—No, definitivamente no iré —dijo Prem sentándose en el sofá de su sala.
—Pero eres mí mejor amigo, debes estar ahí para apoyarme, será mí primer juego como titular —manifestó Fluke copiando la acción de Prem — Además habrá muchos chicos-
—No me importa —interrumpió Prem.
—Ya se porque no quieres ir —repuso el castaño con una sonrisa.
—Sorprendeme.
—Es por Boun ¿Verdad? —dijo acusándolo.
—No, por supuesto que no —negó Prem con nerviosismo— Ya superé a ese tonto —aseguró desviando la mirada hacia la ventana del frente.
—¿Estás seguro?
—Completamente —aseguró tratando de sonreír— Boun ya no es parte de mí vida, y yo tampoco de la suya y eso lo dejó bastante claro la última vez que hablamos, o mejor dicho que discutimos. Así que no me importa si él estará en ahí o no.
—Entonces demuestralo —dijo Fluke— Demuestra que no te importa que tu ex novio éste en el mismo lugar.
—No tengo que ir para demostrarlo —repuso Prem encogiéndose de hombros— De todas formas no me gusta el baloncesto.
—Basketball —corrigió Fluke.
—Es lo mismo —bufó Prem— El caso es que prefiero quedarme aquí y adelantar un poco de tarea.
—De acuerdo, lo siento, al parecer aún amas a Boun y sé que pedirte ésto es mucho.
—¡¿Qué?! ¡No! ¡Yo ya no amo a Boun! —gritó Prem.
—Calmate, Prem, si aún lo amas está bien.
Soltando un suspiro.
—Bien, iré a tu estúpido juego —manifestó Prem poniéndose de pie y caminando hacia las gradas.
(...)
—Cambie de opinión, quiero irme a casa —susurró Prem viendo por la ventanilla del coche hacia afuera.
—Oh vamos, Prem, ya estás aquí —dijo Fluke apagando el motor del auto y guardando su llave en el bolsillo de su chaqueta— Ahora, yo tengo que ir a cambiarme a los vestidores y tú entra al coliseo y siéntate dónde quieras —añadió saliendo de coche— Suerte.
—Yo debería desearte suerte —dijo Prem arrugando el entrecejo.
—Si, pero creo que tú la necesitarás más —sonrió cerrando la puerta.
Prem vió como Fluke caminaba hacia la parte de atrás del coliseo.
Respirando hondo salió del coche.
(...)
Habían pasado diez minutos desde que empezó el primer tiempo del partido y Prem estaba evitando mirar a la cancha, o mejor dicho, a una persona en especial.
Boun.
En el primer momento en que lo vió ingresando a la cancha, Prem sintió que sus manos empezaban a temblar, se dió cuenta que Boun se veía igual de imponente que siempre, si, imponente, esa era la palabra que definía a Boun.
Salió de su ensoñación en cuanto escuchó como las chicas gritaban emocionadas y los demás aplaudían.
El coliseo estaba repleto, y a Prem no le extrañaba ese hecho, ya que el equipo de baloncesto era muy popular en la preparatoria. Además cuando él y Boun era novios, Prem venía a cada juego para apoyar al su novio pero desde que terminaron, Prem no volvio a ver ningún juego, al menos hasta ahora.
