Capitulo 15 Los raros

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Jennette.

El aroma y la fragancia de ingredientes pigmentaba el alrededor.

Se sentía bien ir a su lado, se sentía bien por un segundo dejar de preocuparte por lo que los demás dijeran y hicieran e ir por allí vagando sin saber a dónde ir.

- Es agradable este sitio- dije. A pesar de vivir en la ciudad ya no creía que en la existencia de esos lugares donde hubiera tranquilidad y paz.

Las aves flotaban libres en el cielo, los pajarillos gorgoreaban entre la arboleda y nosotros llevábamos tres minutos caminando desde que aparcamos la bicicleta.

- Lo sé, por eso es aquí donde vengo cada receso- admitió.

Al fin se lo dijo, él si aprovechaba esos minutos fuera del instituto, no como todos los demás.

-Bueno en sí, aquí - recalco señalando una rústica cafetería que sin haberme dado cuenta ya estábamos a dos metros de la puerta.

- Entonces aquí es ¿dónde vamos a desayunar verdad?- señale, para que cumpliera con mi futuro desayuno.

- Claro que si- dijo mientras se dirigía a la puerta y la abría -. Después de ti.

Al entrar vi un lugar sencillo pero hermoso, algunas cosas son mejores así cuando lo hermoso se esconde a través de lo sencillo.

- Gracias- le agradecí una vez que entramos.

La mesa que escogimos estaba situada donde se encontraban pinturas elaboradas con técnicas originales.

- Voy a pedir, ¿tú qué vas a querer?- se levantó de la mesa esperando mi respuesta.

-¿Qué me recomiendas?-le pregunte con aire pensativo.

- Está bien, permíteme sorprenderte- Y se fue.

La tarde se evaporó en cuestión de minutos.

Disfrutar de un atardecer con aquella persona con quien piensas que es diferente al resto y que el destino lo puso en tu camino para probarte que la felicidad existe. Aunque solo sean unos segundos los que esta resplandece en nosotros, tan efímera como nosotros mismos.

-¿Qué te parece si hacemos un juego?- dijo Thomas inesperadamente.

-¿Cual juego?-conteste sorprendida ante su proposición.

-Bueno, consiste en que contarnos un secreto hasta que no quede ninguno entre nosotros- dijo y por primera vez veía ese brillo en su mirada, que me decía que ese segundo de emoción resplandecía en él.

- No lo sé, es muy arriesgado-. Seria genial conocer sus secretos pero sentía que mis secretos multiplicaban a los suyos.

-Bueno para que aceptes inicio yo-. Se puso pensativo unos segundos y dijo -. Cuando era pequeño yo tenía una obsesión con las ranas que fue tan alta aquella adicción que salía todas las noches a buscarlas y atraparlas para ponerlas en mis frascos y luego verlas fijamente. Aunque nunca se lo conté a nadie, ese era un secreto entre las ranas y yo.

-Demasiado raro- dije sin poder evitar reírme, imaginaba a aquel pequeño, en esas noches de obsesión por las ranas.

-Es tu turno, prometo no reírme como tú lo hiciste- señalo Thomas. Iniciaría con simples cosas tal como él lo había hecho.

-Bueno yo también cuando era más joven tenía una obsesión por irme a vivir a Japón, mi sueño era ese y escribir historias para hacerlas manga.- ¿Es tonto verdad?

-Creo que es genial, ¿por qué abandonaste ese sueño?- pregunto desconcertado.

Respuesta complicada, todo eso implicaba mi antigua yo y no a la que era actualmente.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2016 ⏰

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Primera Impresión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora