Oscuridad. Cierro mis ojos y solo hay oscuridad, llenandome, revoloteando a mi alrededor.
Hay momentos en la vida que tienes huracanes en tu interior causando estragos. Y cuando no sabes quien eres, te pierdes.
Luchas contra un enemigo desconocido que amenaza con hacerte perder la cordura... o tal vez ya la perdiste pero ¿cómo saberlo? Todos tenemos cierto toque que nos hace diferentes.
Sin embargo hay personas ignorantes, desagradables y prepontentes que piensan que es un agravio ser distinto, creen tener una estabilidad mental inexistente y se encargan de hacer sentir inferior al que tiene la mente y el alma bailando a un compás desconocido del que solo él encuentra sentido.
-Señorita Harrison, señorita Harrison ¿escuchó lo que acabo de decir? - dice una voz áspera y malhumorada.
Ay, mierda.
Despierto de mi ensoñación sintiendo que me quedé largo tiempo dormida. Alzo la vista solo para encontrar el ceño fruncido de mi profesora, la gran Mackenzie Finnegan, escucho el sonido de su lápiz número 2 golpetear el cuaderno ubicado en su regazo, y me mira airada a través de las gafas que caen sin gracia por el tabique de su nariz.
-No, profesora Mackenzie- respondo con voz anodina.
Decido responder con sinceridad porque se que de ser afirmativa mi respuesta me haría una pregunta referente al tema que se encontraba explicando, y teniendo en cuenta que no preste atención a la mayoría de su clase seria merecedora de una hora de regaños, y miradas que de poder lanzarían dardos dirigidos directamente a mi craneo.
Y no me encuentro especialmente emocionada de obtener un dolor de cabeza por un sermón en estos momentos.
-Espero y para la próxima clase preste atención, no me gustaría darme cuenta que he estado perdiendo el tiempo en este lugar, tengo mejores cosas que hacer y eso no la incluye a usted Harrison - cada palabra que sale de su boca denota displicencia.
No es secreto para nadie que ella odia a cada persona, animal, cosa, planta, célula que este a su alrededor, por lo que no me lo tomo personal. Ella bien podría ser la hermana perdida de troncha toro en Matilda, se adaptaría bastante bien al papel incluso podria...
-¡Heather Elise Harrison!- dice irascible.
Oh dios, está mujer es un gran y gordo grano en el culo.
Mis cuerpo entero se tensa y finjo interes, mientras apoyo mi mentón en mi puño.
-Estaba diciéndole el plan de estudio para esta semana. Comenzaremos con literatura, luego avanzaremos hasta que se sienta capacitada y tener la suficiente concentración para leer un libro.
Le dirijo una mirada de reproche mientras ella alza una ceja en mi direccion.
-Me refiero a libros de Shakespeare, poemas de Pablo Neruda, Gabriel Garcia Márquez o soneto la riqueza de la literatura - Suelta un suspiro.
Da la sensación de tener un orgasmo cada vez que habla de Gabriel Garcia.
Sale de su ensoñación y enarca una ceja en mi direccion-. Necesita culturizarse señorita Harrison, y dejar de ser tan distraída.
-En mi defensa mi capacidad para concentrarme en temas que carecen de importancia es total y completamente nula- digo a la defensiva mientras me cruzo de brazos.
-Ignorare lo que acaba de decir por el bien de las dos.
Al cabo de un rato da por finalizada la clase y se retira de la habitacion, no sin antes explicarme ecuaciones y recordarme que en dos semanas tendré un parcial de matematica.
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El laberinto mental de Heather (Subiendo)
Teen FictionParedes blancas, un patio estrellado, y un pasado desconocido. Heather Harrison tiene heridas sin sanar, mente confusa y un alma pidiendo auxilio silenciosamente. Y es que, viviendo en un psiquiátrico, ¿cuantos tormentos no tendrá? Continuamente v...