Capítulo 5

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Desperté con un terrible dolor de cabeza.

Miré a mi alrededor y descubrí que estaba en mi habitación. No recuerdo a qué hora llegué a la casa. Puse mi cerebro a trabajar para ver qué diablos había pasado. Okay, hasta el momento recordaba la detención y la nota de Kimberly, depués de eso me quedé dormida y...Mierda.

¿Por qué a mi? Tenía que ser justamente el mismo día que conocí a ese chico, Sebastian, el mismo en que me quedé dormida y tuve una pesadilla. Me imagino que debí lucir como una estúpida. Bueno, tal vez sirva de algo y se aleje de mí, no quiero tener nada que ver con ese chico por dos razones: 1. me intimida su familiaridad al tratarme, y 2.Kihablábamos. De mi madre. Anabella es muy exigente con respecto a la escuela, ya que en lo único que no fallo, según ella, es en mi escuela. Greg suspiró con fuerza, con eso bastó para afirma mi suposición. Bajé la cabeza al instante, no quería que se enojara, mi vida era mas fácil si estaba tranquila.

-Tranquila cariño, Deborah nos dijo que no habías dormido y que tampoco comiste bien. -sonreí al escuchar eso, Deborah siempre estaba ahi para mí- Por cierto, ¿quién era el joven que te acompañaba en la enfermería?

-¿Johnson?

Honestamente esperaba que fuera él, nadie mas se hubiera quedado conmigo, y no se me ocurría nadie mas.

-No. -y me frunció al ceño, digamos que no le caía bien mi profesor- Un adolescente.

Me encongí de hombros haciéndole saber que no sabía de quién hablaba.Greg no parecía muy contento, digamos que mi relación con el era estable, incluso él ha insistido en que lo llame "Papá", algo que parece haber entendido nunca pasará. Greg es agradable y simpático, me cae muy bien, pero no me junto con él ni con sus hijos, Jared y Braulio, sé que Anabella no estaría feliz, y yo evito los probñemas a toda costa.

-¿Qué hora es? -pregunté dandome cuenta de que había dicho día y medio.

-Son las tres. Hasta mañana asistirás al instituto. -me respondió muy tranquilo- Descansa, le diré a Debora que te traiga algo de comer.

Asentí en silencio y salió de la habitación después de darme un beso en la frente. No quería comer.

Me tumbé en mi cama mirando al techo, y mi mente traicionera se puso a pensar en los últimos años. Por desgracia, mi memoria tenía una enorme laguna, según Anabella, tuve un accidente días antes de la muerte de mi padre, y gracias a el mismo, pedí alrededor de 3 meses de memoria. Lo único que yo sé que es verdad es que me desperté en el hospital, Anabella lloraba en mi camilla y que papá había muerto. Desde ese día, Anabella cambió de manera radical conmigo, se volvió mas distante y cruel. No me hablaba o simplemente me ignoraba, y cuando se enojaba, me apaleaba. Para esa epóca yo tenía siete años y me la pasaba llorando, pero a los meses aprendí a acostumbrarme. Cuando cumplí ocho, Anabella conoció a Greg y se comprometieron rápido. Gracias a él, ella se ha calmado, por eso evito molestarla, para que no le den esos arranques.

Volví  a escuchar que la puerta se abría, pensé que era Deborah, pero el sonido de un tacón me alertó, Deborah no usaba tacones, ella decía que se iba a quebrar los dientes con esas cosas infernales, solo podía ser Anabella.

Por instinto me giré y aparenté estar dormida, sabrá Dios que podría decirme si me encuentra despierta. Volví a escuchar pasos, esta vez eran varios, ojalá Deborah esté con ella. Intenté apaciguar mi respiración hasta hacerla tranquila y constante. Me removí un poco al sentir que a mi costado el colchón se hundía, determiné por el perfume que era Anabella. Sentí una mano acariciarme lentamente la mejilla, como si tuviera miedo de hacerme daño.

-Está dormida. -oí que Anabella suspiraba- Por lo visto está mejor.

-Señora, ¿le aviso cuando la niña despierte? -Deborah sonaba insegura, y yo esperaba la respuesta.

-Déjala dormir, por su rostro veo que no ha dormido bien. ¿Me podrías esperar afuera?

Pude escuchar la afirmación de Deborah. Tenía miedo. Su mano dejó de acariciarme la mejilla para bajar lentamete a mi brazo. Recordé que la última vez que habíamos tenido un contacto tan íntimo fue cuando me dijoe que papá había fallecido. Sin poder evitarlo, una lágrima surcó mi mejilla y un pequeño sollozo se escapó de mis labios.

Anabella dejó de mover su mano.

-Me pregunto... -su voz sonaba ahogada y rota, no parecía ser la mujer que yo conocía- Me pregunto si en sueños recordarás ese día.

<¿Ese día? ¿A qué día te refieres?> me cuestioné mentalmente.  Sentí cuando se levantó, y quería detenerla, preguntarle a qué se refería, pero por algún motivo no podía hacerlo, sentía que si me movía, que si le hablaba, la que iba a terminar mas rota, iba a ser yo.

-Espero que nunca lo recuerdes, Al. -susurró lo suficientemente alto para escucharla.

Anabella salió de la habitación, y al instante rompí en llanto. ¿Qué diablos era lo que no debería recordar? ¿Tenía algo que ver con papá? Sentí que la cabeza me punzó. Volví a caer en los brazos de Morfeo, no sin antes ver un recuerdo nada familiar de mi papá.

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