Una noche de telenovela

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Me han contando muchas historias en toda mi vida, bastantes años de historias, décadas de amores que fueron ocultos, o quizás gritaron al viento su amor como ninguno, una vez hace mucho tiempo, me contaron una historia de la década de los ochenta, y yo quede cautivada ante semejante historia, y como me gustaría haber presenciado aquel evento, fue increíble.

Mi abuela, que fue quien me contó está historia, me dijo que se trataba de su amiga Inez, eran amigas de cocina, pues mi abuela cuenta que trabajaba juntas, y era la única vez que se veían.

Inez era una muchacha de bajos recursos que vivía en Irlanda, trabajaban para un hombre rico, ellas dos con el tiempo se hicieron cómplices, cuando mi abuela se escapaba para verse con su novio (mi abuelo) Inez la cubría toda una hora en la cocina, así era viceversa, Inez tenía un pequeño romance que no podía ser, pues Inez era joven y su madre esperaba que algún hombre rico se fijará en ella y al fin salieran de la pobreza, a ella no le importaba ni un poco el dinero, lo material no se lo llevaría en muerte decía ella cada que intentaba jubilarse de la cocina, y mi abuela encantada la pasaba por la escotilla del granero, para esa entonces mi abuela era la fan número uno de aquella relación, aunque no sabía nada de aquel hombre, solo sabía que era rubio y trabajaba en una de las fábricas que estaban cerca.

Una noche Inez llegó llorando a la habitación de mi abuela, contándole que algo estaba mal, que había estado botando sangre por su vagina, mi abuela río ante su ignorancia, pues tenía diecisiete años y aún no había tenido su primera menstruación, Inez negó con la cabeza y le dijo que no era eso, que algo andaba mal y ahí, mi abuela quien tenía veintiun años lo entendió, había perdido a su bebé y estaba condenada, no contaría esto a nadie, lloraron juntas, ella le explicó cómo habían pasado las cosas y que nadie debía enterarse, ella explica que no tenía un mes aún, así que nadie notaría lo que había pasado, limpiaron todo y fue como su amistad se reforzó.

Unos días después habían llegado unos hombres a la casa en la que trabajaban, y uno de esos era el hijo de el hombre con más poder en toda Irlanda, había visto a Inez y la quería para el, hablaron con la madre de la misma, dijeron que se la llevarían y que la boda sería ese mismo mes, la compraron, "Fui vendida por mi propia madre" decía Inez en medio del llanto, nada de lo que dijera mi abuela podría calmarla, esa misma noche hicieron un plan.

La boda se llevaba acabo en la iglesia del pueblo, todo estaba preparado e Inez era un mar de llanto, ella no quería casarse, era joven y amaba aquel hombre con quién se veía en las madrugadas, con quién compartía secretos y llantos, era con quién verdaderamente quería casarse, le dijo a mi abuela una noche antes. Inez iba a casarse ya no había nada que hacer, excepto por aquel plan que había hecho unos días antes, pero era una locura y no creían que podrían hacerlo.

Esa misma tarde de noviembre ocurrió, faltaban 10 minutos para la boda y la novia aún no llegaba, el hijo del jefe empezaba a inquietarse, quería saber dónde estaba su futura esposa, unos minutos después llegó Inez algo inquieta, todos sé relajaron y la boda comenzó, el padre dijo sus palabras y ellos sus votos y cuando iba a besar a la novia, inez corrió, corrió tanto que dejó la zapatilla, si, como la Cenicienta 

Mi abuela quien la esperaba afuera de la iglesia en un auto que no saben de dónde saco el novio de Inez, arrancaron y se fueron a toda velocidad, la dejo a las afueras del pueblo junto a su novio quien la esperaba para partir, mi abuela quien debía volver a enfrentarse con aquella disputa que dejó atrás, se devolvió a su pueblo, nunca nadie supo a dónde fue Inez y tampoco que fue ella quien la ayudo a desaparecer.

Cuando volvió el hijo del jefe tenía a todas las autoridades del pueblo buscando a Inez, pero nadie podía conseguirla, mi bisabuela, la madre de mi abuela lo supo cuando ella sonreía satisfecha, pues pudo ayudar a su única amiga, ella sabía lo que había sufrido sus hermanas al casarse por conveniencia, nunca pudo hacer nada por ellas, mi bisabuela decidió callar, pues ella también había pasado por eso.

Años después mi abuela partió a Inglaterra y consiguió a Inez, tenía un restaurante, y una vida completamente hecha, inez le agradeció y lloraron juntas, la había salvado de vivir una vida de condena, pues se había enterado que unos meses después de lo ocurrido el hijo del jefe había matado a su nueva mujer por negarse a tener relaciones con el, todo esto lo sabían por qué mi abuela siguió trabajando en aquel lugar, hasta que logró irse.

Inez encontró la felicidad, se casó, tuvo par de hijos elocuentes, rehizo su vida y vivo quizás, feliz para siempre...

En un mundo de personas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora