cosas y salieron del salón. Ví a Erika desde lejos y pude leer en sus labios Los tienes controlados>. Negué antes de salir por la puerta para encontarme a ese par de idiotas, adorables, pero idiotas. Les señalé la salida al patio trasero y como obedientes perritos hecharon a andar hacia ella. Nos topamos con Johnson en el pasillos, ví que iba a preguntar algo pero lo tomé del brazo y se lo apreté. Otro que sale corriendo a su lugar. Salimos al patio trasero y los hice sentarse en una banca.

Y llegaste Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora