Capitulo 7 Una lección a cambio de un celular

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Jennette ^~^

No pensaba claro después de lo sucedido hace unos momentos. Le dolió más de los esperado, su corazón que desde hace tiempo se había vuelto muy fuerte se había destrozado en solo unos segundos.
¿Cómo de un segundo a otro puede cambiar tu estado de animo? pero ese chico lo había  logrado. Lo peor es que solo acabe siendo insultada y no obtuve lo que quería (mí celular).

Seguir dándole vueltas al asunto no era de gran ayuda. Sin embargo había muchas cosas de las que me echo en cara, que yo también había estado planteándome desde que tome la desición de seguir los pasos de Mia (que es así como le decimos de broma a la bulimia) supongo que bromear con ella era solo para sentirnos capaces de controlarla y no llegar al limite.

Por ejemplo Mary, una de nuestro grupo y por consecuencia mí amiga ha estado faltando a la escuela por su tratamiento, su mamá la encontró vomitando toda la comida, no espero más y se la llevo con un especialista.

Aunque yo ya me prometí no hacerlo porque debo de ser más fuerte que eso. A veces me preguntaba si hice bien al cambiar mi forma de ser.

Por fin una vez estando calmada salí de los baños. Que es el lugar perfecto para desahogarse sin que te molesten, aunque era obvio que a él ni si quiera se le paso por la cabeza saber de mí o a donde iba.

No estaba segura si mañana iba hacer obligada a presentarme con él pero rezaba a que no, sin embargo me sucede justo lo contrario.

—Jenn ¿estas bien?—dijo alguien con una voz grave, busque a quien le pertenecía y era de la segunda persona que menos quería encontrarme—. ¿Qué haces todavía aquí?

Era el director.

—Si... es que se me ha hecho tarde— dije tallandome los ojos ligeramente

—A ver, dime la verdad ¿Por qué lloras? ¿Te sientes mal?—. Es que no tenia compasíon a una persona en este estado que solo quiere estar sola ¡no un interrogatorio!

—No es nada importante — le dije molesta. De seguro debía de tener los ojos rojos, rogaba para que no fuera a correr a decirle nada a mi mamá nada de esto, que mi mamá es peor que una detective en estos casos.

—Jennette necesito que me digas, para poderte ayudarte.

—Okey—. Sabía que no me iba a dejar en paz por un rato, así que mejor decidí soltarlo de una vez. — Solo fue una pelea entre Thomas y yo, nada importante pero si me gustaría que si es posible me cambiara de tutor, por favor

—Justamente te iba a preguntar ¿cómo te fue? pero ya veo que nada bien—dijo rascándose la barbilla como si pensara alguna solución, solo esperaba que fuera algo que no incluyera a Thomas ni Tutor juntos en una oración.— Mira Jennette, yo me encagare de esto, hablare con él pero no puedo cambiarte de tutor por que ya vienen los exámenes y solo confió en que él es el más capacitado para esta tarea.

¿El más capacitado para esto? Esto sonaba como si fueruna incompetente o una tarea imposible que solo el engreído de Thomas pudiera lograr. Pero si con un profesor me basta.

—Esta bien.— Ni siquiera tenia ganas para otra discusión. Estaba agotada y moría de ganas de tener mi celular en estos momentos.

— Bueno, creo que ya deberías de irte al igual que yo.

Y así sin más me fuí con migraña a mi casa. Solo pensando que al llegar a mi cama dormiría como un bebe.

Miércoles, en la tarde...

Hora de presentarse de nuevo con él.
En todo el día no lo he visto, tal vez mi suerte estuviera mejorando y no se ha presentado en la escuela o simplemente me estuvo evitando al igual que yo a él aunque sin tanto esmero por que la adicción por mi celular era muy alta.
No quería parecer a la típica adolescente dramática que dice que su celular era toda su "vida"  pero sin querer era una de ellas.

Otra vez, respiración honda y a entrar. Ahora seria diferente.

Al entrar al igual que ayer estaba postrado en la misma silla y con la misma atención hacia su portátil.

—Hola—, dije mientras que al mismo tiempo salude con la mano.

Pero como era de esperarse, no me saludo así que solo me senté en la silla del frente.
Solo se limito a cerrar la portátil y tras un largo suspiro, me miro.

Sus ojos me miraban fijamente, una persona normal hubiera desviado la mirada pero es que esos ojos azules eran tan hipnotizantes que me permití mirarlos por un rato y hicieron que se me subirán los colores a mi rostro.

—Dije "hola."— Dije cruzándome de brazos

—Ho-la—dijo, dibujando una sonrisa irónica en su rostro. 

—Por cierto, ¿me podrías dar mi celular?—Pensaba decirle que si no, lo iba a culpar de ladrón pero no quería complicar más las cosas.

—Aja—dijo rodando los ojos.

—Bien, entonces dámelo—. Le tendí mi mano, para que me lo entregar

—¡Ahh! ¿Lo quieres ahora?—Asentí—, pues me temo que no pasará.

Algún día el karma, tendrá cuentas claras contigo, muchachito, pensé.
Tal vez sonaba como una anciana pero así era mi subconsciente de raro.

—¿Hasta que acabemos la lección?— repetí lo que dijo anteriormente.

—Hasta que acabemos la lección—dijo chasqueando la lengua.

—Bien, pues comencemos de una maldita vez—. Entre más rápido mejor.

Cada segundo que transcurría me sentía un poco más cómoda allí a su lado, aunque a veces perdía el hilo de su explicación por que su voz me arrullaba.
No me importaba escucharlo por más de 2 horas, además por que a mi mente le gustaba hacerse preguntas sobre él.
Era tan extraño, me moría por conocer más cosas sobre él aunque a mi orgullo resentido no le gustaba admitirlo. 

—¿Ahora ya lo entiendes?—Diablos. Otra vez me quede soñando despierta.

—Si—dije, removiéndome en mi asiento—. Pero ya estoy agotada de tanta lógica, calculo y toda esas cosas.

—Pero si apenas, era una introducción, para continuar con lo más divertido— Ja. Muy gracioso, pero según yo, ya había pasado una hora o hasta más.

—Por que no lo dejamos aquí —dije mientras me recostaba en el escritorio

—Entonces no tendrás tu celular—¿Era en serio? Eso era mio y no tendría por que decidir chantajearme con el.

—¿Quieres matarme o qué? Ya dame mi celular, eso es ilegal.

Y para hacerme rabiar más, lo saco y le empezó a dar vueltas sobre su dedo.

Lo fulmine con la mirada y esta esperando el momento adecuado para arrebatárselo.

—¿No revisaste nada verdad? — Aunque tenia contraseña, uno nunca sabe con estos mafiosos.

Hizo un mueca y solo encogió sus hombros ¿Qué siempre es así de molesto?

Definitivamente a ese chico le gustaba la mala vida.

Primera Impresión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora