Capítulo 7

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Lisa: no puedo creerlo, si la prefieres a ella rodeaban sus lágrimas por sus mejillas no tengo hambre, con permiso se dirige a las escaleras a paso apresurado y sube corriendo

Joss sin dudarlo la sigue, dejando el ambiente más tenso de lo que ya estaba entre los tres adultos.
Isabel callada pero mirando a José Manuel y claro que el sabía lo que estaba pensando con sólo verla de reojo.

Begoña: bueno, la verdad no imaginé que fuera así cómo le dirías a tu hija que nos vamos a casar, pero en fin, lo bueno es que ya se lo dijiste y es un peso menos. Al fin podré comenzar con todos los preparativos sonriente. Mira a Isabel y entonces ¿a que te dedicas me dijiste?

Isabel: no puedo creerlo, esta mujer es demasiado superficial pensó soy abogada... Mira a José ¿no vas a ir con ella?

José Manuel: ¿Disculpa?

Isabel: ve con ella, habla con ella ¿o vas a darle la razón a lo que dijo?

Begoña: metiéndose bueno yo creo que debe dejar que se le pase el berrinche, porque eso es, solo un berrinche. Es niña de papi y está acostumbra...

Isabel: interrumpiendo pues yo no creo que sea así, al contrario, le falta mucho amor a Lisa según me he dado cuenta y ahora, no solo ella piensa que es segundo lugar en tu vida.

José Manuel la miraba con un gran enojo por decirle eso, claramente estaba quedando mal en cuanto a la educación que le ha dado a su hija con tanto esfuerzo pero la verdad, sin amor de su parte. Sin dudarlo se levanta sin decir nada y sube para ir a la recámara de Elisa.

Begoña: vaya, que rápido te ha hecho caso irónica

Isabel: no se trata de hacer caso, se trata de que era lo correcto.

Begoña: y como buena abogada, te encargas de hacer lo correcto ¿no?

Isabel: por supuesto que sí mirándola con la frente bien en alto, sin ningún tipo de miedo, ella no representaba ningún peligro para ella, ante personas más intimidantes se había enfrentado y había salido invicta.

Begoña: la mira desafiante solo te diré una cosa, abogaducha. José Manuel es mio, he visto como lo miras y definitivamente, no se te va a hacer. No tienes clase y eso es algo que a el le encanta, lo siento.

Isabel: ríe ¿tan insegura eres de ti misma que me tienes que amenazar?

Begoña: no, no es una amenaza, es una advertencia.

Isabel: que no se te olvide que soy abogada y se perfectamente distinguir entre una amenaza y una advertencia. Y también se actuar inmediatamente por la vía legal apenas recibo una.

Begoña: se retrae en su asiento no vas a salir victoriosa.

Isabel: ya veremos...

Begoña: deja la servilleta en la mesa se me ha revuelto el estómago, mejor me retiro a descansar. Buenas noches querida, aunque mejor la voy a pasar yo entre los brazos de José.

Isabel se mantuvo callada ante esas palabras y su salida abrupta del comedor. Exhalo con pesadez y echó su cabeza contra sus manos, que a la vez estaban alzadas por los codos sobre la mesa. Estaba perdida en sus pensamientos que ni siquiera sintió la presencia de alguien hasta que habló.

Mayte: vaya, al parecer a nadie le gustó mi comida. Haciendo una mueca

Isabel: levanta la mirada, sonríe un poco hola Mayte... Y no es eso, la comida está deliciosa, solo que la situación se descontrolo.

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