🍂Capitulo 7

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Abro mis párpados aún presa de la pesadilla y me levanto con la respiración agitada, mi piel está cubierta por una fina capa de sudor y me doy cuenta que tengo pequeñas lágrimas en el área de mis ojos.

Noto el temblor de mis manos e intento calmar mi acelerado corazón que golpea contra mi pecho. Aún no me acostumbro a la clase de sueños -o pesadillas-que suelo tener cuando duermo sin la influencia de los ansiolíticos

¿Que fue eso?

Por más que intento recordar el resto de la pesadilla no lo logro, intento rebuscar en lo más profundo de mi mente pero no obtengo resultados, al final desisto y continuo viendo la pared blanca de mi habitación intentando encontrar una imperfección como método de distracción.

Por la ventana de mi habitación vislumbro la oscuridad del cielo, aún es de madrugada, supongo que dormí no mas de dos horas. Los párpados me pesan pero no me permito volver a cerrarlos, por lo que me levanto aún medio dormida y veo por la ventanilla en la parte superior de la puerta.

El pasillo está desolado, el resto de las habitaciones a mi al rededor están sumidas en silencio, todos están durmiendo excepto yo.

Al llevar 2 años aquí memorice las posiciones de los guardias en el hospital, se que al menos dos están en cada esquina de el pasillo frente a mi habitación, se que probablemente estén dormidos, por lo que con ayuda del broche dorado que usualmente sostiene mi cabello lo insertó en la ranura del cerrojo, giro y abro la puerta con facilidad, observo el pasillo solo para cerciorarme que los guardias estén en sus respectivos asientos y vislumbro a uno de ellos dormido y a el otro cabeceando a punto de sucumbir ante el sueño.

Cierro la puerta cuidando no hacer ruido y veo alrededor de mi habitacion buscando algun objeto que me ayude a distraer al guardia que aún esta despierto.

Se que lo más conveniente sería esperar 5 minutos más para que el guardia termine por dormirse, pero no aguanto más seguir dentro de estas cuatro paredes que parecen ir asfixiandome cada segundo que transcurre.

Por el rabillo del ojo observó un libro de tapa dura ubicado en la mesilla al lado de mi cama.

¡Bingo!

Lanzo el libro al otro lado del pasillo rogando porque cause suficiente estrépito al chocar contra el suelo y que el guardia se dirija hacia allí, al hacerlo cierro la puerta rápidamente y me acuclillo bajo la ventana, veo la sombra del guardia pasar frente a mi puerta y salgo corriendo, mis pasos no resuenan mientras corro por el pasillo porque estoy descalza, lo que me ayuda a que el guardia no se percate de mi huida.

Se bien que en la puerta para entrar al salle de ballon hay un guardia por lo que entró directamente por otra puerta conectada a uno de los salones en donde se realizan las terapias de grupo, me aseguro de que no haya otro guardia por ahí o alguna enfermera deambulando, al asegurarme que el área está despejada, salgo con sigilo y llego directamente al patio.

Al traspasar el umbral el césped se clava en la planta de mis pies y causa cosquillas, la noche parece una manta oscura cubriendome, inhaló y exhaló el aire y el aroma a pino se cuela por mi nariz.

Una figura se vislumbra y se disfraza en la oscuridad pero no logro descifrar quién es, es alto y sus hombros están erguidos, con la yema de los dedos va tocando las hojas del árbol de pino como si estuviera sintiendo su textura.

Me acerco lentamente y a pocos pasos de la persona me doy cuenta de quien es.

El imbecil.

Su torso está cubierto por una sudadera gris y sus largas piernas están envueltas en un joger del mismo color.

El laberinto mental de Heather (Subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora