UN ÚLTIMO DESEO - PARTE 6

0 0 0
                                    

Llevábamos al menos 15 minutos sentadas en el banco en total silencio. Le dijo a Yuk que dejará que lo piense y ella solo se echó en sobre mis piernas y dejo que le acariciara. Mi mano bajaba desde su cabeza hasta cerca de su espalda. Miraba la gente pasar, note que varias personas llevaban consigo bolsas oscuras con formas extrañas o bolsas totalmente blancas que no dejaban ver nada, tarde unos segundos en darme cuenta porque todos parecían llevar cosas extrañas en sus bolsas. Eran regalos, regalos para reyes. Mire mi reloj y eran cerca de las 22:25. Solté un suspiro y mire hacia el cielo donde pude ver una hermosa luna, con una gran mancha blanca y una pequeña mancha negra. Nunca aprendí el nombre de las fases lunares, pero me encanta ver la luna cada noche. Me quede varios segundos mirando la luna pensando en una cosa, buscando respuesta a una pregunta que era "¿Cómo cumplo el deseo de Yuk?" que es una pregunta casi igual a preguntarme "¿Cómo doy los regalos que Yuk quería dar?". Creo que subestime los regalos que ella quería dar porque si están muy buenos, a decir verdad, y parecen tan imposibles de conseguirlos. Más porque los regalos deben ser entregados este seis de enero la mañana y ya somos tres de enero, muy cerca de ser cuatro de enero, quedan aproximadamente dos días y medio para cumplir con el deseo. El miedo de no lograrlo vino a mí al instante, pero reemplace esos pensamientos con unos más positivos de que sí lo lograre. Algo que es seguro, es que me esforzare todo lo que pueda. Este deseo lo cumpliré porque lo cumpliré, porque sí, porque quiero y como dicen por aquí en Argentina (no sé en otros países), lo haré porque se me da la reverenda gana.

Mi mirada bajo hacia Yuk que al parecer dormía. Me sorprendí al escuchar su ronroneo y que mi mano lo sintiera al acariciarla. Ronroneaba muy fuerte. Sonreí al instante. Si es una linda gatita (sé que es gata, pero sale mi lado tierno y hablo así) y se nota que una buena compañía.

Después de media hora se me ocurrió como cumplir con sus pedidos. Sonreí mientras acariciaba a Yuk, por fin se me ocurrieron ideas, ahora solo faltaba un plan que las volviera realidad.

Inhale hondo y continúe mirando la luna mientras pensaba "el plan", en otros minutos miraba a mis alrededores o a la querida felina que descansaba en mis piernas. Ya se estaba haciendo tarde, varios locales comenzaron a cerrar y ya no había tanto movimiento de gente. Fui testigo una vez más de como el silencio llega en la noche. Pase un buen rato disfrutando de ese silencio y del aire frío que se sentía. Días muy calientes y noches heladas, tal como un desierto, algo así es el clima de este lugar. Mi mirada estaba en la luna cuando sonreí por tener un plan muy bien armado. Al menos en opinión personal me parecía un muy buen plan, y en caso de tener fallas las iría solucionando en el camino. Nunca podemos llegar a estar preparados para todo, al menos eso pienso yo porque siempre habrá algo inesperado o que no se tuvo en cuenta.

Cerré mis ojos y comencé a inhalar profundo y al exhalar soltaba tanto aire que tardaba en terminar. Repasé en mi mente el plan unas cinco veces, las primeras cuatro veces tuve que hacer unos cambios agregando, quitando o modificando algún paso. Al mismo tiempo que mejoraba el plan disfrutaba del aire frío que entraba en mí al inhalar y del aire frío de los vientos suaves que parecían darme caricias en la mejilla. Mis ojos cerrados apuntaban hacia el cielo, naje la mirada mientras habría los ojos para mirar hacia adelante mío.

—Muy bien –dijo en un susurro casi inaudible—. Está todo listo, hora de empezar.

¿Y yo estoy lista? Pues no, pero igual le entro. La aventura no empezara si sigo sentada esperando a estar lista para cosas que no sé, jamás estaría lista para algo así. Además, es mi plan y debo dar la iniciativa.

Dejé de acariciar a la felina y metí mi mano bajo la manga izquierda de mi túnica la cual brillo en su interior en mi mano pude sentir un rectángulo. Mi celular. ¿Todo lo guardo y llevo bajo la manga? Sí, es una prenda muy útil e increíble. Dirían lo mismo si les contara todo sobre mis poderes y objetos mágicos que poseo. El celular que llevaba era uno de pantalla táctil. ¿Modelo? No lo sé. Presioné el botón de encendido que tenía a su derecha y al encenderse la pantalla puse el patrón de desbloqueo, vi la pantalla de inicio y fui al icono de la agenda. Busque entre la lista de contacto un nombre, el nombre de quien me ayudaría, "Adrián". ¿Quién es este tal Adrián? Es un ángel, pero perteneciente a los "ángeles cazadores". Este grupo está encargado de rastrear a demonios fuertes, personas que hagan tratos con esos demonios, puertas demoniacas por donde entran los demonios y otras cosas para ponerles fin. Presione llamar y puse el aparato al lado de mi cabeza esperando que respondiera.

—Hola linda –dijo desde el otro lado y yo solté un suspiro porque me cansé de repetirle que no me dijera así.

—Hola Adrián –respondí—. ¿Estás libre? –pregunte antes que dijera otra cosa y desviara la charla.

—Wow ¡Qué directa mi vida! –habló—. Me sorprendes –dijo más calmado—. Sabía que un día me llamarías para decirme que aceptas mi oferta porque te aburriste de leer libros...

—No idiota –contesté con un tono amenazante para lograr callarlo y luego le hablé más calmada, pero fría—. Te llamo por algo muy serio y necesito tu ayuda.

Un silencio se hizo presente, duro unos cuantos segundos hasta que él hablo.

—Oh perdón –respondió con una voz calmada—. Dime que necesitas y yo me encargo.

Le explique a Adrián que andaba cumpliendo un último deseo y que plan tenia para hacerlo y cuál era su papel en el mismo. Acepto sin dudarlo y dijo que iría de inmediato a cumplir con su parte y me llamarían caso de encontrarse con un inconveniente. Hasta ahora el plan va bien, paso uno cumplido. Ahora tengo que seguir con los demás pasos.

Hice hacia atrás mi manga izquierda y miré el reloj que marcaba las 23:15. Joder que pasa volando el tiempo. Mire hacia abajo, hacia mis piernas donde se encontraba la felina.

—Hey hey –comencé a mover el cuerpo de Yuk—. Despierta.

Ella estiro sus patitas y soltó un bostezo.

—¿Qué sucede? –pregunto con una voz que delataba que aún estaba algo dormida.

—Ya pensé las cosas, creo que tengo un plan y tenemos que ponernos manos a la obra.

—¿Crees? ¿Lo pensaste bien? –interrogo poniendo cara de confusión.

—Uhmmmm –moví mi cabeza de un lado al otro—. Podría decirse –condense—. De todas maneras, tenemos que apresurarnos.

—¿Qué? ¿Por qué? –pregunto con sorpresa y lo sabía por su voz y su rostro que la delataban, el sueño se le paso al instante. Me dio mucha gracia su reacción que no pude evitar soltar una sonrisa.

—Porque tú tienes que ayudarme ¿Te parece buena razón pequeña gatita?

—No, no me parece suficiente –soltó fría—. Y no me llames pequeña o gatita, ni mucho menos ambas cosas juntas –agregó con molestia y yo reí un poco más.

—Ya, ya, ya. Calmada bolita de pelos y presta atención –respondí mientras disfrutaba ver como su rostro serio cambiaba a uno de enojo.

—Tampoco me llames así –dijo seria.

—Shhhhh y escucha –ordené conteniendo mi risa al ver su rostro serio por el enojo.

Otra vez metí la mano en mi manga izquierda y esta vez saqué un lápiz cuya cobertura era negra. Sí, negro, es para haga juego con mi atuendo. Levante mi mano derecha con la palma apuntando hacia arriba y un pequeño punto de luz brilla flotando justo sobre el centro de la palma de mi mano, tal como mi guadaña, el punto de luz brillo de manera más intensa y fue tomando una forma de un prisma achatado. Al dejar de brillar un cuaderno cayó sobre mi mano, este era de color rosa. Sí, color rosa porque el rosa y el negro se ven bonito ¿Verdad?

Abrí el cuaderno en el centro que dio justo en una hoja blanca.

—Tienes que ayudarme a hacer unos diálogos ¿Sí?

—¿Diálogos para qué? –preguntó confundida.

—Ay Yuk ¿Dónde andas? –dramatice—. ¿Acaso no escuchaste mi plan?

—¡SI NO ME EXPLICASTE NADA! –gritó y yo me eche a reír.

—Lo sé, lo sé –conteste entre risas para calmarla—. Tengo que prepárame para actuar, es parte del plan. Ahora te lo explicó.

—¡EXPLICAME CHICA! –ordeno gritando—. ¿Acaso no te das cuenta que soy una gata y la curiosidad me matara? Me pones ansiosa –confeso y yo reí—. ¡YA! Por favor, no seas así y cuéntame –rogo—. Me harás morir de curiosidad.

—Tú ya moriste, no puedes morir otra vez –respondí entre risas.

—Escúchame –habló con un tono de voz muy serio y autoritario. Vi que se sentó con una expresión totalmente seria mirándome fija, al verla mis risas se calmó y comencé a prestarle atención—. Remorire si no me dices –amenazó y yo comencé a reír otra vez, esta vez sin control.

—¡REMORIRE! –grité mientras me reía.

Historias De Otros Mundos Y TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora