UN ÚLTIMO DESEO - PARTE 9

0 0 0
                                    

Logramos entrar a la casa sin problemas. Literalmente atravesamos la puerta, ya saben el porqué. Adoro estas habilidades del modo oculto, me hubiera gustado tenerlas cuando estaba viva. La casa se veía normal y una señora de aproximadamente 40años iba de aquí para allá con acomodando cosas en una mesa. Azúcar, yerba mate, mate, termo. Estaba por tomar mate. Con solo verla en ese momento me dieron antojos de mate, joder que extraño tomar mate y voy a satisfacer mis deseos de mate al terminar este trabajo. Ya veré como hago para conseguirme un set matero.

Durante las dos cuadras planeamos como haríamos esto y ahora ejecutaríamos el plan.

Chasque los dedos otorgándole a Yuk la “interacción total” con el mundo físico y ella comenzó a caminar maullando para captar la atención de la señora lo cual hizo. La señora la siguió hasta cargarla para ver su sexo.

—Hola gatita ¿Estás perdida? –dijo con una voz tierna.

—No, estoy muerta —soltó Yuk en un tono de voz totalmente serio y la señora la soltó del susto.

Adrián y yo mirábamos la escena a tan solo un metro detrás de Yuk.

—¡¿Qué?! ¡¿Hablaste?! –pregunto nerviosa.

Chasque los dedos y los pelos de Yuk comenzaron a caer y las heridas que tenía cuando murió aparecieron. Yuk comenzó a caminar hacia la señora y ella retrocedía.

—Mírame –dijo Yuk mientras avanzaba—. Tú me mataste –comentó Yuk y volví a chasquear los dedos para que el poco pelaje que le quedaba comenzara a ver dejando su piel que comenzó a caerse dejando ver sus carnes y posteriormente su carne cayó dejando ver sus huesos hasta que estos cayeron dejando ver su forma alma que era Yuk antes de ser atacada y morir.

—¿Cómo que yo te mate espíritu? No lo entiendo. Jamás toque a gatos o gatas en estos meses.

—Tú no, pero tus perros sí –contestó Yuk—. Tú les ordenaste separar a una familia y era quien me interponía ¿Ya me reconoces? –agregó la felina.

—Eras la fuerza protectora –respondió la señora como si ya la reconociera—. Eras tú…

—Sí… yo…

—¿Qué quieres? –pregunto temblorosa la señora.

—Vengo a ver como dejas de destruir a mi familia.

La actitud temerosa de la doña cambio totalmente, su boca que tiritaba se volvió una curva por la sonrisa malvada que se formó en su rostro.

—Gata tonta… —susurró y silbó y a sus lados aparecieron dos perros demoniacos—. Ataquen a la gata –ordenó y estos se abalanzaron hacia Yuk y Adrián salió disparado de mi lado hacia Yuk senvainando su espada que cargaba en la espalda y de un corte a cada demonio los hizo cenizas. Adrian se mostró ante la Señora y se hizo a un lado porque yo también deje el modo oculto para que me viera. La cara de horror de la señora era incomparable.

—¿Ustedes quiénes son? ¿Qué son? –preguntó con miedo y está vez podía sentir su miedo, era totalmente real.

Comienza gustarme esto de sentir el medo de la gente. Adrián se veía solo como la sombra de alguien encapuchado con una espada y yo me veía como un esqueleto que usaba capucha negra gastada y tenía una guadaña en su mano. Yuk volvió al modo oculto.

—¿Acaso no me reconoces humana? –pregunté y mi voz femenina pasaba a ser de esas voces de películas de terror—. Soy la muerte –confesé y los ojos de la señora se abrieron y su boca temblaba, me gustaba sentir ese miedo que se esparcía por su cuerpo y la paralizaba—. Haz hecho mucho mal y haz hecho tratos con los mismísimos demonios. Tú ya no puedes seguir con vida, te digo oficialmente que tu tiempo en este mundo se ha acabado.
—¡NO! –gritó y silbo otra vez, pero está vez ningún perro demoniaco apareció.

—Ni te esfuerces, hiciste trato con demonios y aunque ellos prometido aparecer cada vez que los llamen pueden dejarte abandonada en momentos así.

—¡No!¡Muerte perdóname!¡DIOS! –suplicó poniéndose de rodillas—. ¡YO ME ARREPIENTO!¡NO VOLVERE A HACER ESTE TIPO DE COSAS! –quebró en llanto—. ¡DEJEME VIVIR POR FAVOR! –suplicó juntando sus manos y comenzó a rezar un padre nuestro.

—Ya es tarde –solté y puse la punta de la hoja de mi guadaña en su garganta aprovechando la distancia y nuestras poses, joder que buena escena.

—No por favor, se lo suplico. Déjeme mostrar que puedo cambiar –imploró en voz baja llorando mientras miraba a los ojos, aunque ella seguro solo veía un color negro vacío donde deberían estar mis ojos.

—Es una vida tarde –dije por Yuk—. Una adicción, un desamparo y muchos maltratos tarde –agregué por la familia de Yuk.

Deslice mi guadaña cortando su cuello. No hubo sangre ni nada. No corte su cuello humano, la cuchilla atravesó el cuello humano sin hacerle daño, corte el cuello de su alma. Al instante a la señora le vino un paro cardiaco y su cuerpo se desplomó en el suelo sin vida. Una esfera de luz blanca manchada con rojo salió del cuerpo y desapareció. Esas manchas rojas eran señal de corrupción demoniaca. Esa alma ya estaba perdida, no tenía salvación, no podía llevarla a enmendar sus pecados para que pase al paraíso.

Adrián y yo pasamos al modo oculto con Yuk y estábamos en nuestras formas originales de angeles.

—Listo Yuk, cuatro regalos de cuatro –comenté y al verla lagrimas caían de su rostro.

—Gracias –soltó y comenzó a llorar.

Volví a dar dos golpes en el suelo teletransportandonos dentro del hogar del Yuk.

—Y este es mi regalo para ti –hablé, ella miro a sus alrededores—. Que veas que tu familia está bien y he cumplido con mi palabra –termine de hablar y al ver a la felina note que muchas lágrimas recorrían su rostro y me dieron ganas de llorar a mí también—. Ay ya basta Yuk o llorare yo también.

—¡Mamá! –se escuchó una voz femenina y cuando miramos era una de las hijas de Yuk en forma alma.

Dato. Cuando duermen pueden pasar a su forma alma que es como enfrentan a los demonios del hogar o pueden hablar con espíritus o ángeles, justo como ahora. Apenas esa pequeña gatita habló otros dos gatitos aparecieron en forma alma. Los tres jóvenes felinos se acercaron a saludar a su madre. Ella nos presentó y les comentó lo que hicimos por ella y la familia (menos la parte de que ella murió.

—Mamá… ¿Tú…? –pregunto la gatita con voz temblorosa y Yuk asintió.

—Sí, he muerto hace unos días atrás.

—¿No te vas a quedar? –pregunto unos de los gatitos echándose a llorar y Yuk negó con la cabeza.

—Tengo que irme, mi tiempo en este mundo ha terminado. No puedo quedarme más tiempo, fue lindo estar en sus primeros pasos mis pequeños y pequeña. Los amo.

“Joder” pensaba para mí porque podía sentir el dolor de los pequeños y de Yuk, pero solo lloraban los pequeños mientras Yuk contenía las lágrimas. Quisiera esa habilidad de poder contener las lágrimas en este tipo de momentos tan duros.

—De hecho… tienes unos minutos más en este mundo Yuk –hablé—. Yo te esperare afuera para irnos –agregue saliendo de la casa con Adrián siguiéndome.

Historias De Otros Mundos Y TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora