Un día ordinario

Dimensiones.

Luego de una larga jornada, la mayor parte de la población en Dem descansaba en sus respectivos hogares, ya sea solo o acompañado, para recuperar energía y poder comenzar un nuevo día en la acelerada ciudad digital.

Ya sea desde la sencillez de un cuarto, o abrazados como amantes o encima de una máquina descansaban en la noche, Las personas recuperaban energía mediante el sueño sin percatarse que pequeñas luceros inadvertidos para el ojo humano salían de sus deck y comenzaba a salir volando por los aires hasta desaparecer.

Un lugar de descanso para los espíritus de duelo era el destino de todas aquellas esferas. Pues como era costumbre cada noche. Estos dejaban atrás aquel envoltorio y regresaban por un momento a su lugar de origen. El mundo espiritual.

Aquel lugar donde no sólo habitaban los espíritus de los monstruos de duelo, también eran su lugar de podían convivir los monstruos desde los más jóvenes así con los legendarios y guardianes. El mundo espiritual era el sitio de reposo para aquellos monstruos o espiritus que emergían gracias a la expansión del juego de duelos.

Y como era costumbre pequeños luceros iban llegando al mundo y conforme se iban acercado iban regresando a su forma original como era el caso de cinco pequeños luceros que dejaron atrás la inofensiva forma y revelaban la naturaleza de su forma, enormes dragones de color carmesí y negro, con el peculiar olor a polvo. Algunos de ellos, los espíritus más pequeños, se apresuraban a hacerse a un lado, dejando avanzar a los enormes dragones que se dirigen a gran velocidad hacia ellos. 

Ignorándolos, aunque teniendo cuidado de no chocar, tenían que apresurarse a llegar al centro del mundo, a dirección de la enorme estructura de piedra, donde se resguardaba la historia de estas sagradas tierras; y es que este día era muy especial para uno del clan Borre.  Aterrizaron afueras de una estructura, provocando que toda la zona temblara.

—Borres.—La voz de una joven chica rubia, de traje azul y rosa, con una barita en las manos los llama.—Bienvenidos, siganme, ya los están esperando.-Los dragones ingresaron a la caverna, siguiendo muy de cerca a la joven maga oscura.

Conforme iban adentrándose, comenzaron a perder su imponente forma y adquirir una forma más humana. Cada uno de ellos tenía la apariencia de un hombre fornido, de cabellos rojos, negros y verdes, con un par de ojos verde, cada uno de ellos vestía un pantalón ceñido con una camisa sin mangas y diversas correas que rodeaban al rededor de los brazos y pectorales*, quedando únicamente con algunas partes protegidas con su coraza, un par de cuernos negros y verdes coronando su cabeza y un par de guantes con los dedos descubiertos.

Caminaron varios minutos en silencio hasta que llegar a una sala completamente iluminada donde varios monstruos de duelo los esperaban. Los cinco miraron, ocultando el asombro de estar en ese sitio. Era mucho más grande de lo que se mostraba en el exterior, grandes balcones mirando el centro, donde otros monstruos los miraban desde sus lugares.

Todos y cada uno de ellos eran observados desde lo alto, mientras en los asientos ya ocupados por otras criaturas se lograba escuchar los murmullos hacia ellos, pero todo el clan Borre se mantenía tranquilo a la espera de algún comentario por parte del grupo de espiritus que tenía al frente de ellos. 

Los, ahora, semi humano miraron con admiración aquel grupo de mostruos al frente de ellos, no solo eran una leyenda viviente para el mundo espiritual, eran el ejemplo vivo de la conexión entre su mundo y el humano. Desde los antiguos tiempos donde las criaturas del juego de monstruos vivían, hasta aquellos humanos que transcendieron e incluso los dioses encarnados. Eran una leyenda para ellos, por lo que tener al frente de ellos era un gran honor. 

Todo eso gracias al gran valor que han tenido al lado de sus portadores, quienes no solo han demostrado un y ahora ellos, formarian a ser parte de aquel selecto pero importante grupo, gracias a las conexiones que poseen y formaron a lado de su maestro Revolver.