⚠️ Atención este capítulo contiene escenas que podrían incitar al suicidio.
Frío, es todo lo que siento. Mis pies están tan helados que queman dolorosamente.
¿Porque siento tanto frío?
Mi vista parece abrirse paso entre la oscuridad y veo mis rojos pies sobre la nieve. Dolida intento comprender dónde estoy, pero al reconocer el lugar de inmediato me arrepiento.
¿Porqué? ¿Porque me traes aquí otra vez?
Las preguntas a mi propio subconsciente nunca reciben sus respuestas y como una rutina mi respiración se vuelve agitada mientras siento a las pesadas lágrimas caer sobre mis mejillas.
Camino aunque no desee hacerlo siendo conducida por una fuerza mayor adónde se bien que jamás desearía volver. Toco la puerta de esa cabaña que se abre de forma mecánica como si me invitara a pasar aunque no desee aceptar igual me adentro en ella.
No vallas. No toques nada. No escuches nada. Pero sobre todo no mires. Por favor no mires.
Suplico, pero es inútil. Ahí está ella en esa misma aterradora, cobarde e inhumana posición.
¿Porque? ¿Porque me haces ver esto?
Escuchó ese crujir de la madera que provoca la tensionada soga; esa soga que mi mirada sigue hasta llegar a su cuerpo. El cuerpo de mamá, pálido, morado, tieso y aún meandose colgante desde la viga en el techo.
¿Porque lo hiciste?
Preguntó y como un monólogo sigo sin recibir la respuesta.
*************
— Ahgs. Insomnio, ¿Porque eres tan cruel conmigo? — pregunto entre dientes intentando no abrir los ojos, pero la lucha es en vano. Las imágenes de mis pesadillas no me dejan tocar el sueño — No debí de cambiar mis pastillas por ese libro — me quejó recordando que a Jessica; la chica de cabello rubio del cuarto de enfrente a quien le había intercambiado mis pastillas nocturnas por un libro titulado: El hombre invisible — Ni siquiera tuvo un buen final — me quejo y soy vencida cuando la curiosidad me empuja a ver el reloj de pared que marca la 02:12 am. Entonces lanzó las sábanas a un lado de mi cama dispuesta a retirame de estas.
— Sofía — llamó a mi compañera de cuarto — ¿Estas despierta? — preguntó
Ella no contesta, pero como si lo hiciera escuchó a su bajo ronquido.
— Supongo que eso es un no — concluyó.
Cuando mis pies tocan el frío piso de oscura madera aquel aterrador sueño regresa a mi mente con fuerza y todas esas imágenes me invaden dejando un desagradable y sofocante escalofrío por todo mi cuerpo. Siento como si se me helara la sangre y no pudiera volver a respirar de nuevo, pero lo hago. Respiró y mientras tomó la sábana de mi cama y la colocó sobre mi espalda tambien me pongo de pie caminando afuera de la habitación, sin rumbo alguno.
Tampoco tengo en que pensar, no hay nada en que distraer mi mente ahora. Entonces ahí vienen. Ahí vienen una vez más las imágenes, recuerdos de aquella noche y se muy bien que solo el dolor las acompaña.
— Ya no quiero recordar — chilló intentando apartarlas.
Lágrimas cubren mi rostro, mi corazón está acelerado y mis manos tiemblan ligeramente. Soportándolo me hinco sobre los talones arropandome con la sábana que llevaba colgada como una capa tras mi espalda.
Entonces sin aguantar más el horrible sentimiento que me toma por completo y aprovechando que nadie me verá en la oscuridad de la noche sollozo, pero enseguida noto que me equivoque.
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Nadie te escuchará
Short Story¿Qué pasa cuando cuentas muchas historias sobre el lobo y un día aparece? Jazmín es una adolescente con una gran imaginación a la que le gusta contar e inventar muchas historias a sus amigos y compañeros, pero en una noche de insomnio conocio a un...