• Capítulo 3 - Este Maestro quiere que estés bien

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En el vigésimo noveno año de la República de China (1940), al comienzo de la primavera, el viento del este se volvía más cálido, la tierra se descongelaba, los insectos salían de sus cuevas y los peces nadaban junto a los fragmentos de hielo restante.

La primavera llegó extraordinariamente temprano en el sur. Qin Shu se puso una prenda sin forro del color de la luna, su favorito.

Al anochecer, fue a la sala a cenar como de costumbre, pero extrañamente Shui San'er no estaba en la mesa. Qin Shu se sintió extraño, agarró a un pequeño cocinero que estaba sirviendo los platos y preguntó– ¿Dónde está tu Maestro San?

No sabía en qué estaba tan ocupado Shui San'er en los últimos días que de forma inesperada no lo persiguió ni molestó en mucho tiempo. Estaba acostumbrado a tenerlo cerca y de repente sintió que alguien faltaba. Qin Shu, inesperadamente comenzó a sentirse incómodo.

–El Maestro San bajó la montaña esta mañana– Después de que el pequeño cocinero respondió, miró a Qin Shu con entusiasmo. Qin Shu no tenía la intención de preguntar nada más, pero el pequeño cocinero tenía una expresión de conocimiento inagotable, estaba tan ansioso que sería capaz de tocar una trompeta para decirle a Qin Shu "¡Rápido, pregúntame, pregúntame, sé muchas cosas que tú no sabes!"

Qin Shu tomó un sorbo de su congee y preguntó amablemente –¿Oh, enserio?

–El joven maestro no lo sabe, pero recientemente el Maestro San tiene una muy buena relación con una tienda de seda. ¡Compró un montón de telas occidentales al dueño de esa casa! ¡Definitivamente están reservados para confeccionar la ropa del joven maestro!...

Antes de que el Chef A pudiera terminar su frase, el Chef B agregó apresuradamente – Además, últimamente el Maestro San ha estado prestando mucha atención a las flores y plantas. Lo vi comprar varios carros de flores hace unos días. Todas son variedades occidentales. No son fáciles de ver ni de conseguir. ¡Seguro quiere dárselas al joven maestro como una sorpresa!

Los pequeños chefs casi se devanan los sesos tratando de poner oro en el rostro de su propio amo. Incluso lo hacían de manera muy ansiosa.

¡No hay prisa!

Han pasado dos años desde que el joven maestro de la familia Qin había sido robado y llevado a la cima de la montaña. En todo ese tiempo, el maestro de la fortaleza fue absolutamente bueno con él, tratándolo como si tuviera miedo de que se derritiera en sus manos. Sonríe todos los días y corre a la habitación del Sr. Qin para coquetear con él, solo para ser expulsado violentamente.

El Maestro Shui estaba tan lleno de energía que Qin Shu no tenía forma de escapar. Su temperamento se volvió irritable y la frecuencia de sus berrinches aumentó bruscamente.

Cuando Qin Shu los escuchó decir eso, su rostro se sonrojó, y pronunció un oh nuevamente. Luego bajó la cabeza para beber su congee en silencio.

En ese momento, alguien afuera de la puerta informó que el Maestro San había regresado. La mano con la que Qin Shu sostenía la cuchara se detuvo un poco, y siguió bebiendo su congee lenta y metódicamente, como si no supiera nada. Así lo hizo hasta que se terminó todo el tazón.

Los jóvenes chefs observaron su rostro en busca de cualquier expresión, por más sutil que sea. Después de asegurarse de que el joven maestro Qin no tuvo ninguna oleada emocional, todos se marchitaron como berenjenas golpeadas por la escarcha. De pronto escucharon a Qin Shu decir – Voy a salir a caminar.

Tampoco hubo ninguna reacción.

Varios jóvenes chefs vieron con tristeza como Qin Shu desaparecía de su vista. El Chef A se rascó la cabeza perplejo – ¿Cómo es que a este joven maestro Qin no le importa para nada nuestro Maestro San? ¿No crees que es un poco anormal que no reaccione a algo tan romántico como enviar flores?

Yi Bai Tian DiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora