Epílogo

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Hay una cama, es fría y pálida. La luz del día atraviesa las cortinas hasta llegar a ella donde yo estoy tumbada para enseñarme un nuevo y bello día de sol, pero: Ahora ya nose donde quedaron mis ganas de salir afuera a recibir de su calor.

Volteó. Junto a la cama hay una silla y sobre ella una amiga que me enseña una sonrisa.

— ¿Te gustaría salir a tomar un poco de aire fresco? — vuelve a preguntar Sofia, pero solo volteo nuevamente ignorándola.

Hay un suelo y sobre el se escuchan sus pasos abandonando la habitación.

Hay una puerta, una que escucho volver a abrirse y cierro los ojos fingiendo estar dormida.

— No tienes que hacer eso — explica una voz familiar — Se que de todas las personas soy ahora a la que menos quieres ver, pero... — lo escucho caminar — Creo que deberías terminarlo. Tal vez te brinde algo de consuelo — finaliza. No digo nada continuó en la cama hasta oírlo partir de la habitación en donde hay una mesa y sobre ella ahora está su libro. El libro de Erik.

Las horas pasan los días igual. Las heridas se desvanecen de mi rostro, también de otras partes de mi cuerpo, pero yo me siento igual. Igual de miserable.

Hay un pasillo y los chicos corren por el. Lucas tambien corre por el jugando y riendo y eso está bien, quisiera decir que me hace bien y es suficiente, pero no lo es.

Hay un nuevo orfanato donde todos estamos y aunque muchos fueron adoptados después de que la polémica noticia saliera a la luz. El se ve igual para mi.

¿Hay un Dios?

"Gracias a Dios" recuerdo que dijo una oficial cuando daba mi declaración.

Lo hay, pero mi relación con el se ha enfriado porque recriminó el oscuro final que me a concedido y ambos estamos ahora cada uno en su orilla, sin odiarnos, sin amarnos, solo ajenos.

Pero se bien que todo no es su culpa sino mía porque porque yo fui quien me resistí a tomar otro final esa noche. En nuestro lugar soñado, tal vez ese era el verdadero camino a la felicidad, pero Erik y yo tomamos las decisiones y ahora debemos vivir con las consecuencias. Yo, yo vivo con las mías, pero él ya no lo hace. Él ya no vive.

Hay dolor, hay culpa, pero también hay un atardecer que despues de meses me animo a ver. 

Hay un momento magico, uno que se que nunca jamás volvere a pasar acompañada por esos ojos azules.

Hay lagrimas, lágrimas saladas que caen sobre mis mejillas finalmente recordandolo.

Hay un libro, uno que aun lleva su nombre en la primer página y una historia, la de Avellaneda y Santome. Desgraciada y trágica. Apasionada y pasajera.

Y tambien hay un final. Si, llegue al final de la historia del libro que Erik me obsequió y Thomas rescato del fuego y cenizas, pero estoy arrepentida de haber llegado a él. Y una vez más recuerdo cuando le comenté a Erik la inocente trampa que yo quería cometer, sobre no terminar aquel libro y dejar a los personajes estancados en ese dia. En ese dia Lunes. ¡Cuanto yo quisiera poder hacer lo mismo con nuestro destino!

Por eso ahora les hago aquel mismo ofrecimiento. Los invito. Los invito a regresar. Vuelvan, vuelvan a ese dia Lunes en donde ambos encontramos nuestro lugar soñado. Vuelvan, vuelvan a ese capítulo de nuestra historias en donde leímos hasta que el amanecer desapareció de nuestra vista. Solo regresen, regresen el tiempo atrás entre páginas y hojas.

Solo regrésenme con él, con él chico de ojos azules, porfavor regrenme con él.

~ Fin ~

Nadie te escucharáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora