-Hace 1 día-
12 de septiembre del 2031...
Él me miró con cara indecisa, yo miré al otro, y este le miraba a él ¿Quiénes eran esos chicos? Después de despertarme no sabía ni quién era yo misma ¿Cómo esperaban los agentes, cómo esperaba el juez, cómo esperaba la ciudad entera que yo supiese quiénes eran mis dos, según ellos, "cómplices del delito"?
Pero al no recordar nada, sí que se me pasaba por la cabeza el hecho de haber asesinado a esa chica, de haber sido una delincuente en el pasado, pero tampoco podía decir que sí, que había cometido un crimen de tal gravedad.
Los tres estábamos en silencio en la parte trasera del coche policía, con las esposas puestas, mirándonos los unos a los otros, supongo que con el mismo pensamiento... ¿Quién eres?
Dejé de mirarles, estar en el asiento del medio era algo incómodo, miré un momento por la ventana justo cuando una mujer tiró una piedra que chocó fuertemente, me sobresalté, al igual que los chicos que me acompañaban. Había gente con carteles gritando y llorando por la pérdida de su ser querido, esta nos miraba con asco, y en ese entonces pensé en una frase que me vino a la cabeza de repente, como si fuese un recuerdo: "¿Qué he hecho yo para ser odiada, cuando nunca he odiado a los que me odian?" Me preguntaba quién habría dicho esa frase, esa pregunta a la cual yo no hubiese tenido respuesta, porque, ¿Hay acaso una persona tan ilusa en el mundo como para preguntar algo así? No existe nadie que no haya odiado a aquel que le trata mal, a aquel que le causa dolor y sufrimiento, no existe persona en el mundo que no sienta el odio en su corazón... Nadie.
El agente abrió bruscamente la puerta y cogió de las manos esposadas a uno de los chicos sacándolo del coche, decidí salir por mi cuenta antes de que el agente se atreviese a tratarme como si fuese una bestia, pero aparecieron dos agentes más, uno me cogió a mí de las manos, tratándome justo como no quería, el otro agente cogió al otro chico que iba con nosotros, rubio, apuesto, ojos hermosamente castaños, pelo alborotado... tenía pintas de ser el típico chico que fue popular en el instituto, no parecía ser un delincuente, examiné al otro, un chico africano, bastante apuesto, me atrevería a decir que incluso más que el otro. El chico me miró y me sonrió con un toque de tristeza, su sonrisa me decía "yo tampoco sé qué hago aquí".
Me pregunté a mi misma por qué pensaba en chicos cuando estaban a punto de encarcelarme (dado el hecho de que nunca antes había pensado en el amor, aún a mis 22 años... O esa es la sensación que tengo, como ya he dicho, no recuerdo prácticamente nada), y sin darme cuenta, ya estaba sentada en el tribunal junto a una mujer, mi supuesta abogada. Era rubia, llevaba el pelo no muy bien recogido en un moño, aunque parecía ser hecho así a propósito, unas gafas de sol en las que estaba grabada la palabra "expensive" y un smoking con falda de tubo que enseñaban bastante, se miraba las uñas como si fuesen su mayor preocupación en ese momento. Me pregunté a mi misma: ¿y esta es mi abogada? Después de unos minutos, bajó la cabeza y alzó la vista, dejándome ver sus resplandecientes ojos azules.
-Te sacaré de aquí.-Me dijo, con una mirada decidida, cogió mi mano y me dio un... lápiz de ojos, no me lo podía creer.
Estaba a punto de levantarme de la silla y dejar claras unas cuantas cosas a mi "abogada", pero ella me cogió del brazo tirándome hacia ella, hasta que nuestras caras estuvieron separadas por unos pocos centímetros.
-Que no se te ocurra hacer ninguna locura, tu vida está en peligro al igual que mi maldito trabajo ¿Me entiendes? Así que siéntate y controla tus niñerías chica, ya no tienes 16 años, mira a tu alrededor y te darás cuenta de lo que pasa.
Lentamente me senté, hice lo que dijo, miré a mi alrededor, y entonces lo vi todo, como si de un recuerdo se tratase... La víctima, la asesina, la escena del crimen, el juez, el abogado, a los dos chicos, a una chica con las manos cubiertas de sangre, un arma, y a la policía...
Pero esa chica no era yo.
Los recuerdos no encajaban por mucho que intentase enlazar cada uno de esos fragmentos que llegaban a mi mente uno tras otro, eran como un puzle en el cual...
-Faltan piezas.-Dijo mi abogada, justo antes de la repentina explosión que se produjo en una alejada parte del juzgado.
Me cogió del brazo y corrimos, entre el humo, los gritos, y las lágrimas.
-No será el mejor momento, pero me llamo Christie, y soy, ya sabes... espía.-Dijo mientras huíamos por las transitadas calles de Madrid.
13 de septiembre de 2031
Abrí lentamente los ojos y me encontré envuelta en una inmensa oscuridad, intenté moverme pero fue imposible, mis piernas y brazos no respondían, intenté decir algo, gritar, pedir ayuda, me salió un simple hilo de voz, ni siquiera mis cuerdas vocales me ayudaban en un momento así... Mi cuerpo estaba totalmente paralizado.
Intenté reprimir las lágrimas, estaba tumbada en el frío suelo, sumida en la oscuridad. Recordé lo que me sucedió antes de perder la consciencia, como entré en el juzgado siendo acusada de algo que ni siquiera recordaba, recordé la explosión y la recordé a ella, a Christie, mi abogada.
Pude empezar a distinguir cosas que fueron visibles a pesar de la falta de luz. Pude ver una puerta, yo estaba tumbada al final de la sala vacía, no habían mesas, ni sillas, ni ninguna cama, vacío, lo único que pude distinguir fue la forma de una lámpara de araña en el techo. Escuché unas voces acercándose a la puerta de la sala, acompañadas por la marcha de unos tacones que se acercaban pisando firmemente. A medida que la presencia de las personas se hacía más notoria, mi ritmo cardíaco iba aumentando, más, más y más. Mi cara se llenaba de sudor y el miedo se apoderaba de mí.
Entonces, la puerta se abrió dejándome ver a mi supuesta abogada, quien me reveló ser espía justo después de la explosión, de la cual salimos victoriosas.
-Buenos días, Helena.-Al parecer era de día, lo que me hacía pensar que, o aún no había pasado el día, o yo había pasado la noche allí.-siento que hayas tenido que despertar en estas condiciones.
Christie iba acompañada por una mujer, quien iba vestida con una gran bata blanca, unos guantes elásticos del mismo color y llevaba un tapabocas, lo que más me llamó la atención fue, sin dudarlo, la jeringuilla que llevaba en la mano.
-Intentamos ayudarte Helena, así que deja que Sarah haga su trabajo, aunque no podrías hacer nada teniendo en cuenta tu estado.-Se rió mientras se acercaba a mí seguida de la supuesta Sarah, quien se ajustaba el tapabocas.
Tranquila, no soy tóxica.-Pensé, aunque si hubiese podido, lo hubiera dicho en voz alta.
Intenté moverme, escapar, aunque sabía que mis esfuerzos eran en vano, el hecho de no saber qué contenía esa jeringuilla me estaba matando.
Pero si iba a morir, preferiría al menos que fuese sabiendo quién soy.
Y algo me decía que no iba a tardar en averiguarlo.
-Solo intentamos ayu....-La voz de Christie dejó de llegar a mis oídos. En ese mismo instante en el que sentí una fuerte presión en el brazo, todo se volvió negro, más negro de lo que ya era.
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Helena
Mystery / Thriller"Miré a mi alrededor, y entonces lo vi todo, como si de un recuerdo se tratase... La víctima, la asesina, la escena del crimen, el juez, el abogado, a los dos chicos, a una chica con las manos cubiertas de sangre, un arma, y a la policía... Pero esa...