—Oye Fluke —poniendose de pie— Si quieres podemos hacer el trabajo juntos.
—Eh... Si —cargando su mochila en su espalda— Llámame después —dijo para dirigirse a la puerta— Nos vemos, Boun.
—Fluke, espera —intentó detener pero el castaño había desaparecido.
Fluke corrió por el pasillo hasta llegar al estacionamiento del campus universitario.
Una vez estuvo casi sin aliento se detuvo y caminó entrando al coche que estaba al frente.
—Lamento llegar tarde —dijo tratando de respirar calmadamente— ¿Esperaste mucho?
—No —sonrió acercando su rostro al cuello del castaño para dejar un beso.
—Ohm —rió tiernamente— Alguien podría vernos.
—No me importa —susurró Ohm ahora besando el rostro de Fluke.
—Basta, Thitiwat —habló entre risitas empujando ligeramente al azabache— Mejor vayamos a mi casa y-
—Tienes razón —alejandose abruptamente— Por cierto, aquí tienes —dandole un billete de diez dólares.
—¿Que es ésto? —agarrando el billete.
—Es lo que me prestaste para la máquina de juegos —sonrió poniendo ambas manos en el volante para empezar a conducir.
(...)
—¿Estás seguro de lo viste?
—Si —afirmó Boun— Al principio creí que era su chofer o algo así pero cuando lo beso... No entiendo cómo pudo hacerlo ¡Era un señor! Además, le estaba dando dinero.
Riendo.
—Estoy seguro que confundiste las cosas, quizá viste mal.—No te rías, Prem, yo se lo que ví —insistió Boun— Fluke tiene un Sugar Daddy.
—¿Escuché bien? —interrogó acercándose a Prem y Boun— Natouch tiene-
—No te importa, Brown —dijo Prem con enojo— Tu no escuchaste nada.
—Hey, tranquilo —sonriendo socarronamente— No le diré a nadie.
(...)
—¿Boun? ¿Te encuentras bien? —preguntó Fluke dejando a un lado su libro.
—¿Qué? —saliendo de sus pensamientos— Uh... Si —asintió nerviosamente— Fluke, ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro.
—Eh... Somos amigos ¿Verdad?
—Si.
—Entonces me dirías sí estás saliendo con alguien ¿Cierto?
—Boun, ¿A qué quieres llegar con ésto? —preguntó Fluke desviando su mirada al piso.
—Y-yo te ví con ese señor.
—¿Señor? ¿Que señor? —interrogó el castaño mirando Boun con confusión— ¿De que hablas?
—Te ví subiéndote a ese coche y también ví cuando ese señor te besaba y te daba dinero —confesó Boun.
Fluke simplemente comenzó a reír.
Y es que ¿Que más podía hacer?
Sí, todos decían que Ohm se veía mayor pero ¿Compararlo con un señor?
—¿Por qué te ríes? —preguntó histérico Boun.
—Porque es gracioso —dijo Fluke aún riendo.