Capítulo 6

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Empiezo a dar vueltas sobre mí misma observando la catástrofe creada, entonces me doy cuenta de que no tenemos armas, todo se resume en fuerza bruta.

Los PR3 están sueltos, pero no se alejan de las jaulas, atacan a todo aquel que intenta acercarse a ellas. En vez de enfrentarse a los robots, las víctimas se matan unas a otras, lógico: cuantos menos rivales, más posibilidades de salir victorioso.

Los robots de tres cabezas no se mueven de delante de las jaulas, como perros guardianes protegiendo su manjar, ahora logro entender lo de "robarle el manjar a las bestias".

Las pocas personas que se lanzan directamente a los PR3, acaban o muertas o gravemente heridas.

Estupefacta ante tal escenario, decido que no he de quedarme parada, pero ¿Hacia dónde se supone que he de ir? ¿A luchar contra cualquier otra víctima? Sé seguro que perderé ¿A enfrentarme a los robots? Acabaré muerta, eso está claro, la fuerza no es una de mis aptitudes, si esto se rige a base de la ley del más fuerte, estoy más que muerta.

Cuando empiezo a pensar en la manera de pasar viva la noche, siento un fuerte empujón en mi espalda que hace que caiga al suelo, siento la sangre en mis labios.

-Helena...-Oigo la voz de Marta a mis espaldas.-He sido yo, pelea contra mí.

-¿Qué...?

Chillo de dolor al sentir un pie pisar fuertemente mi mano, después mi espalda, y a continuación mis piernas.

Joder, esto es un campo de batalla, hay víctimas golpeándose y huyendo de un lado para otro ¿Qué hago tumbada en el suelo?

Recojo las fuerzas necesarias para levantarme, me giro y encaro a Marta, quien intenta ponerse en una deprimente posición de lucha.

-Los abogados observan, sobretodo la rubia esa...-La voz comienza a temblarle.-Lucha contra mí, yo... yo solo quiero sobrevivir, Helena...

El miedo en su mirada y el temblor en su voz la delatan, piensa que va a morir por ser la más débil.

Entonces, un cuerpo sin vida totalmente ensangrentado cae entre nosotras, mientras intentamos mantener el equilibrio y no caer al suelo por los constantes empujones y golpes.

Las dos nos quedamos observando fijamente el cadáver, hasta que Marta suelta un chillido, aprovecho para propinarle un puñetazo en el rostro, que hace que calle y caiga al suelo.

Ella chilla de dolor mientras se tapa el rostro, yo me agacho poniéndome encima de ella, le quito las manos de la cara y le agarro el cuello del mono, quedando su cara a centímetros de la mía.

-Que no se te ocurra hacer ninguna locura, tu vida está en peligro al igual que la mía ¿Me entiendes? Así que levántate y controla tus niñerías chica, ya no tienes 16 años, mira a tu alrededor y te darás cuenta de lo que pasa.-Le digo, repitiendo las mismas palabras que me dijo Christie cuando la conocí, apoderándome de una fuerza de voluntad que no sabía que tenía.

Marta observa a su alrededor atemorizada, y con los ojos como platos y llenos de temor, me observa fijamente a los ojos.

-¿Te has dado cuenta? Este no es lugar para tonterías, o te los comes, o te comen a ti, no hay punto medio.

Marta sostiene su mirada fija en la mía, entonces una víctima cae bruscamente sobre mí, lo cual hace que yo caiga sobre Marta. La víctima se levanta de encima de nosotras, y continúa luchando contra su oponente. Las dos estamos heridas, me echo a un lado quitándole mi peso a Marta y gimo de dolor.

Entonces ella se levanta rápidamente y me propina una patada en el estómago, esta vez soy yo la que se retuerce en el suelo.

Marta queda de pie, otra vez con su posición de pelea, pero esta vez más segura de sí misma, con una mirada que irradia convicción.

-Levántate.-Me ordena.-Tirada en el suelo no sobrevivirás.

De mientras...

En el piso superior de la sala, los abogados observan insatisfechos la situación. Una sombra aparece detrás de Christie, quien observa indiferente la batalla, la persona desconocida empieza a hablar.

-Aburrido ¿Verdad? Tan solo se matan unos a otros, prácticamente ninguno de ellos se lanza hacia el verdadero objetivo, no es que sean inteligentes y hayan decidido cargarse a la mayoría para así tener más fácil conseguir la cena, sino que tienen temor a enfrentarse a los robots. Y los pocos que se lanzan son seres estúpidos e idiotas que jamás piensan en las consecuencias de sus actos, personas que se avientan al inmenso abismo esperando tocar suelo.

Christie se queda en silencio, con la mirada aún fija en el caos, lo que acaba de decir la persona que se sitúa detrás de ella es totalmente cierto, lo cual logra irritarla, pero no muestra emoción alguna.

-Esperabas más de tu chica ¿Verdad?-La persona deja de esconderse detrás de la rubia para posicionarse a su lado, mostrándole una sonrisa burlona.-Me apuesto a que no cenará esta noche... ¿Qué crees, morirá a manos de los robots, o sobrevivirá y la mataremos nosotros? Ahora que lo pienso, no podemos matarla, no puede morir, desataría una catástrofe que ella falleciese... ¿Qué harás Christie? Viendo lo pésima que es, no veo salvación para ella.

-Cierra la boca, Layla.-Responde esta vez Christie.-Sabes que Hann... Helena, Helena no es estúpida, y esta prueba es realmente fácil para ella, solo que aún no lo sabe.

-Claro, hermanita, tú y tu mente privilegiada.- Layla pone los ojos en blanco.-Esto no es la ley del más fuerte... Sino la del más inteligente, tú has montado esta estúpida prueba a propósito para que tu "hermanita" descubra de lo que es capaz ¿No? Hacer que despierten sus habilidades.

Christie no responde, simplemente se digna a sonreír, observando a Helena luchar, Layla bufa indignada.

-Y la historia se repite... Una vez más, estás cavando tu propia tumba, hermana, sabes que si vuelve a pasar, ya no habrá salvación para ti, habrás fracasado, te mataremos.

Christie gira la cabeza para observar a Layla.

-Matarme... ¿No es lo que siempre has querido?

Layla le sostiene la mirada, y le responde:

-Intento protegerte, no quiero mancharme las manos con mi propia sangre.

Layla vuelve a desaparecer entre las sombras, quedando Christie sola, consciente de todo lo que suponen sus actos, consciente de que lo está arriesgando todo, hasta su propia vida, por ella.

Hannah...

HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora