Meant To Be Secret - Muke

4. ¿Puedo...?

Luke había salido corriendo de la escuela. Ni siquiera se había despedido de Amelia o de alguno de sus otros amigos, solo había saltado al escuchar el timbre, el cual había distraído al chico que le bloqueaba el paso, lo suficiente para que lograra empujarlo y terminar de salir del patio.

Corrió con lágrimas en los ojos, se pasó la parada del bus y casi hizo que lo atropellaran, pero en ningún momento dejó de sentir aquel par de manos volver a tocarlo. A mitad del camino sus lágrimas habían conseguido compañía, el cielo se había nublado y ahora el agua caía casi tan rápido como sus pies corrían.

El frío empezó a sentirse en sus huesos, el aire lo golpeaba de una forma delicada, pero aun así lastimaba. Era como si su cuerpo hubiera perdido toda la fuerza y estuviera a nada de caer, tenía tanto miedo, de absolutamente todo, pero necesitaba hablar, necesitaba de los consejos de su tío, incluso si éstos se reducían a "voy a matarlo a golpes".

Fue por eso que corrió por media ciudad hasta quedar empapado frente a la puerta de su departamento, pero Calum no estaba ahí, y no le molestaba el hecho de que su tío fuera a demorarse un poco en llegar, pero si el ser el causante de que el chico de los lindos ojos verdes lo mirara con preocupación.

- Oh, Luke - murmuró al ver como el pequeño rubio temblaba frente a él.

- ¿P-puedo...? - Mike se movió de inmediato, permitiéndole al chico que se adentrara en el lugar y dándose un golpe mental al no haberlo hecho pasar en el segundo que abrió la puerta. Corrió hasta el baño y sacó una toalla lo más rápido que pudo, tendiéndosela al chico.

- Ten - murmuró, avanzando a zancadas a su habitación - iré por algo de ropa, no tardo - Luke solo asintió, pasándose la toalla por los rubios cabellos y dejando salir las últimas lágrimas antes de limpiar su cara con la tela.

Michael regresó con una sudadera y los pantalones más chicos que encontró, para su suerte, ambos le quedaban bastante bien al menor, quien se escondía entre sus propios brazos al salir del baño, aún con el cabello un poco más oscuro por el agua. Caminó hacia él con una taza de té, la cual provocó un suspiro de parte del rubio al sentir el calor en sus dedos.

- ¿Qué pasó? - cuestionó, viendo fijamente al labio partido del chico. Luke negó un par de veces antes de dejar ta taza casi sin beber en la mesita de al lado del sillón.

- Y-yo... - murmuró. Mike se permitió dar unos pasos hacia él cuando vio como un par de lágrimas se escapaban. Pasó sus manos bajó los ojos del chico, viendo como éste los cerraba ante el tacto - ¿Puedo...a-abrazarte? - preguntó tímido, Mike sintió su corazón derretirse al escucharlo, segundos después ya tiraba de él y lo envolvía con sus brazos. El menor, al sentirse finalmente a salvo, dejó que los sollozos se apoderaran de él, haciendo que su cuerpo entero temblara bajo el agarre del desteñido, quien no tardó en caminar hacia atrás hasta llevárselo al sillón.

El rubio dejó salir todo, cada toque, cada mentira, cada caricia que pensó que era linda hasta que se estrelló con fuerza contra su piel. Lloró recordando las imágenes, mientras las manos del mayor se deslizaban de arriba hacia abajo una y otra vez, desde su cabello hasta su espalda baja.

- ¿Quién te hizo esto, Lu? - cuestionó, incluso cuando estaba casi seguro de la respuesta. El rubio negó, haciendo que su cabeza rozara su pecho múltiples veces - Vamos Hemmings, solo dímelo para que pueda romperle la cara.

Los tristes ojos azules chocaron con la molesta mirada del mayor en el segundo que se apartó de él. Tenía miedo, pero a esto había venido ¿no? Quería hablar, y ahora podía hacerlo, tenía otra oportunidad de ensayar antes de decírselo a Calum.

- A-ayer... - tartamudeó el chico, separándose lo suficiente del mayor como para subir ambas piernas al sillón - Ayer me preguntaste que tenía en mis brazos - Mike asintió con el ceño increíblemente fruncido - S-son rasguños - susurró, dejándolos ver al levantar las mangas.