Llego a su encuentro en el suelo tan rápidamente que apenas notó cuando ya tengo su frágil cuerpo entre mis debiles manos.
— Erik. Abre los ojos — pido — ¿Erik?. ¡Erik! — lo llamó desesperada — Erik por favor — suplicó y sollozo tocando su rostro y entrando en pánico con un terror absoluto apoderándose de mi.
— Ni siquiera él te escucha ahora — se burla el hombre.
La angustia toma todo mi pecho agujereando mi corazón con miedo mientras un nudo pesado se forma en el y en mi garganta haciendo que mi propia voz se pierda angustiada y es irreconocible cuando lanzó un alarido y finalmente gritó:
— ¡Ayuda!... ¡Porfavor! — pero solo el solitario eco del lugar es quien me responde.
Las llamas toman terreno con fuerza subiendo por las paredes, bailando sobre las cortinas y la brisa del viento que entra por ellas.
— ¡Por favor! — suplicó con un hilo delgado de esperanzada.
— ¿Aún crees que alguien va a escucharte así? — murmura con una voz alegre y burlona — Te enseñaré como se hace — me explica — ¡Ayuda! — grita — ¡Salvenla por favor, ayudenla! — grita una vez más hasta que su propia voz fue interrumpida por su áspera risa.
Quedó paralizada en mi lugar mi ilusión se acababa de destruir con burla frente a mi.
《¿Qué más puedo hacer?》
— Nadie puede escucharte. A nadie le importas — explica el escupiendo blanca saliva en su hablar.
Los vidrios calientes del pasillo y lugar se quiebran cayendo a un lado y sobre mi. Siento mis propias lágrimas deslizándose por mi mejilla mientras niego con mi cabeza.
《¿Es verdad? ¿A nadie le importó? ¿Nadie vendría por mi?. ¿Seré como ese árbol al que nadie puede escuchar caer, romperse, ni gritar?. ¿Una oveja más devorada por el lobo?》
Entonces Erik desde el suelo lanza un gruñido de dolor y entiendo que al final la única persona que a escuchado mis historias y a la que en verdad le he importado esta en mis brazos agonizando.
El hombre comenzó a avanzar sus pesados y lentos pasos demostrando pura seguridad. La batalla estaba perdida para mí para ambos, pero la historia no había llegado a su final, no para mí.
— ¿A nadie le importó? — murmuró la pregunta mientras pesadas lágrimas dejan mi rostro.
El hombre sonríe, sus ojos brillando peligrosos como las calientes llamas del fuego que nos rodean.
— No — murmura dando sus últimos pasos, pero entonces los míos también brillan con avidez.
— No es verdad — lanzó entre gruñidos.
El hombre comienza a reír grotescamente una vez más. Estaba tan seguro de sí.
Yo suelto la mano de Erik que aún sostengo y estiró la mía para tomar un trozo de vidrio en el suelo. El mismo hace presión enterrándose en mi propia piel mientras una loca idea se adueña de mí.
— A usted le importó.
— No. No eres más que una mercancía problemática para mi. Hija — agrega con malicia.
Por un momento admiro mi rostro reflejado en el cristal y recordando a mi mama — ¿Su rostro era igual de hermoso que el mío?... — pregunto.
— ¿Que vas a hacer con eso? — lo escucho preguntar divertido poniéndose en guardia.
— Soy solo una valiosa mercancía... — digo ahora sin dejar de mirar a aquel hombre — Pero mi valor disminuye con esto — terminó acercando el vidrio a mi rostro y comenzando a cortar mi propia piel a la altura de mi mejilla justamente en el lugar en donde el antes me había tocado. Al principio sólo sentí pulsión, dolor y ardor, pero luego sangre, sangre caliente deslizándose por mi rostro, gratificante y mía solo mía. Entonces sonreí con el vidrio aún en mi rostro solo escuchando las quejas que él me decia.
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Nadie te escuchará
Short Story¿Qué pasa cuando cuentas muchas historias sobre el lobo y un día aparece? Jazmín es una adolescente con una gran imaginación a la que le gusta contar e inventar muchas historias a sus amigos y compañeros, pero en una noche de insomnio conocio a un...