— ¿Qué ocurre? — pregunta una voz gruesa junto a la puerta.
La luz de la linterna viaja absorta por la habitación acompañada de un silencio que sólo nos da un aterrador suspenso. Cierro los ojos pasmada a la espera de lo peor hasta que una voz vuelve a hablar.
— Creo que solo son las ratas — responde.
Sus pasos resuenan una vez más hasta que la puerta vuelve a cerrarse con fuerza.
Abro los ojos y para mi sorpresa otros dos color azul se encontraban justo frente a mi, también apesadumbrados. Miro al pelinegro de cabello tan alborotado como mi respiración e indignada me muevo en mi lugar, pero él me hace con su dedo una señal para que aún guarde silencio. Cuando este se hizo presente por más tiempo él finalmente alejó su mano de mi boca mientras dejaba escapar una fina sonrisa
— Lo siento — se disculpa y es solo entonces cuando respiro ondo tomando una gran bocanada de aire.
— No — murmuró por lo bajo molesta en gran parte porque él aún está encima de mí con sus rodillas a un lado de las mías. Sin dejar de observarme. 《¿Acáso no piensa decir algo más?》 No lo hace él aún mira a los costados de las cajas cerciorándose que nadie más vuelva a entrar. Ahora sentía su pesado aliento demasiado cerca del mío — Quítate — ordene en un susurro empujando su pecho con mi mano.
— Ya se fueron — murmura al fin — Eso estuvo cerca y hubiera sido la primera vez que me atrapan.
— Y tal vez la última.
Él aprieta sus ojos formando en su mirada sospecha — Eres muy dramática — refuta haciéndose finalmente a un lado — Por cierto. ¿Qué te pasó hace un momento?
— Yo... creí ver una rata — miento poniéndome de pie sacudiendo la tierra de mi pijama y lanzando a un lado el polvoriento saco de pana — ¿Hace cuanto tiempo haces esto?
— Sí claro — murmura incrédulo — ¿Esto...
— Estar despierto en las noches. ¿Cómo sabías que las pastillas nos hacen dormir?.
— Lo supe unos meses después de que llegué aquí — confiesa y mis ojos se pierden en la oscura habitación. 《¿Cuántas cajas habrá aquí? ¿Cuántos nombres?》— Si me vas a decir en qué estás pensando ¿no?
— me pregunta inquieto.— No estoy pensando en nada — miento nuevamante y él con notable insatisfacción camina hacia la salida, pero cuando intenta abrir la puerta está no lo hace — ¡Oh!. ¿No?
— ¡Oh si! — murmura el volviendo a intentar una vez más abrirla — Creo que tenemos un pequeño problema... — me explica arrugando el rostro y forzando una sonrisa apasiguadora.
Me hacerco a la puerta y tiro del pomo confirmando que tiene razón.
— !No, no!. Son las tres de madrugada. En cualquier momento ellos van a pasar por nuestros cuartos y si no nos ven en el...
— Yo estoy en él — interrumpe, pero yo lo miro desconcertada — Por favor ¿Dime que hiciste tu bulto antes de venir? — me pide.
— ¿E...El bulto? — preguntó confundida observando como sus ojos se abren con potencia y su mano viaja hasta su cabeza sobre su despeinado cabello negro
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Nadie te escuchará
Short Story¿Qué pasa cuando cuentas muchas historias sobre el lobo y un día aparece? Jazmín es una adolescente con una gran imaginación a la que le gusta contar e inventar muchas historias a sus amigos y compañeros, pero en una noche de insomnio conocio a un...