14. Abandona tu sueño y tu corazón.

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Por un momento cerró sus ojos, aún abrumada por lo que acababa de pasar. Tenía intenciones de apartarse del grupo y adentrarse al bosque. Necesitaba pensar con claridad, despejar su mente. Quería gritar y llorar por haber sido tan tonta y confiar en su padre, de no haberlo hecho, Eren y ella estarían cumpliendo su sueño de vivir juntos lo poco que le quedaba.

— Entonces... ¿...puedes matarlo ahora? —aquella voz vaciló un poco, pero al final terminó la pregunta. 

— ¿Qué? —giró en busca de aquella voz que, aunque perezosa, pudo colarse en sus oídos con fuerza. La miró y reconoció de inmediato. Annie Leonheart, la poseedora del titán femenino. Una niña poco sociable con la cual no pudo hablar mucho, por eso no sabía que quería decir. Su rostro inexpresivo le dificultaba entender—. ¿Matar a quien?

— ¿Puedes matar a Eren? —su pregunta fue más clara esta vez, pero la dejó más perdida que antes.

— Matar a Eren no es la única forma de detenerlo. —Mikasa se metió en la conversación, plantándose frente a ambas rubias.

— Sí, pensé que tú dirías eso. —vaciló, dándole una mirada rápida a la pelinegra antes de volver a posar sus ojos en la deidad—. ¿Y tú?

Eirene se quedó estática con el corazón bombeando más lento, pasmada ante la interrogante de aquella joven. Un gran nudo se formó en su garganta y miró a su alrededor siendo consciente de todas las miradas posadas en ella. Nuevamente se sintió presionada cargando con un insoportable peso.

— El plan de Eren siempre fue éste hasta que le hablé sobre otra manera de obtener la libertad de Eldia. Fui yo quien le prometió paz, él creyó en mi, me escuchó y dejó de lado su instinto asesino. Me aseguró que yo era esa luz en su oscuridad. —parpadeó y miró el cielo oscurecido—. Es por mi que ocurrió esto. Si yo hubiera hecho las cosas de la manera correcta, si hubiera hablando con las personas correctas, si no hubiera confiado tanto en Marley, quizás nada de esto estaría pasando, pero ya no hay tiempo para corregir el pasado. —su voz sonaba atareada, con sus ojos pedía a gritos tener un tiempo a solas—. Intentaré razonar con él de nuevo, quiero que sepa que estoy viva y que aún existe una manera de poder cambiar el rumbo del destino. —su corazón dolió cuando recordó aquellas palabras. —Eren dijo una vez que él luchaba por la libertad y yo por la paz, y que esperaba alguno de los dos pudiera ganar esa batalla—sintió una enorme presión en el pecho y el miedo viajando por todo su cuerpo—. Si Eren no razona seré yo quien termine con su vida.

— ¡¿Qué?! —tanto Mikasa como Armin se alarmaron por las palabras de la mujer. La pelinegra titubeó dispuesta a reclamarle, cómo podía decir que lo amaba si pretendía acabar con él. Sin embargo, Hange levantó la mano colocándola en el hombro y pidiéndole con los ojos que no dijera nada. Eirene al igual que el resto estaba abatida, incluso más. Era inhumano seguir acusándola.

B R O K E N ¦ EREN JAEGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora