2. Michael

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El desteñido despertó con el aroma a café invadiendo su cuarto sin autorización, bufó un par de veces al percatarse de que había amanecido y eso significaba otro pesado día de universidad. Quería estar contento porque era su último semestre, positivo porque finalmente acabaría sus estudios y podría aplicarlos en algo...pero, se sentía tan cansado incluso para mantenerse de buenas.

Bajó sin muchos ánimos, sin cambiarse la pijama, solo después de ir al baño y lavarse los dientes, ni siquiera se preocupó por arreglar un poco su cabello. Calum lo esperaba en la cocina con 2 tazas ya listas de café, la propia sin leche y la de Michael con ésta y más del azúcar necesario. El moreno realmente sabía como le gustaba el café, y ni como culparlo, si había preparado una taza para su mejor amigo desde la primer semana que se mudaron juntos, hace ya más de 4 años, cuando ambos entraron a la misma universidad, pero a carreras distintas.

Calum había decidido estudiar contaduría, mientras Mike se había inclinado por la arquitectura. Cuestión que al principio, años atrás, los había deprimido, pues ambos chicos habían compartido escuela desde la primaria y el hecho de perder la universidad juntos simplemente los defraudaba. Pero, finalmente, encontraron una que contaba con ambas carreras, dentro de su ciudad, aunque a orillas de ésta, acto que los motivó a buscar un departamento para quedar a menos distancia del establecimiento.

Fue así como desde entonces los chicos se "independizaron" y prosiguieron con su irrompible amistad. Pues aunque estudiaban carreras distintas, y volvían a casa a horarios variados, siempre tomaban café juntos en la mañana y se dedicaban un par de horas al final del día para conversar acerca de éste. Además de que se turnaban para llevar al otro a la escuela, pues aunque ambos contaban con carro, les parecía tonto no aprovechar e irse en el mismo, así no solo se ahorraban gasolina, sino que se sentían acompañados.

Michael, a diferencia de su amigo, no contaba con una familia numerosa, él era el único hijo de un matrimonio fallido que vivía separado a unas cuantas calles de distancia el uno del otro. Su padre, Javier, había formado una nueva familia a los meses de divorciarse de su madre, a sus exactos 8 años. Mientras que a su madre le había tomado un poco más de tiempo, casándose cuando Michael tenía 15.

Iba un par de veces a visitar ambas familias, tanto a los nuevos matrimonios como a sus 3 medios hermanos, las gemelas de su madre: Amber y Alicia, y el odioso adolescente que había tenido su padre, Ryan. Y aunque nunca se dejó de sentir bienvenido, siempre guardó ese resentimiento de no poder tener lo que aquellos tenían: una familia.

Pero bueno, si bien sus relaciones sanguíneas eran un poco alejadas, siempre había podido contar con su moreno amigo, quien en múltiples ocasiones lo invitó a cenar a su casa, lo llevó en viajes familiares y lo arrastró a las presentaciones de ballet de su hermana menor. La familia de Calum toda la vida se había sentido como su segunda familia, y de eso se habían asegurado todos los miembros de aquella casa.

- Hoy trabajaré hasta tarde - murmuró el pelinegro con la vista perdida en su celular, Michael solo asintió mientras sorbía de su taza, cerrando sus ojos tan solo unos segundos mientras sentía el calor del líquido deslizarse por su garganta.

- ¿Alguna razón?

- Necesito un poco más de dinero para la fiesta del viernes.

- ¿Qué no falta más de una semana para eso?

- Si, pero Luke es exigente, quiere que todos contribuyamos en los gastos...y no se equivoca, solo que su empleo no es un verdadero trabajo.

Michael sonrió ante la expresión que Calum hizo, siempre hacía la misma cuando hablaba de su sobrino, era como si sus ojos se abrieran un poquito más, y una diminuta parte del rubio saliera de ellos.

Meant To Be Secret - MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora