Hindú

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Desde algún punto de una carrera abandonada por dios, Ryoken y Yusaku en compañía de todos sus amigos y conocidos, conducían a gran velocidad en medio de una montaña rocosa apresurados, tenía una ventaja de 5 minutos al otro auto que los seguía muy de cerca.

—vamos Revolver conduce más rápido—exclama Aoi al interior del vehiculo.

— nuestro vuelo sale en una hora. y todavía tenemos que atravesar media ciudad—Le sigue Miyu en la conversación.

—tal vez llegando ahí podamos perdelos.—sugiere Jin.

—te dije que mantuvieras el auto encendido—objeta Soishi.— tal vez los hubieramos perdido hace un rato.

—No te atrevas a gritarme, que en primer lugar fue tu culpa lo que nos llevó a esto

Muchas se preguntaran que fue lo que paso para que en este momento estuvieran cruzando la mitad de una montaña a gran velocidad. 

Bueno todo comenzó hace tres días atrás, todo iba tranquilamente en la ciudad. Soishi terminaba de alistar su camión, esperando tener un buen día de ventas. Con suma tranquilidad, termina de acomodar las mesas y letreros del negocio, mientras espera que lleguen algunos clientes que quieran almorzar un poco y consumir una buena taza de café, pone a calentar un par de salchichas.

—Kusagani.—La voz del líder de los caballeros lo saluda.

El ojigris lo saluda como cualquier día normal y en poco tiempo fueron llegando el resto de chicos. Fueron tomando asiente y esperan a que el hombre termine de atender a los pocos comensales que iban llegando.

—Chicos. Me alegra verlos.—dice entusiasmado Soishi—¿Gustan una taza de café?

La mayoría acepto la invitación. El mayor les servio y comenzaron a hablar sobre su día. Cada uno tenía planes, ya sea en ver una pelicula como el caso de Ryoken y Yusaku, caminar por el centro como tenían en mente Kengo, conseguir provisiones para la semana pensaban Kiku y Takeru o simplemente pasar un día de chicas como Enma y Aoi. Sin embargo aquel agradable ambiente fraternal fue interrumpido por una simple pregunta.

—¿donde esta Jin?—pregunta tranquilamente Aoi al mayor.

La menor de los Zaizen estaba un poco desconcertada al no ver que  estaba el ojigris.

-esta de viaje.

-¿Disculpa?

Aquello era una novedad. Los chicos se detuvieron  y miraron con atención al mayor.

—¿Como fue fue de viaje?—Se adelanta a decir Aoi. —Jin no me dijo que iba a salir de viaje

—Ni yo, pero hace un días una de las compañeras de clase de Jin, vino y nos invitó a pasar unos días en su casa y bueno no vimos nada de malo. Por lo que Jin se adelantó mientras terminaba de vender mis provisiones de esta semana.

Aquello extraño mucho a los presentes, pero tal vez la persona que resentia aquella indiferencia era Aoi. No esperaba que Jin se hubiera tomado esa clase de libertades y no informarle que tenían pensado en salir de la ciudad, e incluso sintió molestia que el chico no le dijera nada, mínimo esperaba un mensaje de su parte. Ya hablará muy seriamente con él cuando lo vuelva a ver.

—¿Quien es?—se atreve a pregunta Miyu, conocía muy bien a su mejor amiga como para imaginar cualquier escenario fatídico en esta situación.

—Si no mal recuerdo se llamaba Rastha Palbaki.

Rapidamente el grupo de chicos hizo memoria, era una de las chicas de intercambio del semestre y que mostró un peculiar interés por su amigo, aun cuando este le dijo que no estaba interesado en ella y tenía una bonita relación con  su actual novia.

Un día ordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora