Capítulo 25

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Joss: ¿viste su cara? Estaban ya en el auto, de camino a casa Estaba a punto de desmayarse.

Lisa: riendo junto con su hermano es verdad, estaba hasta pálido.

Mayte y José Manuel no podían evitar reír ante la verdad que los jóvenes contaban, sin embargo quien no estaba muy feliz era Isabel, ella iba muy sería y cada que José reía de un comentario respecto a Carlos, ella lo miraba sentenciandolo.

Una vez que llegaron a casa los chicos se despidieron para luego subir a su habitación, Mayte también se despidió y retiro, quedando Isabel y José Manuel solos, ella lo miraba insistente.

José Manuel: bueno ¿y que pasa?

Isabel: ¿qué pasa? ¿Te atreves a preguntarme, que es lo que pasa? No puedo creerlo.

José Manuel: no sé porque estás molesta cuando claramente soy yo quien debe estarlo.

Isabel: disculpa ¿tú? ¿Porque o que?

José Manuel: estaba coqueteando contigo descaradamente.

Isabel: ¿y eso, qué? Hasta donde yo sé soy una mujer libre.

José Manuel: no me provoques.

Isabel: ¿o que? ¿Otra vez vas a dejar en claro tu machismo?

José Manuel: no sigas Isabel.

Isabel: no, no sigas tu José Manuel, yo te dejé muy en claro que el cuento de familia feliz para mi sería una farsa.

José Manuel: dijiste que aún me amabas.

Isabel: una dice muchas cosas sin sentirlas. Apartando la mirada de él

José Manuel: ¿ah si? se acerca a ella veremos si esto tampoco lo sientes forcejea un poco con ella, le sujeta las manos en la espalda con una de sus manos mientras que con la otra la toma de su nuca, besándola

Isabel: eres un... La boca de José le impedía formular bien las palabras Mal... Ya no puede continuar pues la besa de manera intensa, poco puede luchar contra él pues le suponía una gran debilidad.

Conforme el beso se fue tornando más profundo, los cuerpos de ambos se relajaron, Isabel llevó sus manos a su cuello, mientras que el acariciaba con ambas extremidades su espalda.

Pronto lo único que se escuchaba en ese lugar eran sus respiraciones agitadas y sus lenguas húmedas danzando entre sí.

El sonido del aire azotando uno de los cristales del comedor regresó a la realidad a Isabel y con ello se separó de golpe de José, lo miró un momento, no dijo nada y se retiró subiendo de prisa las escaleras.

Soltó el aire que aún tenían sus pulmones y se dirigió a la cantina, se sirvió un whisky seco y lo bebió de un solo golpe, estaba sirviéndose otro cuando escuchó a alguien aproximarse, obligándolo a girar.

José Manuel: ¿qué haces aún despierta?

Mayte: escuché sólo una puerta cerrarse.

José Manuel: vaya, que oído.

Mayte: hace una mueca y se acerca, quitándole el vaso antes de que lo bebiera. Basta José, no puedes estar ahogando tus penas cada que te pasé algo.

José Manuel: ¿y que se supone que haga Mayte? ¡Iluminame!

Mayte: si me sigues hablando así te va a ir muy mal Álvarez sentenciandolo con el dedo.

José Manuel: exhala ya, lo siento. Es solo que Isabel me hace perder la cabeza ¿sabes cual fue su última tontería? ¡Fingir! Quiere fingir ante nuestros hijos que lo estamos intentando.

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