Capítulo 5

486 38 10
                                    

José Manuel: Isabel yo...

Isabel: vámonos José, por favor. Evitando su mirada

José Manuel: exhala pesadamente bien, andando.

Ambos se encaminaron al caballo de José, el le extendió la mano y ella lo miró con desconfianza.

José Manuel: vamos Isabel, no pasa nada, es bueno.

Isabel: no lo sé...

José Manuel: ¿no confías en mi palabra.

Isabel lo miró con cara de "¿Hablas en serio?"

José Manuel: lo captó ya, ya sé que no pero es eso o volver a pie y son un par de kilómetros.

Isabel: suspiró derrotada muy bien, subiré.

Se acercó, subió el pie correspondiente al estribo, tomó con fuerza el cuerno de la silla y se impulsó levantando la pierna, movimiento que José Manuel no se perdió y agradeció por ello pues los jeans se habían ajustado en su trasero dejando ver cual redondeado y bien proporcionado estaba.
Ella lo miró.

Isabel: ¿me iré sola?

José Manuel: ja, eso quisieras.

Con agilidad subió al caballo también. La silla era grande sin embargo aún faltaba espacio para que ambos cupieran. Isabel se sobresaltó al sentirlo tan pegado a ella y esa parte de su anatomía.

Isabel: ¿podrías hacerte un poco para atrás?

José Manuel: ¿te incomoda mi cercanía?

Isabel: si, un poco.

José Manuel: pues lo siento porque no hay más espacio. Sujetate.

Isabel: desgraciado dijo entre dientes mientras comenzaban a andar

En la casa, Begoña tenía harta a Mayte con su pésima actitud altiva.

Begoña: bueno ¿Dónde están que no vienen? ¿No puedes mandar por ellos?

May: José Manuel no es ningún tonto, señora.

Begoña: la mira con desprecio señorita, igualada.

May: disculpe y si me permite, tengo cosas que hacer.

Begoña: si si, ya vete... Y recuerda hacer algo sin grasa para la cena, esas cosas que acostumbran comer me van muy mal.

May: como diga... Señorita. Se retira

Begoña: la ve irse se toma muchas atribuciones está gata, pero apenas me convierta en la dueña y señora de esta casa, esos humos de superioridad, se le van a bajar se cruza de brazos

En la habitación de Lisa se encontraban los chicos tirados en la alfombra.

Joss: no podemos ser tan obvios y menos si está ella aquí.

Lisa: lo sé, pero quiero que se largue, que se vaya ya, no la soporto.

Joss: ahora si te entiendo por que... Y su nariz es tan falsa.

Lisa: lo sé, no sé cómo papá puede abrazarla si quiera.

Joss: o besarla, sus narices deben chocar ambos ríen bueno pero entonces ¿qué te pareció mi plan?

Lisa: me gustó eh, comienza a salirte la maldad.

Joss: ay que miedo, no.

Lisa: ay no seas tonto Joss se carcajea eres tierno, por eso no me gustas.

DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora