Capítulo 8

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Le acabo de explicar el plan a Marta, algo tan sencillo como acercarnos a una jaula, una de las dos entreteniendo al RP3, y la otra robando la cena. El número de muertos ha aumentado considerablemente, los robots siguen sin acercarse a nosotros a menos que intentemos robar.

-Pero, Helena... Solo una de nosotras conseguirá la cena.-Comenta Marta, yo misma me estaba planteando esto.-No hemos de ir ambas a por la misma, un robot contra cada una.

-¿Dónde queda entonces la distracción?

-Hay mucha gente enfrentándose a los robots, aunque ninguno ha conseguido derrotar a uno solo, hay que aprovechar y utilizar a las demás víctimas como distracción, o más bien como sacrificio.

Me doy cuenta de que la Marta miedosa a la que vi antes ha desaparecido mágicamente... Nunca sabemos en qué tipo de monstruo nos podemos convertir hasta que estamos nosotros solos ante según qué tipo de situaciones, y absolutamente todos aquí somos monstruos, controlados por los que nos observan desde arriba.

Observo a mi... No se aún si compañera o rival, y asiento. Giro sobre mí misma, observando a cada uno de los tantísimos PR3, cada uno devorando a una víctima, a una víctima que no valora su vida, y se lanza hacia la muerte, y es que, ¿Cómo valorar algo que no recuerdas?

Si de algo me doy cuenta, es de que aquí, la gente lo da todo por perdido. No existe un mañana, no existe la libertad, no existe la vida, lo más cercano a ellos, la muerte, es la única salida. Y ahora yo misma estoy metida en ese "ellos", una víctima más, solo que, aún sin recordar nada de mi pasado, algo me dice que siempre odié la idea de rendirme. Y la odio ahora, más que nunca.

¿Tú, Hannah? ¿Rendirte tú? Estás en lo correcto, nunca lo has hecho, y mientras tengas las capacidades que de ella heredaste, jamás tendrás la necesidad de rendirte. Hazme caso, pequeña H, de Helena o de Hannah... como sea que ahora te llames, no me necesitas para nada más que para guiarte hasta la realidad, estoy aquí para que la llave encuentre la puerta, pero no la puerta que conduce a la Exterminación, sino la que da paso a nuestra tan ansiada libertad.

La voz que ya antes sonó en mi cabeza, vuelve a pronunciarse, mientras, otra vez, siento que el mundo se para, y se vuelve a desparalizar.

Lo siento por esto, H... pero aún no estás preparada para recorrer este camino.

El repentino mensaje, emitido por esa misteriosa voz femenina, me deja descolocada, comienzo a sentir náuseas y mareos, siento que mi vista se vuelve borrosa y que el mundo a mi alrededor gira bruscamente. Me pongo la mano en la frente, intentando mantener el equilibrio. Entre gritos de lucha, entre sangre y agonía, Marta me observa, con la caja que contiene la cena entre las manos, y gira la cabeza, inexpresiva, proclamándose primera vencedora de la prueba, dejándome caer al suelo mientras miro hacia arriba. Christie me observa fijamente, pero ella sí muestra expresión, de preocupación, de molestia, de decepción.

Termino cayendo al suelo, sin conocer la razón de mi repentino malestar, y entonces me doy cuenta, me espera un viaje más al pasado.

10 de julio de 2029

-¡Hannah!-gritó Leo, con un tono enfadado.-¿Qué se supone que haces?

Apreté el gatillo una vez más, mi oponente cayó rendido.

-Lo siento Leo, estaba despistada ¿Cómo quieres que no lo esté?.-Me disculpé, molesta.

-¿Puedes dejar ese tema a un lado? No es algo que tratar en medio del campo de batalla.

-¿Qué campo de batalla, Leo?-Giré sobre mi eje, observando el vacío túnel en el cual nos encontrábamos, solo estábamos yo, mi compañero, y el oponente al cual acababa de abatir después de fallar el primer disparo.-¿Qué tipo de misión es esta? Me pregunto que se le ha debido de pasar al jefe por la cabeza, encima, enviándonos aquí a los dos juntos...

HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora