propuestas indecorosas (San valentín)

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Especial de San valentín, un fuerte abrazo a los amigos y enamorados aquí presentes. 

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Eran muy común que Yusaku tuviera una que otra escena de celos por la atención que recibía Kogami con las personas, sin embargo el joven peliblanco no se quedaba atrás cuando debes en cuando alguien mirada fijamente a su dulce novio y, descaradamente, se lo comía con la mirada.

Como era posible que Yusaku no fuera consiente de lo que su físico causaba a las demás personas. Era obvio que era una completa novedad para el menor el par de grandes ojos verdes, el misticismo que tenia su cabello y esa apática actitud que en lugar de alejar, causaba intriga y admiración.

Eso le causaba mucha frustración y más cuando era testigo silencioso de los coqueteos descarados que recibía el menor y como uno que otro se comió con los ojos al despistado peliazul. 

Porque Yusaku no se daba cuenta de que más de una o uno se había detenido al verlo pasar, o que cuando ambos están comienzo en el camión de Kusanagi, más de uno se quedaba viéndolo, y solo se acercaban al puesto a comprar para verlo con más atención. 

Frunce el seño cuando un par de jovenes mujeres se le quedaron viendo y comentaban lo sensual que era el chico de ojos verdes. Y lo peor es que lo dijeron tal alto que estaba seguro que El mencionado  también había escuchado y no hacia nada para detenerlas.

Si las miradas mataran, definitivamente ese par estarían más que muertas. 

¿Por qué la gente tenía que decir esa clase de cosas?

—Kogami-san, ¿que culpa tiene esa pobre salchica?

El peliblanco no entendía lo que decía el menor de los Kusanagis, que llegó a un lado de la mesa. El chico señalo con el dedo la mano del mayor y este mira como su almuerzo termino embarrado en la mano. Yusaku apenas miró por encima de la tablet y negó con la cabeza.

—Disculpa—Toma la servilleta y se limpia los restos de alimento.—¿ crees que podías traerme otro?

—si., claro Ahora le digo—exclama el pelimorado.—¡Soishi, preparar otro para Kogami, apretó muy fuerte la salchicha!

—¡Jin deja de jugar con las palabras!

—¿y yo que culpa tengo que te haga falta más amor a tu vida, hermano?

—¡Jin!

El menor no dijo nada más, regreso a su labor. Solo fue cuestión de minutos para que regresara con una nueva salchicha. El peliblanco la pago y la comió sin mas. No quería causar más problemas, prendio su computador y busco el perfil de esas dos mujeres que hablaron de más, tal vez una pequeña multa sería suficiente castigo por el atrevimiento. 

Y no solo esas ocasiones en el mundo real, eran peor en el mundo digital donde encontraba información sobre Playmaker y no era precisamente por gran trabajo como duelista o hacker.

Foros de conversación donde varios fans mostraban su amor por el chico , o l attración que sentían por el chico por el nada discreto avatar que tenía,  e incluso como llevaban a fantasear en tener una oportunidad con él y demostrarles su amor. Revolver ardía de ira cuando leía esas conversación relacionadas con su pareja,  pero tampoco podía hacer mucho, más que enviar un virus y borrar todo ese foro y cancelar las cuentas. 

Sin embargo la gota que derramo el vaso fue cuando ambos, queriendo pasar un momento de parejas, dos usuarios de la red pasaron a su lado; todo hubiera parecido normal, si no fuera porque uno de ellos tuvo el atrevimiento de darle una fuerte nalgada en la zona posterior del héroe de Vrains.

Un día ordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora