Capitulo 5 Jenn

128 9 0
                                    

Hace un año...

—Hola, Soy Mónica—, ¡Por dios! ¿Por qué esa chica le estaba hablando? Acaso era el día de los inocentes.—Bueno esperaba un saludo...

Al parecer no.

—Ehh, lo siento. Hola, soy Jennette—dije aún sorprendida por aquello.

—Si, lo sé—¿Enserio ya lo sabía? Esa chica era muy popular entre las chicas, por que me estaría hablando justo en este momento cuando todo el mundo se empeña en ignorarme—. Lo que pasa, es que veo que eres muy buena en matemáticas y me preguntaba si te gustaría ayudarme un poco, ya que yo soy torpe en eso

Que día más raro, pero al menos tenia la oportunidad de establecer una conversación con alguien, por supuesto que no iba a desperdiciar esa oportunidad.
Me había prometido cambiar, tal vez Mónica fuera mi boleto de la suerte.

—¡Siii!—, dije emocionada más de la cuenta.—Cuando quieras

Creo que ella noto mi emoción y por eso se compadeció de mí.

—Si que te parece mañana, ya que no le entendí a la tarea de hoy.—Eso era perfecto, con un poco de suerte y llegaríamos a ser amigas.

En efecto todo salio como lo pensé, pero al ofrecerme su amistad yo tuve también que ofrecerme a hacer algunas de sus tareas porque ella si tenia cosas importantes que hacer.
No como yo, pero tenia razón tal vez pueda sonar como si ella estuviera abusando de su amistad o de mí, al realizar casi todas sus tarea y también conforme me iba integrado con las demás también se lo iba aceptando, que el resto de las chicas me permitieran hacer sus trabajos de clase, pero a mí me parecia un trato justo  incluso Mónica me había ayudado a bajar peso, me recomendó vomitar en determinadas horas y si lo sé; esto puede conocerse como bulimia y sonar muy patético, pero yo estaba segura de que no se me iba ir de las manos.

Así fue que después de cada comida iba a baño a depositarlo todo menos el desayuno, Mónica me decía que con no vomitar el desayuno todo iría bien.

Era desagradable hacerlo pero no tenia más remedio, además estaba notando resultados favorables en los últimos meses.

Había conseguido amigas, me volvía mas esbeltas y más chicos se fijaban en mi, todos menos uno.
     
 

                          ***
Martes

Joder, ya faltaban unas cuantas horas y estaré con ese chico, "estudiando" no sé que, por que ni loca iba a ponerle atención. Ya esta, solo lo ignoraría como toda una dama.

—Jenn...estas muy pensativa, ¿sé puede saber en que tanto piensas?— Mónica ha estado mas insoportable de lo normal, debido a que el idiota de Roni no se ha presentado hoy con ella, apostaría cualquier cosa a que esta con otra chica con baja autoestima, como las otras miles de veces pero es mejor no decir nada por que me va mal más a mi que a el.

—En nada — contesto lo más cortante que puedo, ni siquiera en mis pensamientos tengo privacidad.

—Bueno, pero no te enojes. Por cierto, ¿vas a ir con Robert y con nosotros a comer, saliendo de aquí?

—No—. Equivocación, Mónica esta más que nunca  insoportable, por cierto ese chico Robert tiene como una semana que no lo veo y si solo fue una cita de una noche,  pero no deja de acosarme por el celular no se quien de mis "amigas" se lo habrá dado, y que bueno que no lo sepa quien se lo dio por que en estos momentos la arrastraría por toda la escuela.

—Pero... ya habíamos quedado —, me reclama haciendo pucheros.

—Si, pero no puedo hubo un cambio de planes agradécele al ingenioso director de esta escuela — le contesto dramáticamente

—¿Ahora de que te culpa? ¿Es un castigo?

— Para mí si — conteste irritada, no sabía si era bueno decirle que ahora tendría tutor. Mejor optar por mentir .— Pues si tengo que hacer trabajos extras para subir un poco  mis calificaciones y si no lo hago reprobaré.

—Uff... pobre de ti.

Eso era injusto, ahora que recuerdo el resto de mis amigas y Mónica, están en las mismas que yo y claro a ellas no les dicen nada.

Otro toque que anunciaba el final del receso.

Todos andaban a sus salones a paso lento.

Y yo no me quedaba atrás y al entrar al aula hay estaba el; Thomas Orwell.

Quien sabe como le hacia para aparecerse pronto por la escuela, en ningún recreo lo había visto por la cafeteria, según decía que se iba a comer a otra parte, yo sé que la comida de la cafetería es mala pero tampoco era para tanto.
Solo era un engreído puesto que el era el único en tener autorización para salir a esa hora. Era como "miren como yo si me puedo largar de la escuela a comer a no sé donde y ustedes no."

La clase de historia se paso eterna a tal paso que me dormí por unos minutos.
Thomas parecía ser el único alumno de la profesora, ella hacia una pregunta y el contestaba. En si era muy inteligente pero nadie se lo reprochaba todos preferían no meterse con el.

Ya faltaban poco para salir cuando recibí esto:

"Nos vemos en el salón de artes."

Tutoría.

Regrese a ver a quien le había echo de mensajero con una cara de dime ¿de quién carajo es esto?

Obvio que ya lo sabia, pero es que incluso en las notas es lo más cortante posible.
Aja, incluso su letra parecía sacada de Word , tal vez como la Arial 11 y que le costaba poner su nombre.

Aun así la chica que me la había entregado solo me encogió los hombros.

Acabando las clases, me despedí de las chicas y discretamente fue al salón al que fui citada. Me pregunto ¿cuánto aguantara con esto?

Debo admitir que estoy demasiado nerviosa y intimidada... ¡No! ¡Por dios! Solo es un chico, uno raro pero es un chico así que contrólate; me repito para mis adentros.

Respiro hondo y entro al salón.

Y ahí esta, sentado atrás del escritorio viendo algo en su latop.

¿Saludare? Pero eso ya ni me cuesta decidirlo, por que noto que ni se ha dado cuenta de que he entrado o simplemente me esta ignorando. Bien si así quieres jugar Thomas, así jugaré.

Después de unos eternos minutos cierra esa maldita laptop. Pero yo tampoco me he quedado sin hacer nada, saque mi celular y comienzo a mensajearme con el primero de mi lista de contactos.

Volteo a verlo, pero ya no esta.

¿Dónde se habrá metido? pero para parecer que no me da importancia sigo con los mensajes.
Que ni crea que voy a estar desesperada por que me enseñe. Pero... Ohh... ya entendí que planea ese desgraciado, entre más tiempo este aquí sin hacer nada más estaré repasando con el y yo perderé a este paso mi vida social. Pero en ese instante mí teléfono es arrebatado.

—Oye ¿qué te sucede, imbécil?—le conteste echa una furia.

—Ese no es el vocabulario de una dama como usted. Ah no... me equivocó si es su vocabulario—me dice guiñándome el ojo.

Ahora si lo mato.

Primera Impresión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora