Someday it'll be me [BakuTodoBaku]

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CONFIÉSALE TU AMOR… Y ASEGÚRATE DE QUE TE ROMPA EL CORAZÓN.

Y no hay nada que hacer, excepto enterrar mi amor por ti.

No es algo que pueda asegurar, no es algo de lo que tenga certeza al cien por ciento, pero entre más pasan los días, entre los segundos corren a velocidad y él se queda atrás, siente que ya no hay nada que pueda hacer para evitar enamorarse más y más de su mejor amigo. Katsuki no encuentra una respuesta digna de su pregunta, ¿es así como va a terminar todo?
Shõto lo amó alguna vez, Katsuki lo ama en este mismo instante, solo que ambos no supieron sobrellavar la situación, ambos decidieron dar por sentado que nada de la amistad que tuvieron alguna vez volvería a ser la misma. Esos momentos que compartieron juntos y los que tal vez pensaron podrían suceder, se estancaron tan cruelmente en sus pensamientos, y en su corazón.

Han pasado unos días desde que Shõto ha empezado a mirarlo tan fríamente que Katsuki no puede soportar saber que tiempo atrás esos ojos solían estar tan llenos de vida, solían mirarlo con un tipo de cariño que trascendía mucho más allá de un simple amor, era tan magnífico, tan fascinante tener la mirada de Sweetie sobre él la mayor parte del día.

Ahora ya no queda ni una sola parte de ello.

Para cuando se da cuenta, Momo Yaoyorozu está en todas partes, cerca de Shõto como si el bicolor se sintiese cómodo con su presencia, Katsuki los mira desde atrás en la clase de economía. La única jodida clase que comparte con su mejor amigo y el heterocromatico prefiere compartir asiento con la pelinegra. No debería estar muriéndose de celos, pero es exactamente lo que está haciendo.

No pone atención a lo que dice el profesor, pues sus ojos se clavan en la espalda del bicolor, suplicando internamente que volteé a verlo aunque sea solo una vez, necesita que Shõto lo mire, que recuerde lo mucho que lo quiere en su vida y que nunca se atreverá a cambiarlo por absolutamente nada ni nadie.

Katsuki anhela mostrarle un mundo entero de felicidad, quiere enredar sus brazos alrededor del cuerpo de Shõto y pegar su cabeza al pecho del bicolor con la tonta excusa de que ahora es más pequeño por unos centímetros, ansía por acariciar la suave piel de su rostro y depositar pequeños besos en sus labios.

—Momo, de casualidad tendrás un lápiz que me prestes —escuchó que le decía Shõto a la pelinegra.

—Yo tengo, yo tengo —Katsuki no dudó en sacar de su lapicera el color que necesitaba su amigo, dándoselo con emoción, bueno, después de todo no era un chismoso que solo estaba atento a la conversación, simplemente se había sentado justo detrás de ellos.

Shõto volteó por primera vez, sus hermosos ojos viéndolo con curiosidad y molestia a la vez, el bicolor no pudo disimular la incomodidad que sentía al tener a Katsuki tan cerca de él.