Los dias transcurren lentos y simples, sin alguna emoción que los caracterice. Hace más o menos dos semanas fui trasladada a mi habitación y mi tobillo a sanado completamente.
Tres semanas han pasado desde que Garrett se marchó molesto y no se a presentando más en el hospital desde ese día, no puedo culparlo, yo tampoco vendría a verme y aunque intento ignorarlo el sentimiento de culpa me persigue. Garrett es importante para mi, no sabría como explicar mi sentimiento hacia el, me dio la impresión de haber roto su corazón, y eso simplemente no abandona mis pensamientos.
En lo que se refiere a Shane las cosas con el siguen neutrales aunque cada vez se hace más notable nuestra cercania, en ocasiones visita mi habitación con el entusiasmo que lo caracteriza y le quita un poco la simplicidad a las cosas.
Mi suministro de somníferos y ansiolíticos poco a poco va disminuyendo dado que solo he tenido una crisis y no pasó a mayores, y las terapias con el doctor Rodriguez estan un poco mejor aunque lo noto algo extraño. Hace algunos días me hizo un test de humor, en donde en cada cuadrito tenía que representar mi humor en un color por una semana.
La mayor parte de mis cuadritos eran de color negro o rojo, que son días de tristeza o enojo y algunas veces azul que quiere decir normales, pero nunca amarillo, el doctor Rodriguez al ver la hoja intentó ocultar su decepción pero no tan rápido como para evitar que yo la percibiera.
Es domingo: día de visita, Patty se marchó hace más o menos diez minutos de mi habitación con nerviosismo y el cuerpo rígido aunque sin abandonar su postura sofisticada, su madre -la única persona que viene a visitarla- vino a verla.
El chirrido de la puerta me espabila y Brouk Coleman entra a mi habitación vestido con el usual uniforme de enfermero, me saluda cordial y me dirige al patio central.
Hoy es navidad.
¡Si, navidad, hurra!
Ja, ja.
El ambiente lúgubre es casi palpable, las luces del árbol titilan en el salle de ballon pero las caras largas y cansadas de los internos demuestran su poco ánimo hacia la celebración de las fiestas.
Tras pasar las puertas francesas, camino al banquillo situado en una esquina del patio, paso una mano limpiando la nieve que se encuentra en la superficie y me siento, cubierta por una manta y un té en la taza verde vomito, fijo mi visión al frente, al césped oculto por la nieve, el árbol de pino en su máximo esplendor, algunos pocos rayos de luz.
Es increíble como algunas personas en este preciso instante están rodeados de familia y amigos disfrutando plenamente mientras los niños esperan ansiosos la llegada del famoso Santa claus como una escena de pelicula.
Y luego estamos nosotros, con un árbol cuyas luces apenas se encienden, sin hablar los unos con los con otros, absortos en nuestros propios pensamientos.
Siento una presencia a mi lado, mi corazón pega un vuelco y ahogo un suspiro.
Garrett esta sentado con los hombros caídos y la cabeza entre sus manos mirando al frente, en esa posición me recuerda al Garrett que vi la primera vez en el hospital cansado y triste .
- No puedo dejar de pensar en ti - murmura - odio que ese chico te haya besado, más porque tuvo el valor de hacer algo que yo nunca me atreví a hacer.
Sigue mirando al frente, noto la punta de su nariz roja, lo cubro con una parte de la manta que por suerte es lo bastante larga para cubrirnos a ambos.
Intento encontrar que decir pero no consigo palabra ¿qué le diré? ¿Que siento atracción por Shane? ¿o no siento atracción por Shane? ¿Le volveré a mentir? No, todo menos eso, no quiero volver a mentirle a Garrett, no lo merece.
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El laberinto mental de Heather (Subiendo)
Teen FictionParedes blancas, un patio estrellado, y un pasado desconocido. Heather Harrison tiene heridas sin sanar, mente confusa y un alma pidiendo auxilio silenciosamente. Y es que, viviendo en un psiquiátrico, ¿cuantos tormentos no tendrá? Continuamente v...