Capitulo 8 Cambios de ánimos

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Thomas  •.•

Justo estaba por devolverle el celular cuando se me vino encima, esa chica si que tenia mal juicio. No solo hizo que me lastimara sino que nos caímos los dos, la pobre silla no resistió más y se fue para atrás.
Lo peor es que cayo encima de mi y obstaculizo mis movimientos.

Por fin después de lo que me parecieron horas ella se fue levantando y me escuadriño con la mirada. Su mirada se fue suavizando y exploto en carcajadas.
Tenia que quitármela de encima lo más pronto posible, estaba fuera de sí o era bipolar. Cuando por fin tuve la oportunidad la empuje y me aleje lo mas lejos posible.

—Pero ¿qué rayos te sucede a ti?—, dije molesto mientras la observaba como se levantaba triunfante con su celular en mano.

—Lo siento, pero tú lo tenias bien merecido—dijo señalandome con el dedo y soltando una que otra risita.

Esto parecía sacado de una película en donde ambos chicos se enamoran, para mí eso no era más que una ilusión de la que todo mundo habla pero nadie percibe la esencia verdadera del amor y no es más que una excusa para crecer la fé en una persona.
No quería admitirlo pero me daba un poco de miedo que ella se colara en mi interior o sentir cualquier sentimiento positivo hacia ella.
Mejor tomar distancias desde antes.

—Bueno, no importa pero ni se te ocurra volver a hacerlo — le advertí.

Pero solo actuó como una niña inmadura imitándome con el movimiento de sus labios.

—¿Sabes qué? ya me tengo que ir—dije tomando mi mochila.

—Bien, yo igual —dijo mientras acomodaba sus cosas.

Salí del salón lo más pronto posible pera alargar la distancia entre nosotros. Pero ella salio corriendo así que no pude evitar correr yo también.

Fue una carrera reñida hasta el estacionamiento.
Tome un atajo pero era rápida, por que justo hoy no trajo una de sus zapatillas mata-personas. Pero aún así tuve que parar por que ya estaba pasandome de donde había dejado mi bicicleta.

—¿Acaso me estas persiguiendo?— le pregunte entre cortado por falta de aire.

—¿Acaso estas huyendo de mi?— replico, con su mirada fija en mí. — Tranquilo, solo corrí por que quería acompañarte, pero esto comprueba de nuevo lo engreído que eres.

—No empecemos con esto otra vez, por favor—murmure, caminando hacia mi bicicleta.

—Okey, bueno hasta mañana— se dio la media vuelta y se fue alejando.

Pero que rara era o tal vez tenia razón mi mamá sobre esos irritables cambios de estados de la mujer, al menos esa era la excusa de ella cuando entraba en un estado bipolar.

Hoy no tenia ganas de nada y con esto me refería a que no quería lidiar con mi papa todavia, si es que él estaba en casa.
Pero sonó mi teléfono y mis futuros planes se vinieron abajo.
Un mensaje.

Papá:
Thomas, apresúrate tenemos visitas.
Te estamos esperando.

Mejor ignorarlo. No tenia ganas de ver a otra de sus mujeres aunque en el mensaje sonaba como si fuera varias personas o tal vez fuera peor y solo fueran dos mujeres a la vez.
Pero ¿por qué me presentaría a dos mujeres? aunque no me sorprendería que lo hiciera. Tenia que ir para no quedarme con los pensamientos que solo mi imaginación se limitaba a tener.

Al llegar lo supe, de seguro era alguien de suma importancia para mi padre, al entrar se percibía el olor de los condimentos de la comida y la fragancia dulce de un hogar cálido.
Todo eso se había perdido desde hace tiempo, pero era sorprenderte los fragmentos de recuerdos que traía consigo.

Primera Impresión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora